Vida y estilo

"Yo no soy políticamente correcta. Soy honesta"

Cómica, escritora y presentadora, hace unas semanas aterrizó en EITB para presentar ‘Akelarre’
Valeria Ros.
Valeria Ros.

Hace unas semanas llegó a EITB el programa 'Akelarre', conducido por la cómica y presentadora Valeria Ros. De cara a ese estreno, Ros quiso hablar con ON para hacer un repaso a su trayectoria y contar los entresijos de este nuevo espacio.

Es humorista, presentadora, escritora... ¿Hay alguna disciplina con la que no se atreva?

En mi gremio la verdad es que he tocado todas (risas). Es verdad que cualquier nueva aventura me encanta, porque soy bastante ambiciosa y me encantan los retos. Así que no sé si me falta algo, pero si tengo la oportunidad de hacerlo, lo hago. 

Una de las facetas que más suele trabajar es la parte más humorística. ¿Cuál diría que es el secreto para hacer reír?

Yo creo que el secreto es la honestidad, y el saber reírse de uno mismo. 

Y en su caso, ¿de dónde nace esa pasión por el humor, por desatar las carcajadas del público?

Creo que con la vis cómica naces. Luego, con técnica, como en cualquier profesión, y con tablas, la puedes ir puliendo. Sabiendo qué funciona y qué no, que también es mucho de probar, prueba y error. De hecho, cuando estás en un escenario y no funciona un texto, sabes que o hay que quitarlo o hay que darle una vuelta. Al final, a través del público también te guías para aprender.

Y el sentido del humor, ¿se nace con él o cree que se puede desarrollar?

Pues yo creo que las dos cosas. Hay gente que puede que no tenga mucho, pero que a través de trabajo puede llegar a tenerlo, y luego está la gente que nace con ello. Que de repente ves y es graciosa al contarte una historia. Tiene mucho que ver con los detalles, con la manera de contar algo, al final, con la personalidad de cada uno. Pero sí que hay muchísimos casos de gente que igual no era tan graciosa, le gustaba hacer reír, o le gustaba ir a programas, late nights, que han querido formar parte de ese trabajo... Y te das cuenta que a través de mucho trabajo han conseguido ser muy buenos humoristas. 

Hablando de programas, usted ha recalado ahora en Eitb, pero ha pasado por Zapeando, Late Motiv y un largo etcétera. Si ahora la viera una pequeña versión de usted, ¿estaría orgullosa de la Valeria adulta?

Totalmente. Es verdad que la Valeria pequeña quería ser actriz, no humorista. Pero al final la vida te va guiando. Yo intenté hacer mucho casting y me formé para ello. Lo que pasa es que tuve la oportunidad de hacer un monólogo y ahí conocí a gente que se dedicaba a esto. No es que fuese fácil, pero no tenías que pasar por castings, lo hacías tú. Te ibas a un bar, creabas tu texto y gratis lo compartías. Cuando yo empecé tampoco era un gremio tan grande. Ahora es verdad que hay muchísima gente que se está uniendo al mundo cómico, pero en ese momento tampoco éramos tantos. Me pareció una manera de hacer arte sin complicaciones. 

Tengo entendido que su incursión en el mundo del humor fue bastante fortuita.

Al final, cuando llegas a Madrid, no sabes ni por dónde empezar. Había una página que se llamaba Soloactores. Ahí encontré un concurso de monólogos en Villalba, a las afueras de Madrid, y fui. Lo que me dio ese concurso fue conocer a dos personas que estaban en el circuito, y me dijeron si quería hacer un bolo. De ahí empecé a conocer el mundo cómico. 

Después de todo esto, ha llegado a hacer incluso un roast battle con una amiga, Sussy Caramelo. ¿Es fácil encajar las bromas?

Es que si no sabes encajar bromas, olvídate de esta profesión. Al final, estamos todo el día luchando por que el humor no tenga límites. El humor no puede ser políticamente correcto, porque al final no es humor. Siempre alguien se va a sentir ofendido; solo falta que nos ofendamos nosotros. 

¿Hay algún límite al humor?

Yo tengo mis propios límites. Para mí el límite es algo que no me haga gracia. Si no me hace gracia, para mí no es humor. El límite está en mi sentido del humor. 

Además de su faceta humorística, le gusta viajar. ¿Cómo es ahora volver a casa?

Me hace mucha ilusión. Como no dejo nada de lo que estoy haciendo en Madrid, tampoco tengo la sensación de volver a casa. Sí que me crea más responsabilidad, porque es raro pero me da más vergüenza hacer un programa que me vaya a conocer gente del pueblo de toda la vida, que hacer un Zapeando que lo ve toda España. 

Sin dejar de lado el resto de proyectos, ahora podemos ver Akelarre, un programa en el que está bien acompañada, por Pablo Ibarburu.

Pablo ha sido amigo mío desde que empezamos en comedia. Coincidimos y nos hicimos íntimos amigos. Trabajar con él es una maravilla. Nos entendemos muy bien.

¿Cómo es la dinámica de Akelarre?

La gracia de Akelarre es que Pablo sabe quiénes son los invitados, y yo no. Me va guiando, dándome pistas, y es una entrevista un poco loca porque yo no me he preparado nada. Ahí está la gracia del programa.

Hace unos meses también publicó un libro, Ponerme a parir, una obra que nació de muy adentro, ¿verdad?

La verdad es que sí. Cuando me quedé embarazada en el confinamiento, empecé a escribir. Me apetecía hacer un show hablando de maternidad. Me llamó Planeta, y lo que hice fue coger cosas que había escrito del monólogo, más un resumen de mi vida, mezclarlo todo y darme el lujo de poder hacer drama. Hay momentos en el libro que son duros y los cuento tal cual. 

Es una forma de desahogarse, ¿no? Porque a veces parece que la maternidad tiene que ser idílica, pero nada más lejos de la realidad.

Ya te digo que yo políticamente correcta no soy. Yo soy honesta. Y mi embarazo no es que fuese duro, pero se me juntó con la pandemia, mucha soledad... Fue algo que apareció y todo el comienzo de tener la niña fue complicado. Seguramente a todas les pase lo mismo. Mi contexto lo cuento en el libro. Forma parte de mi personalidad buscar el humor en cualquier drama. De eso básicamente trata el libro.

2023-02-20T15:55:07+01:00
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