Sergio Francisco o la crónica de una muerte anunciada

Actualizado hace 2 horas

La destitución de un entrenador siempre es la confirmación de un fracaso. A Sergio Francisco le han echado los resultados, como al resto de entrenadores a los que despiden en cualquier equipo, pero también es cierto que su aterrizaje en el banquillo de la Real Sociedad muy pronto pareció un dardo envenenado. No lo tenía nada fácil y el tiempo ha confirmado que, cuando las cosas empiezan torcidas, es muy complicado enderezarlas.

Pero vayamos a lo concreto. Sergio Francisco ha sido víctima de sus desaciertos, está claro. Por lo que fuera, su discurso no ha calado en buena parte de la plantilla, al menos esa es la impresión que da desde fuera. Tampoco su dirección de partidos la mayor parte de las veces ha sido capaz de variar el rumbo cuando los partidos se ponían cuesta arriba. Ha tomado decisiones, tanto en las formaciones titulares como en los cambios en pleno encuentro, muy discutibles que no le han ayudado.

Sin embargo, no es el único responsable de este proyecto. Para lo bueno y lo malo hay más actores que intervienen en la trayectoria de un equipo, de un club. Sergio Francisco ha sido víctima de una planificación que ha dejado mucho que desear y en la que no solo ha participado él. La zona noble personificada por el presidente Jokin Aperribay, y la dirección deportiva con Erik Bretos como responsable, son figuras clave de una gestión que suspende de forma clara este curso. También los principales actores que son los jugadores y que, la mayoría de ellos, han estado o están por debajo del nivel que se les supone.

Tampoco se puede olvidar la mala campaña pasada que era todo un aviso a navegantes, y la marcha el pasado verano de un futbolista como Zubimendi, que se unía a otras como las de Merino y Le Normand en época reciente, y que no han sido convenientemente sustituidos. Por supuesto que es muy difícil encontrar recambios para semejantes jugadores, pero los que han llegado de fuera, casos de Zakharyan y Sucic por ejemplo, no se les parecen ni de lejos. Incluso son claros suplentes.

Por no hablar de la decepción manifiesta por diferentes motivos que han supuesto dos grandes inversiones como Sadiq y Oskarsson, sobre todo el primero, en el puesto de delantero centro, y que no se ha cubierto esta campaña con un refuerzo de garantías.

En el fútbol siempre se rompe la cuerda por el mismo sitio, es decir, por el entrenador. Así está montado este negocio, pero en una decisión de estas características viene implícito el reconocimiento de un fracaso del que son responsables todos los estamentos del club. Sergio Francisco ha sido el primer señalado, era también el flanco más débil, pero quedan retratados varios agentes más. Lo dicho: paro lo bueno y paro lo malo.