Venezuela es un destino preferente para los amantes de la naturaleza, no en vano es uno de los países mas biodiversos del planeta según Naciones Unidas. Una explosión de vida y color como la que exhibe en su máximo esplendor el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, un tesoro para las aves que lo consideran parada obligatoria para anidar por sus particularidades y perfectas condiciones para la crianza.
Casi 12.000 hectáreas de naturaleza salvaje
Este espectacular espacio natural fue creado mediante Decreto Presidencial en el año 1972 y abarca una extensión de 11.825 hectáreas dentro del Municipio Autónomo Monseñor Iturriza, al noroeste del país. Esta es un área de importancia internacional, ya que alberga alrededor de 300 especies de aves, muchas de ellas migratorias.
Ideal para la observación de aves
La reserva de fauna silvestre de Cuare es ideal para la observación de aves migratorias y acuáticas, está conformado por un sistema de lagunas costeras que se llenan y vacían de agua según las temporadas de lluvia o sequía. Entre las especies que observamos en el trayecto destacamos al águila pescadora o el playero turco, también se pueden ver especies vulnerables como el flamenco y las corocoras rojas, es sencillo ver al loro real, al pelícano, a la fragata o tijereta de mar entre otras muchas especies.
La reserva se encuentra a unos 10 minutos en lancha del pueblo de Chichiriviche (habitual zona de balneario para la población de origen vasco) desde donde se pueden tomar embarcaciones hacia los espectaculares islotes cercanos, como Cayo Sal, Cayo Muerto o Cayo Perasa.
Petroglifos en la Cueva del indio
Nos ayudan a conectar con este paraje impresionante la guía Maquelis Marcano, con quien descubrimos la Cueva del Indio, en un increíble estado de conservación, el ornitólogo y geógrafo Francisco Contreras y el capitán y guía local Luis Mario Vargas, quien explica la especial biodiversidad de la zona, con atención preferente a los 18 canales existentes entre rocas y manglares.
Alojarse en Tucacas
Termina el podcast saludando a Cesar Loyo, propietario del Hotel Boutique Palma Dorada, parada obligada en la zona. Se trata de una posada con encanto inspirada en la época colonial y ubicada en primera línea de playa.