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Rebeca Cordero, socióloga: “En esta dictadura de la felicidad debemos mostrar que nuestra vida es perfecta”

Cordero destaca cómo se rentabiliza la tristeza y la felicidad en una sociedad de consumo, donde hasta Shakira convierte su dolor en un pelotazo comercial
Rebeca Cordero, socióloga
Rebeca Cordero, socióloga

– Creo que hoy tampoco es el lunes más triste del año para Shakira. ¡Mire usted la que ha liado y lo bien qué le va!

—Desde el plano sociológico, lo que está haciendo Shakira es algo muy potente a nivel comercial. Porque en el fondo todos estamos pendientes de la historia que ella muestra de una manera muy descriptiva. Quizá te diría que es un poco abrupto o excesivo, pero muestra sus sentimientos.

¿Es legítimo que se vengue a través de una canción?

—Yo creo que legítimo es mientras sea en una canción. Que lo hace con un objetivo comercial, seguramente, que lo hace por su capacidad de poder difundir ese mensaje, efectivamente. Si te das cuenta, Shakira ha sido presa del rol heteropatriarcal y heteronormativo. Ella era mucho más potente mediáticamente que Piqué. Era una figura a nivel internacional. Pero se fue a Barcelona a vivir la vida de su pareja, y se fue haciendo pequeña a medida que estaba con él. Ahora se enfrenta a una ruptura y tiene que salir con toda la artillería porque tiene que volver a estar donde estuvo.

Aunque sea utilizando a su expareja y padre de sus hijos.

—Los sociólogos no estamos para decir si algo está bien o mal pero es brutal como producto y está reconquistado el mercado que antes tenía. Está consiguiendo volver a ser reconocida, por ejemplo, por la gente de las nuevas generaciones. Ella puede seguir sintiendo dolor pero lanza el mensaje de sigo estando buena, aunque sea una cosificación, y sigo estando en la cresta de la ola.

Volvamos, perdone el desbarre, al lunes más triste del año. ¿Tanto resacón produce la Navidad?

—Es que salimos de Navidad que es una época de gran socialización, de compartir, de comprar, y además nos topamos de bruces con el gasto que ha generado tanto consumo, de los regalos, las comidas, cenas... Como estamos en enero ya no nos obligamos a salir y no hay esa sensación de algarabía de la Navidad. Estoy en la cuesta de enero, faltan un montón de días para cobrar la nómina... Es una sensación de vacío tras una época muy intensa.

Pero el blue monday surgió como una campaña de marketing para fomentar el consumo.

—Sí, es como el Día del Soltero, como el ciber monday, y todos esos días en los que nos entregamos a la sociedad de consumo. Nos generan el problema y a la vez nos dan la solución. En realidad nos dan alternativas para esquivar esa tristeza.

Igual que las rebajas.

—Efectivamente. También se utiliza muchas veces las rebajas como respuesta. Para sacarnos de esa apatía en la que supuestamente nos encontramos se nos invita a consumir. Al final estamos en una sociedad de consumo donde cualquier pretexto es bueno para comprar y vender.

La tristeza y la depresión van en aumento. La pandemia nos dejó muy tocados y no parece remitir.

—Es que la salud mental de la población española es muy precaria. Nos dejábamos llevar por la socialización activa que tenemos. Pero cuando, con el covid, nos restringen la socialización y nos encierran hay un momento en el que el individuo se pone a pensar en si mismo, algo que no solemos hacer. Y estamos todo el tiempo autoexigiéndonos.

El entorno actual no ayuda.

—La pandemia fue un momento para pensar y reflexionar sobre el estilo de vida que llevábamos y fuimos conscientes de que a lo mejor no era tan bueno como creíamos. Eso sumado a la crisis económica, al momento distópico que vivimos, a toda la serie de noticias negativas en la que nada parece que va a mejor, hace que la salud mental esté muy deteriorada.

Parece que nos han impuesto la obligación de ser felices siempre.

—Lo denominamos la dictadura de la felicidad. Uno de los valores predominantes de la sociedad de consumo es que vivimos una sociedad ligera, hiperindividualista e hipernarcisista donde estoy todo el tiempo expuesto a los demás para mostrar mi vida perfecta. Eso se comprueba en las redes sociales. Estoy obligado a estar bien porque no hay una pedagogía de las emociones. Y existe una serie de problemáticas sociales y políticas a las que se debería dar respuesta para que el ciudadano se sintiese bien y tranquilo. Además, si estamos mal, no tenemos que sentirnos culpables.

Esto se ve mucho en los duelos.

—Sí, también ahí nos obligan a estar bien muy pronto. Se te muere un ser querido y al de unos meses ya se pretende que hayas pasado página, o que no lleves una foto suya.

2023-01-17T06:42:04+01:00
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