Polideportivo

Mas y Roglic resquebrajan a Evenepoel

El mallorquín, valiente, y el esloveno, calculador, liman tiempo al líder, que sufre en el examen de Sierra Nevada, donde Arensman remata la fuga
Mas tira de López antes de coronar en Sierra Nevada.

Omega mezcló la poesía de Federico García Lorca y los textos de Leonard Cohen. Una genialidad. El álbum fue una revolución. Un revolcón. Un electroshock contra las convenciones. Ocurrió en Granada, donde se cruzaron Enrique Morente y Lagartija Nick. ¡Con que trabajo tan grande deja la luz a Granada! / Se enreda entre los cipreses / O se esconde bajo el agua. ¡Y esta noche que no llega! / ¡Noche temida y soñada; que me hieres ya de lejos con larguísimas espadas! El filo de las aristas en las montañas, las espadas brillando al sol de Granada. En su Sierra Nevada en verano se adentró la Vuelta, revivida por Roglic en La Pandera cuando parecía congelada por Evenepoel. La Vuelta tiene aún más vigencia tras Sierra Nevada, donde Enric Mas y Roglic mordieron al líder.

El belga se tambalea. Se sostuvo con apreturas en la tierra de Lorca. Entregó otra vez parte de su tesoro. Mas se quitó el traje de la prudencia y apostó al fin por la victoria. Le rebañó 42 segundos al líder y también rascó 27 a Roglic. Es la mejor versión de Mas, que no pudo vencer en la cima. Se le adelantó Thymen Arensman, que se regaló una montaña. Mas obtuvo una victoria reparadora para su interior. Al fin luminoso el mallorquín. Más sombrío se mostró el líder. Sufrió Evenepoel, que también concedió quince segundos con Roglic. El esloveno, sin la chispa de la víspera, aguardó al tramo final de la montaña para robarle algo de tiempo. No fue mucho, pero sigue acechándole. No le dejará en paz mientras la Vuelta respire. Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.

MAS APUESTA POR LA VUELTA

Roglic no se va a abandonar. A falta de una semana de competición, el esloveno apunta al belga a 1:34. En dos días en las montañas, el campeón en curso de la carrera, ha achicado la desventaja en más de un minuto. Mas, tercero, se perfila a 2:04. El líder no puede descansar tranquilo. Es vulnerable. Roglic le abrió una grieta en La Pandera y Mas y el propio esloveno echaron sal sobre la herida en Sierra Nevada. Evenepoel está tiempo de conquistar la carrera, pero está pendiente de que se le agote el reloj a la Vuelta. Da la impresión de que su batería va en declive.

En la montaña granadina, Evenepoel acabó pidiendo la hora. Enfrentado a una carrera de tres semanas desde el estrés que provoca el liderato, Evenepoel pisa sobre suelo ignoto en precario equilibrio. Ha perdido exuberancia. Lo huelen Roglic y Mas, decididos a asaltar el liderato. Aún le queda cuerda a la Vuelta. En ese territorio desconocido también compiten Ayuso y Carlos Rodríguez. En el pulso entre los muchachos, Ayuso tomó la cuarta plaza. Rodríguez es quinto. El metraje de Sierra Nevada dio para varias entregas por capítulos. El prólogo para el desenlace de la Vuelta al regreso del día de descanso de este lunes.

El Alto del Purche era la primera frontera en un viaje al más allá. La agonía impresa en las pieles, tostadas al sol en las laderas de la Luna. Comida la vegetación, mordida, calva la montaña. Las herraduras que no daban suerte. Un suplicio. Los alfiles que mandaron el líder y el esloveno por delante en el ajedrez, cabeceaban sufrimiento. Evenepoel era una isla en la montaña que agitó el AG2R como si se tratara de una filial del Jumbo. Los intereses que se encuentran como los ríos que se incorporan de distintas familias hasta dar con la mar.

En el Purche los meandros eran de asfalto agrietado y gastado, gris. Devorado por el sol. Carretera de montaña ajada. Craddock y Vine, australianos, doblaron el Purche por delante, agachados por el esfuerzo. Los favoritos, a cámara lenta, hombreando, cimbreando la bici, traspasaron la cumbre sin heridas a pesar de las rampas crueles, de aspecto siniestro. El descenso, enrevesado, aceleró a los muchachos del Jumbo para agitar los fantasmas que persiguieron a Evenepoel después de su tremenda caída en Il Lombardia.

