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Las familias tiran del carro a duras penas en la sexta ola

Una mujer, tirando del carro de la compra, y un niño caminan por las calles del Casco Viejo de Bilbao.
Una mujer, tirando del carro de la compra, y un niño caminan por las calles del Casco Viejo de Bilbao.

Cansancio. Con esta palabra resume Natalia Díez Caballero, directora de Hirukide, el sentir de las familias en esta sexta ola que no deja de causarles problemas para conciliar, gastos extras y preocupaciones. "El ómicron está haciendo mucha mella psicológica. Creíamos que íbamos a ver la luz y ahora ya piensas si este año va a ser una repetición del pasado. Se está haciendo muy largo", confiesa.

Al agotamiento anímico hay que sumar, dice la responsable de la Federación de familias numerosas de Euskadi, la incertidumbre. "Este virus está afectando económicamente a muchas familias, tanto por sus puestos de trabajo, como por el coste de las mascarillas y los test de antígenos. El Gobierno ha reaccionado tarde, una vez que todo el mundo ha vaciado los bolsillos en Navidad", censura.

Las familias tienen que hacer frente asimismo al "desconcierto, porque unas semanas nos dicen unas cosas, luego otras, y no sabes cómo actuar", al "miedo" por contagiar a los seres queridos más vulnerables y a la repercusión en el ámbito escolar, "donde no todas las aulas ofrecen clases on line y hay cantidad de profesores de baja", enumera Díez Caballero, que resalta el "trastoque" que suponen las cuarentenas. "Hay familias numerosas que han estado más de un mes confinadas", señala y destaca "la mella" que hace no socializar. "Un viaje de fin de curso, un 90 cumpleaños de unos padres... Eso ya no vuelve y te vas desfondando", reconoce.

Conciliar cuando se cría a solas 

 No hace falta ser muchos en casa para estar pasando apuros. De hecho, en la asociación Acción Familiar Euskadi están trabajando en el proyecto piloto Red Maitea para dar apoyo a madres que crían a sus hijos e hijas en solitario y cuyas necesidades "se han detectado claramente a raíz de la pandemia", apunta la presidenta, Cristina Mendia. "Al ser solo una persona, cuando no había colegios era muy complicado. A veces tenían que reducir su jornada laboral", comenta.

Además de "profesionalizar los cuidados", la iniciativa tiene como objetivo "crear una red para que entre las propias familias se puedan apoyar". Como hay personas que son "inmigrantes, se ayuda a sus hijos a hacer los deberes y se ha detectado también la brecha digital. Hay ámbitos en los que no han podido recibir la formación por esta precariedad", lamenta.

"Hay un cierto colapso social" 

La demanda de apoyo emocional, afirma Beatriz Martínez, psicóloga de Acción Familiar Euskadi, "ha aumentado muchísimo" durante la pandemia. "El síntoma que más destaca es el agotamiento, que acaba redundando en síntomas de orden depresivo y ansiedad", indica y subraya que "hay muchísimas dificultades" para conciliar. "Ahora es más difícil que los confinen, pero eso genera gravísimos problemas a nivel familiar", recalca.

En el caso de que tengan que encerrarse en casa, no hay solución buena. "Las personas que teletrabajan tienen que hacerse cargo a la vez de la función doméstica, la crianza y el trabajo y eso supone una carga enorme y un desgaste. Las que no pueden teletrabajar están aún peor porque la gestión es imposible, con lo cual los niveles de ansiedad son enormes", dice.

A esa "sensación de abatimiento, que deriva en una falta de motivación", contribuye "el distanciamiento y las precauciones sociales, que te van aislando cada vez más", advierte la psicóloga, quien pone el foco en la dificultad para conciliar de quienes "parten de una situación más vulnerable". "En las familias monomarentales el impacto es increíble porque los recursos de apoyo, si ya escaseaban antes, ahora todavía más", manifiesta. "También los centros educativos tienen bajas, una sobrecarga... En fin, hay un cierto colapso social", concluye.

Problemas con las custodias 

Nuria Cerván, presidenta de la Asociación vizcaina de madres y padres separados, Abipase, asegura que la sexta ola ha afectado a este colectivo "exactamente igual que al resto a efectos logísticos", salvo por los conflictos surgidos en algunos casos a raíz de las cuarentenas de los menores. "Cuando tienen custodias compartidas y la niña o el niño están confinados, si hay buena relación entre los padres, no pasa nada, porque se cambian las semanas, pero cuando no hay buena relación sí que está habiendo problemas porque los niños no se pueden mover del domicilio y el padre o la madre a la que le toca la siguiente semana no los tiene. Ahí es donde está habiendo más complicaciones", reitera. La otra parte tampoco lo tiene fácil. "Las personas tienen organizado su horario laboral en atención a sus semanas de custodia y de repente te confinan a un niño y el otro progenitor no te puede hacer la cobertura. Por lo demás, les está afectando como a todo el mundo", remata.

"El ómicron está haciendo mucha mella psicológica. Se nos está haciendo muy largo"

Natalia Díez Caballero

Presidenta de HIrukide

"Hacerse cargo a la vez de la función doméstica, la crianza y el teletrabajo supone un desgaste"

Beatriz Martínez

Psicóloga de Acción Familiar Euskadi

"Cuando la custodia es compartida, confinan al menor y no hay buena relación, hay problemas"

Nuria Cerván

Presidenta de Abipase

2022-01-17T09:06:02+01:00
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