Polideportivo

La Federación trabaja para recuperar el pulso del ciclocross vasco

Carente de grandes referentes tras una época dorada, desde la federación vasca se apela al trabajo para adaptarse a la nueva realidad y recuperar el pulso del ciclocross vasco cuidando la base e impulsándose en un sólido calendario
Gorka Corres, vencedor en categoría junior.

EL otro festival de Benidorm, que nada le vincula a aquel de la canción ligera, concentra el domingo a los tres tenores. Así se conoce en el ciclocross a la terna formada por Van Aert, Van der Poel y Pidcock, dispuestos a ofrecer un recital. Los tres reyes de la especialidad compiten en la cita de Benidorm, que ha abrazado otra clase de festival, el de adentrarse en la Copa del Mundo de la especialidad. Una distopía. A Benidorm, donde los lugareños son turistas, no le sobra tradición. Pero las tradiciones se compran, se adquieren en el zoco de la UCI. El dinero manda, más si cabe ante la UCI, que ha subcontratado a una empresa para hilar las pruebas de la Copa del Mundo. Durante años, Igorre, La Catedral, fue el templo que abrazó a los mejores cicloscrossistas del mundo, donde la Copa del Mundo desembarcaba. “Creo que nunca fuimos conscientes de lo que suponía todo aquello. Solo se le da valor cuando no lo tienes”, reflexiona Raúl Mena, presidente de la Federación Vasca de Ciclismo cuando mira hacia el barro, la modalidad de invierno.

El pasado fin de semana se celebró el estatal de la especialidad, que el próximo año se disputará en Amurrio. En Vic quedó constatada una vez más la superioridad del alicantino Felipe Orts. Agarró su quinto maillot de campeón de España. Orts es su máxima luminaria estatal. Del retrovisor de los recuerdos y la nostalgia queda el linaje de los ciclistas vascos, grandes emperadores de la modalidad. David Seco, Javier Ruiz de Larrinaga, Aitor Hernández, Unai Yus, Iñaki Mayora, José Mari Yurrebaso y José Ramón Izagirre, padre de Gorka y Ion, entre otros. “Euskadi ha mandado en el ciclocross con mano de hierro, pero eso ha cambiado. No siempre se puede estar en lo más alto. Hay que saber adaptarse”, analiza Mena.

Ahora un vacío de poder se ha extendido por el ciclocross vasco, que sigue mostrando una sólida estructura en cuanto a calendario, pero al que le faltan figuras en el escaparate. “El calendario es bueno y tenemos pruebas de carácter internacional. Las sociedades ciclistas hacen un trabajo brutal y también las organizaciones para poder sostener un calendario de 16 pruebas que supone competir cada fin de semana, pero sí es verdad que nos faltan nombres propios. No siempre se puede”, subraya Mena.

El problema, según detectan desde la federación, es la falta de una estructura para dar el salto entre la categoría junior y la sub’23. Sin presencia entre los mejores Élites en el estatal, los ciclistas vascos brillaron en categoría junior. Gorka Corres fue oro y Hodei Muñoz, plata. “Eso significa que el trabajo de base, hasta lo que puede llegar la federación, se hace bien, pero el paso entre ser junior y sub’ 23 es complicado. Se precisa una estructura que dé cobijo a esos corredores que destacan y quieren seguir creciendo en el ciclocross. Se necesita inversión”. Para mejorar es imprescindible competir fuera, es el camino para crecer, pero eso exige una red de seguridad, una campo base económico. “La idea de contar con un equipo que acoja a los más destacados y que puedan competir fuera con garantías sería lo ideal. Si no, es muy complicado progresar, más si cabe en una especialidad que es individual y donde los ciclistas se tienen que buscar el sustento en solitario”. El ciclocross es una especialidad de Quijotes, de locos aventureros, más si cabe cuando el ciclismo de carretera todo lo fagocita. Un leviatán.

El poder de la carretera

“El dinero, los equipos y las estructuras están en la carretera. Cualquiera que destaque lo intentará en la carretera. Es comprensible”, expresa el máximo dirigente de la Federación Vasca de Ciclismo. Además, en un ciclismo hipercompetitivo y a cada centímetro más profesionalizado, no son muchos los ruteros que eligen el ciclocross como preparación para la campaña de carretera. “La carretera lo aplasta todo. Si quitas a tipos como Van Aert, Van der Poel o Pidcock, que rinden allí donde les eches porque su motor se lo permite, el calendario de ciclocross choca con la exigencias de la preparación para la carretera, aunque puede ser complementario. Incluso las concentraciones coinciden en el tiempo y los ciclistas responden a los intereses de los equipos”. La presencia de ciclistas de carretera siempre ha generado expectativa en el ciclocross, pero ese modelo está menguando.

“Antes había corredores que compaginaban ambas especialidades, pero eso está decayendo. Esos nombres generaban curiosidad y movían a gente. Además, muchos de ellos eran y son muy competitivos cuando corren en el barro. Solo hay que ver que el campeonato de Euskadi lo ganó Jonathan Lastra y Ion Izaguirre fue segundo”. Frente a ese escenario cambiante y novedoso y después de disfrutar de una generación de oro en la especialidad, Raúl Mena reclama paciencia y capacidad de adaptación. “Todo ha cambiado mucho, pero creo que la base se está trabajando bien. Hay que adaptarse, tener paciencia y seguir trabajando en esta línea”, remata el presidente de la Federación Vasca de Ciclismo. La paciencia del alfarero.

19/01/2023