Los distintos planes industriales que proyectan las instituciones vascas tienen en la industria tecnológica uno de sus ejes centrales de potenciación de cara al futuro. La fórmula del consorcio de colaboración público-privada empleada para la compra de casi un tercio de las acciones de Talgo se replica -en parte- en el formato que hoy confirmó el Departamento de Industria del Ejecutivo. Un grupo formado por la Fundación BBK, el fondo Indar de Kutxabank y el propio Gobierno vasco “está pujando” para adquirir la división tecnológica de la ingeniería Ayesa, en la que está incluida Ibermática, y lograr así que “vuelva a Euskadi”.
El anunció lo comunicó ayer el propio consejero, Mikel Jauregi, en el encuentro Emprendimiento e industria en Navarra y el País Vasco, desarrollado en Noain. No obstante, Jauregi puntualizó que la oferta que prepara el consorcio vasco, -de la que no dio cifras pero que ascendería a 500 millones de euros-, garantiza únicamente la “posibilidad” de que este grupo se haga con Ayesa. ¿El motivo? Aunque Jauregi no lo citó ayer, varios diarios económicos ya han adelantado que la rama tecnológica de la sevillana Ayesa tiene otros poderosos pretendientes en la puja: los fondos de inversión Blackstone, HIG y CapVest.
El objetivo de esta colaboración es claro: mantener en Euskadi el “arraigo” de Ibérmatica. “La venta de Ayesa a terceros tiene un riesgo de desarraigo que hay que evitar para un sector estratégico recogido en el Plan de Industria-Euskadi 2030”, apuntó ayer Jauregi. “Queremos que Ayesa-Ibermática, una empresa con raíces vascas y líder en los ámbitos de la digitalización, la ciberseguridad y la inteligencia artificial, mantenga su arraigo en nuestra tierra”, añadió el consejero. El arraigo de industrias estratégicas, como las tecnológicas, es uno de los propósitos del Plan de Industria, así como de la Alianza Financiera Vasca, especialmente en un momento en el que el talento humano en materias como la ciberseguridad y la Inteligencia Artificial es muy requerido en toda Europa, que ve como Estados Unidos y China han alcanzado una ventaja casi definitiva en la carrera científico-técnica. Nacida en Gipuzkoa en el año 1973, Ibermática pasó a manos de la ingeniería sevillana Ayesa en 2022 por 160 millones de euros, aunque el director general de la firma andaluza, José Luis Manzanares, subrayó entonces que el cambio de nombre no implicaba una deslocalización. De hecho, Ibermática, aunque integrada ya en Ayesa, ha continuado manteniendo su sede en el Parque Tecnológico de Gipuzkoa. La firma vasca pasó a ser propiedad total de Ayesa después de que esta adquiriese la parte que estaba en manos del fondo ProA Capital y otros accionistas minoritarios, como ONCE y Kutxabank.
La propia Kutxabank llegó a contar con hasta un 48% del capital social de Ibermática, pero lo rebajó hasta un 15% después de que, a raíz de la crisis financiera de la década pasada, el Banco Central Europeo urgiera a las entidades financieras a acometer un proceso de desinversión empresarial. De esta forma, Kutxabank fue vendiendo su participación en Ibermática, hasta que Ayesa se hizo con el 100% del capital social. La permanencia de la fuerza laboral que desarrolla su trabajo en la CAV es básica, sobre todo en áreas, como la ciberseguridad, donde sus profesionales cuentan con abundantes ofertas y, gracias al teletrabajo, pueden realizar el gran grueso de su labor en modo remoto. Al cierre del año 2021, Ibermática contaba con 4.750 trabajadores y una facturación de 276 millones de euros. Su integración en Ayesa permitió crear una de las mayores plataformas tecnológicas a nivel estatal, con más de 11.000 profesionales especializados en más de 70 disciplinas. Ibermática se centra en servicios digitales en los ámbitos del desarrollo y mantenimiento de aplicaciones de software e infraestructuras, además de la implantación de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la analítica avanzada de datos, ciberseguridad y migración a la nube, entre otros.
Ayesa está participada en un 33% por la familia Manzanares, y en un 67% por el fondo A&M Capital Europe AMCE, quien ha decidido tras cuatro años en el capital vender sus acciones. Ayesa ha puesto a la venta las dos divisiones de las que consta. Por un lado, la de ingeniería y por otra la de tecnología, bajo la que se cobija la actividad de Ibermática, la principal empresa en esa división. Jauregi quiso lanzar un mensaje de tranquilidad a los empleados, tanto en Euskadi, como en otros puntos del Estado y del resto del mundo. “Las raíces de la compañía están en Euskadi, pero sus alas se extienden por todo el mundo”, manifestó el consejero, que señaló que, en el caso de que la oferta del consorcio vasco fuera la ganadora “las personas y cuadros directivos de Ayesa seguirán siendo los protagonistas de su éxito a futuro”.