Cultura

Unai Quecedo (Akatz): “En lugar de aburrirnos, preferimos ver vídeos chorras en Instagram”

Convertidos en leyendas del reggae y ska vasco, la banda de Bakio publica su tercer EP de versiones 'A Go Go, 3'
El numeroso combo vasco de música jamaicana inició su andadura en 1992 y sigue al pie del cañón desde entonces.
El numeroso combo vasco de música jamaicana inició su andadura en 1992 y sigue al pie del cañón desde entonces. / Cedida

Actualizado hace 8 minutos

Bakio, 1992. Un grupo de amigos adolescentes aficionados al reggae y que compra discos en la desaparecida tienda de Bilbao Rasta Shop, uno de los refugios jamaicanos pioneros en el Estado, forman una banda con un deliberado error ortográfico. Akatz (que proviene de akats: error o fallo en euskera) han publicado discos como churros desde entonces, con una periodicidad que no atiende a las leyes del mercado y desarrollando una versión euskotropical que se miraba en el espejo de otros históricos, Potato. “En estos casi 35 años hemos ido al local de ensayo, como mínimo, un día por semana, hemos sacado una referencia cada 18 meses y hemos dado al menos 10 conciertos al año. Nunca nos hemos parado a pensar o a coger aire”, cuenta Unai Quecedo, ‘Bita’, cabeza visible del numeroso combo vasco que este otoño ha lanzado su tercer volumen de la serie de versiones A Go Go, en la que revisan seis temas clásicos del soul, el jazz, el ska y el mambo.

El EP A Go Go, 3 (publicado por Brixton Records, la tienda y sello de la calle Somera de Bilbao) se abre con una sorprendente letra en castellano, toda una patada a la yugular de la vida moderna, del clásico de Nina Simone Ain’t Got No, I Got Life: “No tengo mail, no tengo chat, no tengo Facebook, menos WhatsApp. / No tengo Tuenti ni Telegram. / No tengo Twitter, no uso Youtube. / No tengo Netflix ni HBO. / No tengo Disney ni Vodafone. / No tengo Amazon ni Rakuten. / No soy de Orange, no tengo Drive ni Movistar (…). / Lo que tengo lo sé, mi vida es plena y real”.

¿Con tantas tecnologías y redes sociales nos estamos perdiendo la vida? 

-No sé si es tanto la vida como lo que sucede a nuestro alrededor. Nos estamos perdiendo cosas en un plano más cercano, muchos detalles de la vida que se nos escapan por estar mirando el móvil y convertirnos así en esclavos de las nuevas tecnologías sin que nos hayan pedido ningún tipo de permiso para ello. Pero también soy consciente de que ahora la comunicación y el acceso de información está más a mano que nunca. Antes para poder buscar música jamaicana tenías que recorrer kilómetros e ir a otro barrio o ciudad. Ahora con un poco de pericia lo tienes en cinco minutos en el móvil.

Lo que usted sí que tiene es WhatsApp y un e-mail para poder concertar esta entrevista. No es plan de renegar de todo. 

-(Ríe). La canción es un alegato al 100%. Nosotros no somos ajenos a las nuevas tecnologías. Para Akatz, por ejemplo, Facebook ha sido muy importante y nos ha permitido mantener el contacto con gente y aficionados que están muy lejos de aquí. Si no fuera por WhatsApp tendría que hacer ocho llamadas y contactar con un teléfono fijo a una hora concreta para poder cerrar un concierto. Ahora es todo más inmediato. Las nuevas tecnologías nos dan libertad para muchas cosas y nos quita el aburrimiento, que nos empuja seguramente a ser más creativos. En lugar de eso, preferimos ver vídeos chorras en Instagram.

Pódium de estrellas jamaicanas

En los medios generalistas, muchas veces cuesta sortear los tópicos del reggae y la cultura jamaicana en general. Pero de Bob Marley y Jimmy Cliff también se sale. Si hay un lugar en el mundo que se asocia a la música ese es Jamaica, con una productividad discográfica asombrosa para un país que no alcanza los 3 millones de habitantes. El líder de Akatz recomienda fervientemente a Prince Buster, “el artista jamaicano por antonomasia y que podría escucharlo a cualquier hora del día”. Buster además fue clave en esparcir la semilla del reggae y el ska en el Reino Unido, gracias a su decisiva influencia en bandas como Specials, Madness o The Beat. El pódium de Unai Quecedo ‘Bita’ se completaría con Derrick Harriot (“ha aportado muchísimo como productor y cantante”) y los incombustibles The Skatalites, el origen del ska y el combo con algunos de los “músicos más reputados de la isla”. 