EL INTENTO DE SOLER

Al belga le costó superar esos miedos, se tensaba en las bajadas, tieso, cuadrado. Está curado de espanto el líder, cuya inquietud se concentraba cuesta arriba. Roglic se tomó un respiro para tomar un botellín de agua. Agua para inundar Sierra Nevada, un congelador. La cumbre a 2.512 metros. Marc Soler fue a bebérsela. Arensman le cerró el grifo de la gloria.

Oomen y Dennis, que pervivieron en la fuga, se refugiaron en el grupo de Roglic para el tajo. Costaleros de un paso de Semana Santa. A Evenepoel el calor le martilleaba. Cogió una bolsa de hielos para ponérsela en el cogote y le rebajara el quemazón, la temperatura corporal que se incendia en días de sol furioso y descarado. La entrada a Sierra Nevada por la puerta de Hazallanas fue una explosión entre lazos hipnóticos. Sonámbulos los ciclistas.

El orden saltó por los aires con la tormenta eléctrica del Jumbo, un punto loco, descoordinado. El caos. Todo el mundo tiene un plan hasta que suena el primer disparo. Harper dispuso el paso para Roglic. Evenepoel se pegó al esloveno. Se reunieron Mas, Carlos Rodríguez, López, O’Connor y Landa, que no tardó en desprenderse. Ayuso perdió algo de hilo. La tortura como estilo de vida. Rodríguez también jadeó.

MAS, AL REBUFO DE LÓPEZ

El líder, confiado, tomó el mando. Desafió a sus rivales. Gobernador. Giraba la vista para ver si se dislocaba Roglic, a cola del grupo. Resistían Mas, López, O’Connor y el esloveno. Rodríguez y Ayuso se trabaron. Indigestión. Los dos se fundieron en un abrazo para perseguir el podio. Almeida llegó después. La altitud, que achica los pulmones y roba oxígeno, era el enemigo que de repente colonizaba el organismo. Superman López, el colombiano hijo de las alturas, se agitó a falta de 10 kilómetros para la cima. Arqueó la ceja el líder. Mas, al fin, se descapotó. El mallorquín salió a por el vuelo de López.

No quiso esperar en la sala de embarque. Ambicioso, se subió a la chepa del colombiano y De la Cruz, otra cuenta del rosario de la fuga. A Remco, cargando de Roglic, jugando con la paciencia, manoseando la espera, le visitaron las dudas. Se ató a su compás el belga. El ritmo. Regresó el control. Gestor. A Evenepoel solo le preocupaba Roglic, que dejó la tarea de persecución al líder. El esloveno presionaba yendo a rueda.

ROGLIC, AL ATAQUE

Mas y López abrieron un hueco de medio minuto. Roglic miró para otro lado. Ayuso se rehabilitó y lijó a Rodríguez. Mas y López, enemigos íntimos, rastreaban a Arensman, directo a la victoria. Entonces, a falta de dos kilómetros, Roglic, posición felina, se puso en pie. El campeón esloveno atacó. A Evenepoel le mudó el gesto. Se quedó sin respuesta. De nuevo acalorado. A gestionar la crisis. Otra vez sin cobertura. Mas le metió más de cuarenta segundos y Roglic le arrebató una quincena de segundos. El líder continúa al frente, pero está rodeado. Siente el aliento de sus rivales cada vez más cerca. Queda el tercio final de la Vuelta. Un ejercicio de supervivencia para el belga. Mas y Roglic resquebrajan a Evenepoel.

FRAILE ROZA LA VICTORIA EN GRAN BRETAÑA

Omar Fraile rozó la victoria en la primera etapa del Tour de Gran Bretaña, que finalizó con un esprint en Glenshee Ski Centre tras partir de Aberdeen. El santurtziarra, lanzado por Porte, arrancó con decisión y encabezó la lucha hasta que en los metros finales le sobrepasó Corbin Strong, el líder inicial de la carrera británica.

Fraile perseguía un triunfo que no ha podido saborear desde que se proclamara campeón de España el pasado año. Tras una campaña de perfil bajo en el Ineos, donde llegó tras brillar en el Astana, Fraile quiere ir reconstruyéndose para encontrar su mejor versión y volver a las victorias. En el Tour de Bretaña se quedó muy cerca de festejar el triunfo. La carrera le servirá para ir ganando moral después de un curso complicado.

05/09/2022