La triste noticia hoy es la muerte de Jesús Quintero. Y con él ha desaparecido, casi definitivamente, una generación de periodistas y comunicadores únicos. Inimitables. Irrepetibles. Autores que imponían su estilo a sus programas. Autoría. Estilo. Sello personal. Una firma propia.
Eso que algunos intentamos hacer en lo que nos toca sin conseguir siquiera acercarnos a lo que hacía esta estirpe de comunicadores. Ver y escuchar a Quintero con su tono bajo y susurrante, el habla pausado, sus silencios entre humo de cigarro y vaso de tubo, su penetrante mirada, su decorado de sombras y luces tenues, su recogida atmósfera...era puro magnetismo.
"Loco de la colina" que pasaba de la pregunta profunda a la frívola con elegancia y con educación. Perro verde que charlaba con todo el mundo. Con el político y con el artista. Con la folklórica y con el intelectual. Con el preso de la cárcel y el famoso de la revista. Que se reía con las anécdotas y ocurrencias de "El Risitas", "El Cuñao"...se reía con ellos, no de ellos. Que reflexionaba mirando a cámara, mirándonos a nosotros, y nos hacía pensar con sus diatribas idealistas y humanistas. Y cayendo con el paso y el peso de los años en un creciente pesimismo.
"¿Dónde están las grandes preguntas?", gritó con rabia una vez cuando ya estaba fuera de los grandes medios. Y de fondo, acompañando sus reflexiones, aquella canción de Pink Floyd, sigue brillando, diamante loco, "Shine on you, crazy diamond", que bien podría ser un perfecto epitafio para un comunicador de leyenda.
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El inimitable periodista Jesús Quintero, "El loco de la Colina", fallece a los 82 años
"Sigue brillando, diamante loco"