A Pedro Sánchez y sus hechiceros hay que reconocerles que dominan el arte del trile. Llevamos desde el jueves por la noche otra vez a vueltas con la dichosa sedición, cuando el titular que todo quisqui esperaba de la entrevista Masaje de García Ferreras, era sobre Marlaska y su marronazo en la bahía. Al final, y con la colaboración necesaria del preguntador, qué tampoco entró a lo de Barrio Nuevo por cierto, nos marcaron la agenda de varios días con lo del delito de Marras. Alpiste para la caverna mediática y política, y alpiste también para los aliados de Esquerra. De propina, y esto sí que tiene mérito un dedo en el ojo de Junts y los Puigdemonidos que se quedan con el pie cambiado. Ahora, la expatriación flamenca no es tan heroica. Todo ello a coste 0de entrada, porque el asunto estaba requeté amortizadísimo, por más que el ultra monte hiperventilé, y él cada vez menos, Mesías Feijóo se suba a la parra. El retoque al Código Penal cuenta con el aval de una mayoría política amplísima. Luego están las trampas, con que si en Europa esto o en Europa lo otro, lo cierto es que ningún estado de nuestro entorno se contempla grandes penas para algo como lo que pasó en Cataluña en 2017. Si algo resultó excepcional y nada justo fue el encarcelamiento de unos políticos que, con más o menos acierto, trataron de dar curso a una demanda ciudadana. Ahí residió el pecado original. Todo lo que ha venido después, incluyendo los indultos justificados como buenamente se pudo, y está anunciada modificación. Ha sido un intento políticamente interesado de acuerdo por devolver las aguas a su cauce.