Esta noche regresa el baloncesto europeo. Lo hace por partida doble, porque hay Euroliga y también Champions League. Esto es, juegan Baskonia y Bilbao Basket. Y los choques tienen su miga, porque las dos competiciones avanzan hacia su tramo decisivo, y gasteiztarras y bilbaínos tienen mucho en juego.
Por un lado, Baskonia visita (20.45 horas) el siempre complicado WiZink Center. El Real Madrid va a poner a prueba la extraordinaria semana vivida en el Buesa Arena y también el mal momento que a domicilio se vive en el seno baskonista. Por el otro, Bilbao Basket se mide al Tenerife de Txus Vidorreta en Miribilla. Duelo eternamente atractivo y especial cuando enfrente se encuentra el técnico de Indautxu.
En definitiva, que la casualidad ha querido que en plena lucha continental sean dos enemigos de lo más habituales, por militar también en la Liga ACB. Una noche de 'andar por casa' cuyos resultados podrían tomar un cariz decisivo llegados a este punto del curso.
Test de exigencia máxima
En Gasteiz se está de subidón tras lo presenciado viernes y domingo ante Valencia y Granada, respectivamente. 219 puntos a favor en solo dos partidos no se ve todos los días, y el deleite en la grada de Zurbano resultó excelso. Pero ahora toca un desafío mayúsculo, el de intentar tumbar a un coloso que está que se sale. Desde que cayera en Euroliga en el Buesa, allá por el 29 de diciembre, 19 partidos jugados y apenas dos derrotas de los de Chus Mateo, Olympiacos en el Pireo y Unicaja en la fase copera de Badalona.
Por tanto, el grado de dificultad es máximo para ganar que, en caso de hacerlo, supondría un paso al frente muy importante para entrar en el Top8. Otras visitas complejas, como Maccabi y el propio Olympiacos, hacen que ganar resulte aparentemente más sencillo ante Alba y Mónaco, pero no se puede fiar todo a lo de casa.
Joan Peñarroya se deshace en loas hacia la escuadra capitalina. "Un equipazo, hemos jugado dos veces y le hemos ganado, lo cual les pone sobre aviso. Da igual que esté o no Tavares. Partido superexigente pero con la ambición de poder competirlo y llegar con opciones de victoria", asegura el técnico catalán, que espera contar con el concurso de Tadas Sedekerskis.
Con la enfermería a tope
Por su parte, repleta está la enfermería del Bilbao Arena de cara al compromiso (20 horas) frente a los canarios. La baja de larga duración de Jeff Withey no es la principal preocupación porque ya tiene repuesto en Tsalmpouris. La tención y los cuidados están centrados en la rodilla izquierda de Nikola Radicevic y la espalda de Denzel Andersson, que les convierten en serias dudas, y no son las únicas. El aductor izquierdo de Ludde Hakanson y el gemelo también zurdo de Agustín Ubal hacen de la situación un auténtico jeroglífico para Jaume Ponsarnau a la hora de confeccionar el roster disponible.
Ante los hombres de negro el todopoderoso equipo tinerfeño, con los Huertas, Cook, Doornekamp, Fitipaldo, Shermadini y compañía, que el pasado día 7 ya ganara 78-66 a Bilbao en esta fase de la Champions, competición fetiche que ya ha ganado en 2017 y el año pasado. Ganarle implicaría en principio hacer lo propio ante Murcia cuando pase por la capital vizcaína. Perder conllevaría cuando menos ganar a los de Sito Alonso por al menos los 18 puntos con que se perdió.
Problemas físicos al margen, toda oportunidad de éxito ante la desencantada afición pasa por dar otras prestaciones que las vividas el domingo en Las Palmas, como reconoce Ponsarnau. "Nuestro nivel competitivo fue muy malo. Gran Canaria le puso más. Su energía se notó más en las luchas y en el cuerpo a cuerpo. No nos lo podemos permitir. Somos una incógnita para adaptar nuestras realidades pero con Miribilla daremos el máximo".