"Ganar y ganar y ganar; y volver a ganar y ganar y ganar". La declaración inmortal la pronunció Luis Aragonés cuando era el entrenador del Atlético. No hay nada mejor en el fútbol que adquirir la sana costumbre de vencer. Después de cuatro jornadas de máxima tensión y presión que ha sacado adelante de forma sobresaliente y ya con el billete a octavos sellado, la Real recibe al Salzburgo con el principal objetivo de dilucidar si le vale el empate en San Siro para ser primera de grupo. El objetivo no es menor, porque permitiría contar con bastantes opciones de enfrentarse en los cruces a adversarios de menor potencial. Algo que debe tener muy en cuenta un equipo que no ha sido capaz de superar ninguna eliminatoria en este último exitoso lustro. Hasta la fecha la Real se mantiene primera por la diferencia de goles al estar +5 y el Inter +3.
Pero también hay más alicientes como el motivacional y el prestigio. A los realistas les interesa mantener esta dinámica vencedora para afrontar el duro calendario que le queda y para seguir demostrando que son un gallo a evitar en el bombo. En una competición a la que le sienta bien el aire fresco, la Real se ha convertido en la inesperada gran sensación gracias a cuatro partidos en los que ha rayado la perfección. Sólo el Inter, actual subcampeón y el mejor equipo de Italia, ha logrado arrebatarle dos puntos de manera totalmente inmerecida en Anoeta.
También queda el argumento económico, que no es baladí, en el banquete de la Champions que reparte la UEFA. Cada encuentro ganado en la Champions significa 2,8 millones para las arcas de la entidad. Y cada empate otorga 930.000 euros. Sin olvidar que si acaba primera de grupo y supera al que le toca en suerte, la Real percibiría 10,6 millones. Todo esto sumado a los 34,57 millones de euros que ya tiene en el bolsillo por los puntos sumados y su pasaporte para los octavos. Casi nada.
Imanol Alguacil sólo cuenta con la baja segura de Carlos Fernández. Lo normal es que introduzca cambios respecto al once de gala que viene utilizando. Oyarzabal se lesionó y forzó para jugar ante el Sevilla, por lo que lo normal es que no se corran riesgos innecesarios con el capitán. Habrá que ver cómo se encuentran tres de los fichajes, Odriozola, Tierney y André Silva, para contar por fin con minutos de competición de calidad y exigencia. El donostiarra cuenta con opciones de ser titular en casa por fin. En el eje de la zaga podrían seguir Zubeldia y Le Normand para mantener un cinturón de seguridad con Zubimendi y Brais por delante. Turrientes daría descanso al apercibido Merino. Arriba, Kubo o Barrenetxea o los dos tienen opciones de descansar para que entren Zakharyan o Cho, mientras Sadiq intente prolongar su racha.
El Salzburgo se juega lo mismo que la Real pero en clave Europa League. Le saca tres puntos al Benfica y si puntúa en Anoeta y los lisboetas no suman ante el Inter en casa, se habrán asegurado su continuidad en el viejo continente para el mes de marzo. Se presentan a la cita con muchas bajas, sobre todo en defensa, donde le faltan tres titulares. Es un equipo que juega siempre igual. Valiente, agresivo y presionando muy arriba en campo contrario. Una fórmula que conocemos bien por aquí...