Katya tiene 14 años y desde hace 7 tiene dos familias, la suya en Dytyatky y la que está aquí en Euskadi viviendo con impotencia lo que está ocurriendo en Ucrania. Su madre de acogida, nuestra compañera Lide Álvarez, nos ha contado cómo están siendo estas horas y los contactos que han mantenido con Katya a través de instagram.
"La verdad es que estamos viviendo estos momentos con mucha preocupación, es alguien más de tu casa y no puedes hacer nada. Ver la tele duele terriblemente", señala Lide que nos contaba que Katya y su familia estaban muy asustados y que se han escondido. "Han pasado la noche en un sótano que tienen y que no tiene nada que ver con los refugios de las películas sino que es un agujero horadado en la tierra", explica.
"A la Asociación Chernobil nos llegaban mensajes de la gente que está allí y nos decían que no sólo se están bombardeando los aeropuertos sino también los hospitales y edificios civiles. Es una guerra con todas las letras. No es un ataque estratégico", denuncia. Los mensajes que llegan desde Kiev, nos dice Lide, hablan de la gente haciendo acopio de víveres, intentando salir y mucha confusión.
"Katya y su familia no tienen cómo salir de allí", lamenta. "Su pueblo es una aldea muy pobre, sin iluminación en la calle, no está asfaltada, no hay nada. Sólo podrían salir a pie. Y la frontera más cercana que tienen es Bielorrusia y pasando por Chernobil", explica.
Las familias están desesperadas por sacar de allí a los niños y niñas pero "no se puede hacer nada". "No podemos mandar un autobús allí, a una zona en conflicto, sería peligroso", subraya.
Se emociona al recordar a su hija y confiesa que intenta no ver demasiado la tele. "Hoy nos ha mandado una foto y está sonriendo", afirma puntualizando que son niños ya "muy dañados" no sólo por la contaminación, "provienen de familias muy desestructuradas, con falta afectiva, niños de cera nos suelen decir".
"Le he visto en una foto con el gorro de lana que le trajeron aquí los Reyes en Navidad y se me ha caído el mundo a los pies".