Si hay tormenta, no olvides desconectar este cable olvidado para evitar un susto en casa

Actualizado hace 9 minutos

Quizá para algunas personas sea una regla que no tenga sentido o que ya no sea necesaria, pero todavía son muchos a los que se les activa el reflejo cuando empiezan a oír los primeros truenos y se dan cuenta de que la tormenta se va acercando: desconectar los aparatos eléctricos de las tomas de corriente.

Esta prudente medida de seguridad de desenchufar electrodomésticos, regletas, cargadores y cualquier otro aparato o dispositivo que pueda sufrir una subida de tensión viene de los tiempos en los que la población era más rural que urbana y las casas estaban más aisladas. En las ciudades, los edificios más altos se protegen con pararrayos que desvían la energía de las chispas eléctricas que caigan del cielo.

A pesar de todo, esta recomendación sigue manteniéndose. De hecho se recomienda prestar atención en especial a tres aparatos concretos, los ordenadores, el microondas y los televisores, en especial a las Smart TV. En muchos casos los daños que sufren hacen imposible su arreglo y deben ser reemplazados. Y no son precisamente baratos.

Los cables coaxiales de la antena también hay que desocnerctarlos del televisor en caso de tormentas. Freepik

La conexión olvidada

En el caso de los televisores, esta medida puede no bastar. De hecho, es más que posible que nos olvidemos de otro cable que lo conecta con el exterior y la deja expuesta a los riesgos de las tormentas, la toma de la antena. Sí, en muchos hogares la conexión es por cable, pero la antena sigue ahí.

Colocada en los tejados de los edificios, puede ser un punto de atracción para los rayos tanto como los propios pararrayos que desvían la energía directamente hasta el suelo. Diseñadas para recibir señales que llegan desde el exterior, quedan a merced de los rayos.

Si un rayo cae cerca o golpea directamente esa antena, la energía buscará una salida natural, que no es otra que la bajada directa hasta el aparato de televisión a través del cable coaxial.

Serios daños

La antena es un posible punto de entrada que no está tan controlado ni protegido como la instalación interna de la vivienda. En caso de que caiga un rayo, el televisor, así como los equipos conectados, pueden quedar destruidos casi instantáneamente, ya que una descarga intensa puede quemar la placa principal, la fuente de alimentación y cualquier equipo conectado en cadena.

Y ya en casos extremos, pero no imposible, el calor generado en un accidente de este tipo puede causar un incendio o carbonizar el interior del aparato. Incluso sin un impacto directo, las tormentas pueden generar sobretensiones que viajan por estructuras metálicas próximas.

Soluciones protectoras

Desconectar la antena del televisor es la manera más sencilla y eficaz de proteger este aparato, pero puede ocurrir que no estemos en casa en el momento que empieza la tormenta, por lo que quizá haya que plantearse buscar otras medidas.

Los protectores de sobretensión con los que cuentan muchos dispositivos no están diseñados para detener una descarga que llega desde una antena exterior, solo frenan los picos eléctricos que se pueden dar en la red doméstica. La antena de televisión no forma parte de esta red, ni impactos que entran desde un cable externo que no forma parte de esa red.

Un pararrayos es una medida preventiva eficaz, pero ocurre que las sobretensiones inducidas por descargas cercanas pueden entrar en la instalación, porque la antena actúa como lo que es y además de captar señales también absorbe energía no deseada. Así que, desconectarla reduce el riesgo en ambos escenarios.

Como medida complementaria y que puede solucionar el problema anterior es contar con una conexión a tierra adecuada. Este sistema desvía la electricidad de un rayo hacia el suelo y, si bien puede no eliminar del todo los posibles daños, sí los hace más improbables.

Una cuarta opción es la de instalar antenas interiores que, protegidas dentro de la vivienda, no corren el riesgo de que les caiga un rayo. Pero en este caso hay que evaluar la posibilidad de un impacto de una chispa frente a la pérdida de calidad de la señal de televisión.