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Farmacia de guardia es mucho más que una de las series más míticas de la televisión. Si recorremos las calles de nuestros pueblos y ciudades nos encontraremos con los letreros iluminados de estos comercios que nos anuncian la temperatura que hay en la calle o la hora que es. Si ese reloj marca que son más de las diez de la noche, es posible que nos encontremos alguno de estos establecimientos abierto, pero eso no es excusa para llamar al timbre y pedir cualquier cosa que se nos pase por la cabeza. Una farmacia de guardia, al fin y al cabo, no es un supermercado abierto 24 horas. Es, en definitiva, un comercio que atiende peticiones de urgencia, como ocurre con los servicios en esos horarios de centros de salud y hospitales.
“La farmacia de guardia es una farmacia que está abierta para atender urgencias. Entendemos como farmacia de guardia la farmacia que está abierta desde las diez de la noche hasta las nueve de la mañana”, explica en ese sentido Miguel Ángel Gastelurrutia, presidente del Consejo de Colegios Oficiales de Farmacéuticos del País Vasco, que hace pedagogía al explicar que “muchas personas piensan que la farmacia de guardia es el establecimiento al que van habitualmente a las once de la mañana y que tienen los mismos servicios que en un horario comercial normal, y no es así.
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Se contrata a un farmacéutico para que esté ahí y se dedique a atender urgencias y situaciones realmente necesarias, pero no para comprar cualquier producto”. A sus palabras se suman las de la farmacéutica alavesa Mercedes Villacorta, que explica que “tenemos que ser conscientes de que se trata de un servicio sanitario de urgencia, y que debemos utilizarlo de forma responsable con el fin de evitar situaciones de saturación, especialmente cuando el servicio se da fuera del horario habitual de la farmacia (festivos, noches, etc.)”. El servicio de guardia de las farmacias comunitarias garantiza, asimismo, que la población tenga acceso a medicamentos y consejo farmacéutico las 24 horas del día durante todo el año. “De esta forma se asegura la continuidad de la atención farmacéutica en todo el territorio, teniendo especial relevancia en la zona rural”, reitera Villacorta.
Más allá de las anécdotas que han vivido en estos horarios, la alavesa explica que en general, las personas que acuden a las farmacias en horario de guardia buscan solucionar un problema de salud o relacionado con sus medicamentos, y que no pueden esperar a la apertura de la farmacia en su horario habitual. “No suelen darse situaciones especialmente llamativas en ese horario. Los profesionales farmacéuticos ofrecemos una atención farmacéutica de calidad como parte de nuestra actividad asistencial”, relata. “Desde el colegio y, de acuerdo con la legislación sanitaria actual, regulamos las guardias en función de las zonas farmacéuticas que no se corresponden exactamente con los centros de salud y tenemos un número de farmacias de guardia que entendemos que cubren la demanda sanitaria en cuanto a medicamentos con criterios de urgencia o necesidad”, concluye Gastelurrutia.