Definen la serie A Go Go de versiones como el I+D de la banda. ¿Los grupos interpretan temas ajenos cuando se quedan sin ideas o es un recurso como cualquier otro?

Nunca nos hemos parado a pensar o a coger aire

-Es un recurso más. Te encuentras a artistas que son hijos de su momento y están a la vanguardia y a los que, unos meses después, se les acusa de plagio. Las melodías están en el aire. Realmente son pocos los artistas que han innovado completamente o creado de la nada en la historia de la música. La mayoría de los músicos, con más o menos habilidad, son capaces de coger esas melodías que están en la calle y llevárselas después a su universo. 

En el ámbito de la música jamaicana las versiones son muy recurrentes.

-El 80 por ciento del repertorio de los Skatalites (leyendas del ska jamaicano) son versiones. Cuando empezamos, una de nuestras máximas era que no queríamos hacer versiones, pero es algo que fuimos desechando. Con el tiempo, nos dimos cuenta de que para poder aportar nuestro granito de arena y lanzar luego nuestro material era importante conocer, analizar y estudiar mucho a las bandas y artistas fundacionales. 

La canción Me da yuyu es de 2021, cuando el mundo era otro. Al mirar ahora a su alrededor, ¿con qué les entra el canguelo y les apetece salir corriendo?

-Desde la pandemia el giro ha sido vertiginoso. El disco Yuyu lo hicimos antes, pero luego nos pilló lo que nos pilló. Cuatro años después, la celeridad de las cosas ha sido tan grande que estamos a las puertas de un cambio de sistema, de momento vital, de maneras de trabajar, que también está siendo vertiginoso. Todo está tomando mucha agresividad y eso es lo que más me acojona. Soy padre de dos niñas de 8 años y no recordaba un hedor como este… Nací en 1975 y he tenido una vida plácida, de disfrute. Ahora vienen tiempos nuevos, tiempos salvajes como cantaba Jorge Ilegal.

Esa txika, la versión del I Won´t Let You Go de Keith and Ken, tiene más de un millón de reproducciones en Spotify y es de largo el tema más oído de Akatz en la plataforma. ¿Qué ha pasado aquí?

-Muchas cosas. Cuando la versionamos al castellano pocas bandas oldies la metían en su repertorio, y el original es un temazo pop absoluto. Justo coincidió que la sacamos en pleno auge de Youtube y Facebook, y entonces, una persona que no conocemos la metió en un vídeo con unas fotografías de chicas skin que tuvo mucho éxito. Sobre todo en México, empezó a coger mucha fuerza y tras dos visitas se convirtió en un must de las fiestas de por allí a un nivel underground. La ponían en todos los lados. 

Akatz encabeza en febrero el festival Ska Wars de México. ¿Cómo se fraguó el idilio con el país azteca?

Durante mucho tiempo, cada vez que poníamos un post en redes nos decían: “Vengan a tocar acá”. Cuando pudimos ir la primera vez al festival Ska Wars conocimos a su director, Jesús Arriaga, y repetimos al año siguiente. A un nivel minoritario, nos ven como una referencia, seguramente, por cantar en castellano un género que normalmente se interpreta en inglés. Luego puede pasar que vayamos a un pueblo de Álava o donde sea y tengamos la mitad de seguidores que a 6.000 kilómetros. Ahora mismo México es el centro neurálgico del ska en el mundo.

¿Hay relevo generacional? 

Nosotros ya tenemos 50 años y compartimos muchos carteles con chavales de 25-30 años. Aunque seguramente ya no se puede hablar de olas en el ska, sigue habiendo mareas con bandas nuevas. En Euskal Herria además los sonidos jamaicanos nos suenan mucho a nuestro pop más tradicional, con bandas que no eran puramente reggae, pero que tenían claras influencias de esta música, como Hertzainak o Kortatu.

2025-12-28T14:24:51+01:00
En directo
Onda Vasca En Directo