"El vestuario ha estado jodido, pero ahora está bastante mejor, con confianza, y hemos recuperado la positividad y estamos con ganas" Nos confesaba Unai Marrero a los micrófonos de Onda Vasca en Galicia. Los últimos tres encuentros han servido de aire fresco en el seno de la Real. Tras unas semanas de tensión máxima(todavía no ha mitigado), y resultados que anclaban al equipo a la zona roja, el vestuario parece haber encontrado un pequeño oasis de calma. El empate contra el Celta (1-1), la victoria vital en casa frente al Sevilla (2-1) y el trámite superado en Copa del Rey ante el Negreira (0-3), ha tenido un efecto inmediato: la presión ha bajado un poco y la confianza se ha restaurado. Al menos hasta el derbi.
Sobre todo la victoria ante el Sevilla, rival directo, parece ser el punto de inflexión. No solo por los tres puntos, sino por la forma en la que se consiguió: con carácter, acierto en momentos clave y un Anoeta volcado. Futbolísticamente no fue para nada un partido vistoso, pero desde luego si trabajado. Y la Real cimienta su remontada particular desde el carácter. Entre los muchos factores que parecían afectar al equipo uno sin duda era la falta de cohesión y de ánimos en determinados momentos. Véase el dato de las remontadas. Pero esta mini dinámica que ha permitido al equipo sacar la nariz del descenso esta jornada, que ha mitigado esta semana el runrún que empezaba a rodear al cuerpo técnico y a algunos jugadores clave, ha sentado por lo menos mínimamente bien. La victoria en Copa del martes, aunque ante un rival de menor categoría, sirvió para dar minutos a los menos habituales y confirmar la sensación de mejoría en el ambiente. El equipo se siente más unido y menos atenazado por el miedo a fallar.
Sin embargo, el calendario no da tregua, y el alivio podría ser fugaz. La inminente cita del sábado en Anoeta marca una nueva difurcación de máxima trascendencia: el derbi apaga fuegos o quema bosques. Nos decía Marrero en Negreira: "Un derbi es un derbi, aquí todo dios sabe como es este partido: igualado, con pocos detalles futbolísiticos y el que menos errores haces se lo lleva". El sábado es un partido perfecto para asentar dinámicas. No suele haber buenos partidos en los derbis. Tiende a llevárselo el mejor plantado, el que más acierta, pero habitualmente se lo embolsa el que más ganas tiene. Ambos por supuesto lo desean. Pero la Real parece tomar la iniciativa. Para los dos equipos es un derbi de achicar aguas, pero en casa y con el agua al cuello, el examen de la unidad ha llegado.