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La situación de Yangel Herrera, perseguido por las lesiones, ha sido hasta la fecha uno de los principales contratiempos que se ha encontrado la Real Sociedad en estos primeros meses de competición. El centrocampista venezolano, una de las prioridades de Sergio Francisco el pasado verano, lleva muy pocos minutos de competición y, hasta la fecha, poco o casi nada ha podido ayudar al equipo.
Sergio Francisco ya no podrá alinearle, pero para el nuevo técnico, Pellegrino Matarazzo, debería ser una de las piezas indispensables en la medular. Por lo que dijo en su presentación, es un entrenador al que le gusta variar su juego, capaz en un mismo partido de utilizar diferentes sistemas. Si por algo se caracteriza Yangel es, precisamente, por dar equilibrio a esa zona del campo.
El venezolano, en su etapa en el Girona, demostró su contundencia a la hora de frenar el juego del rival, y también su capacidad de poder incorporarse desde la segunda línea cuando su equipo ataca. Además, es un futbolista inteligente en el terreno de juego y muy competitivo.
Fue una de las adquisiciones más importantes de la Real en lo que a novedades en la plantilla se refiere, pero sus continuos problemas físicos le han lastrado de forma importante. Con la llegada de enero, en el club esperan una recuperación total. Sin duda que su concurso al cien por cien sería muy bienvenido.
La Real ha demostrado carencias en la medular. Gorrotxa, que no deja de ser un debutante en Primera División, muchas veces se encuentra muy solo en ese sistema en el que le acompañan habitualmente Soler y Brais, jugadores con más proyección ofensiva que defensiva, sobre todo el gallego. Tampoco han aportado soluciones a la hora de frenar las transiciones del contrario otros futbolistas como Pablo Marín, Sucic o Zakharyan, habituales del banquillo, al igual que Turrientes o Goti con los que poco o nada se cuenta. Pellegrino Matarazzo tiene ahí una toma de decisiones importante para acertar con uno de los grandes déficits de la Real, la poca fortaleza en el centro del campo que le ha costado muchos disgustos.