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Lucía Gallego: "Nunca deberíamos haber eliminado la mascarilla en interiores"

La microbióloga de la UPV pide no centrarse sólo en si aumenta o no la presión hospitalaria sino también en el "bienestar general" de la población
Lucía Gallego: "Nunca deberíamos haber eliminado la mascarilla en interiores"
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Esta séptima ola del coronavirus comienza a sentirse de forma notable en los hospitales con más ingresos y más pacientes críticos. Un incremento que preocupa y más teniendo en cuenta que ahora mismo la atención se centra en los mayores y vulnerables. Esto significa que los positivos que cada semana vemos en el boletín de Osakidetza no reflejan en absoluto la dimensión de los contagios que tenemos ya que apenas se hacen pruebas a la población general. 

Y esto preocupa a los expertos. La microbióloga y doctora del laboratorio de antibióticos de la UPV, Lucía Gallego, alerta de esa "falsa sensación" que tenemos y que nos lleva a un "optimismo exagerado" en cuanto a la evolución de la pandemia. "Es una carrera a largo plazo porque en cuanto mejoren las cifras se eliminan las restricciones al 100% y seguimos permitiendo que el virus mute", alerta. 

Mascarilla sí o sí 

"La mascarilla en interiores nunca debería haberse eliminado", afirma tajante. "Es una de las medidas que deberíamos haber mantenido porque eliminar todo esto solo empeora la situación", explica. En su opinión esta medida junto al aislamiento de los positivos es la única posibilidad para controlar la tremenda transmisión del virus.

La explicación es sencilla. Cuanto más se transmite y circule el virus, más variantes surgirán como ha ocurrido desde la llegada de ómicron. Y no debemos caer en el error de quitar importante a las variantes BA4 y BA5 que son predominantes en este momento. Son más contagiosas y transmisibles y puede que no supongan un mayor número de hospitalizaciones pero no deberíamos confiarnos, opina la doctora Lucía Gallego. 

"No vemos otros efectos. La población se infecta de manera continua y hay gente que tiene covid persistente con secuelas que le invalidan para la vida laboral y diaria y ya se baraja que podría producir discapacidad a nivel mundial", advierte.

Bienestar de toda la población

"Tenemos que fijarnos en el bienestar de la población", señala y se pregunta ¿tenemos que asumir estar enfermos continuamente? No podemos quedarnos solo con la punta del inceberg, tiene un cuerpo detrás que disminuye la salud y el bienestar de la población", alerta.

Pone como ejemplo algunos casos de personas que pasan un covid sin apenas síntomas y al de una semana o 15 días tienen un infarto o un ictus. "Nos estamos solo fijando en lo evidente pero hay muchas consecuencias añadidas. Se banaliza en exceso", insiste. 

De ahí que pida que cambiemos la manera de pensar. No debemos usar la mascarilla sólo para protegernos a nosotros mismos sino también para proteger a los demás si tenemos síntomas. "No somos islas y tenemos que pensar un poco más en términos de comunidad y de bienestar general. Pensar en las consecuencias para otros y ahí flojeamos un poco", lamenta la profesora gallego.

En este sentido aboga por las medidas sencillas, las que han funcionado desde el principio, sobre todo, la mascarilla, la higiene y el lavado de manos. "El éxito de una medida preventiva es no infectarnos"

¿Qué pasará en otoño?

Preguntada por cómo llegaremos al otoño y que pasará cuando vuelvan los virus habituales de la época, ahora que ya no usamos mascarilla salvo en centros sanitarios y transporte público, la doctora Gallego reconoce que la incertidumbre es total. "No sabemos qué variantes vamos a tener", señala. De ahí que insista en recuperar algunas de las medidas eliminadas y seguir usando la vacunación como herramienta fundamental. 

"Hay que hacer hincapié en la importancia de cortar la transmisión. El virus muta y sobre todo en las zonas a donde se dirige la vacuna. Esa inmunidad no dura y el efecto a largo plazo será pequeño. Las vacunas son una herramienta fantástica pero sin otras medidas se queda en poco", destaca. 

Por eso afirma, "necesitamos" las vacunas de segunda generación, las adaptadas a las nuevas variantes y que las vacunas sigan siendo una herramienta útil. Es evidente que la investigación y la ciencia necesitan su tiempo. Se baraja que esas nuevas vacunas puedan estar listas a finales de año ya con esas nuevas variantes que podrían salir en otoño cuando esperamos una "ola importante". 

Vacunar por grupos

Son muchos los ciudadanos que mantienen sus dudas sobre si ponerse la tercera dosis o en algunos casos la cuarta y en opinión de la profesora en microbiología tenemos ahora mismo una población tan heterogénea que lo mejor sería ir grupo por grupo. "Habría que hacer grupos de población y ver el efecto. Eso supone una recogida de datos y realizar estudios importantes", reconoce.

Y es que tenemos a personas con la pauta completa que han pasado covid, otras que no lo han pasado, gente aún sin vacunar, otros con la tercera dosis y que se acaban de infectar. Y luego están los vulnerables, los mayores de 80 años, las personas con patologías.

En cualquier caso entiende la cuarta dosis que recomienda la EMA para proteger a los mayores pero reconoce que una persona de 40 años sin patologías, con las dos dosis puestas y que encima ha pasado el virus, puede esperar a que salgan las nuevas vacunas adaptadas a otras variantes. 

Defiende la vacunación de todas ellas siempre y rechaza completamente la idea de que con las vacunas se inyecta parte del virus. "Las vacunas son de RNA. Es un ácido nucleico que produce la proteína del virus. Para nada la vacuna tiene el virus, ni va a inyectar el virus. Esta vacuna es de molécula inerte. No es el virus".

De la misma forma defiende que la vacunación no se puede hacer por países sino que debe ser a nivel mundial. "Solo así podremos controlar el problema. Debemos tenerlo claro", asegura. 

 

12/07/2022