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La vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, ha asegurado que desconocía las actividades de la empresa navarra Servinabar, vinculada a Santos Cerdán, y que se enteró de su existencia por la prensa con el inicio del ‘caso Koldo’. Asimismo, ha señalado que no teme lo que pueda declarar ante el juez la exmilitante socialista Leire Díez y se ha desvinculado del expresidente de SEPI, Vicente Fernández, con quien no mantiene contacto desde que dejó el cargo.
Montero realizó estas declaraciones en los pasillos del Congreso, al ser preguntada por la operación policial que derivó en la detención de Vicente Fernández, Leire Díez y el empresario Antxon Alonso, socio de Santos Cerdán. La vicepresidenta subrayó que se trata de investigaciones en curso y que habrá que esperar sus resultados, aunque prometió “total colaboración con la justicia”, garantizando que todos los requerimientos de información serán atendidos de inmediato.
Respecto a Vicente Fernández, a quien ella nombró presidente de SEPI al inicio del Gobierno de Pedro Sánchez, Montero dejó claro que no mantiene ningún contacto con él desde que dejó la empresa pública hace más de seis años: “Ni de WhatsApp, ni de llamadas, ni de reuniones, ni de nada. Ni tenemos tampoco un entorno que compartamos. Es decir, que no tenemos amigos de amigos”, subrayó. Señaló que se enteró por la prensa de que Fernández estuvo trabajando para Servinabar y recordó que fue cesado como presidente de SEPI cuando fue imputado en el Caso Aznalcóllar, del que finalmente fue absuelto.
Montero defendió el perfil profesional de Fernández para presidir la SEPI, destacando su trayectoria como interventor general de la Junta de Andalucía y miembro del cuerpo de letrados de la administración autonómica.
Sobre las actividades de Servinabar, la vicepresidenta indicó que se trata de una empresa pequeña, de la que no tenía conocimiento previo ni estaba al tanto de lo que se ha ido conociendo posteriormente.
"Un dolor y una tristeza"
Montero admitió que es “un dolor y una tristeza” que personas de confianza puedan estar implicadas en algún asunto de corrupción, pero defendió que esto no afecta la estabilidad del Gobierno: “Eso es una cosa, y otra cosa es que eso provoque ningún tipo de estabilidad e inestabilidad en el Gobierno”. En relación con Leire Díez, Montero afirmó que no temen “absolutamente nada” y que lo que saben sobre ella es únicamente lo publicado en los medios. Añadió que cualquier persona que se aleje de la legalidad o de un comportamiento ético “no tiene cabida en este proyecto político de ninguna manera”.