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“La empresa hace un gran esfuerzo en que se recupere el poder adquisitivo”

La presidenta de la patronal vasca defiende aprovechar las capacidades del Concierto Económico para una fiscalidad orientada a “recaudar mejor”
Tamara Yagüe, la presidenta de Confebask, en su despacho de la sede de la patronal en Bilbao. / Oskar Martinez

Tamara Yagüe es la presidenta de Confebask, la patronal vasca de los empresarios, desde el pasado mes de julio. Licenciada en Derecho por la Universidad de Deusto, Yagüe es también directora general de la ingeniería eléctrica Tecuni. Llegó a la máxima representación del empresariado vasco a propuesta de Cebek, en virtud del turno rotatorio de cuatro años que establecen las tres patronales territoriales vascas. Mantiene un discurso basado en la cautela y en la mano tendida para llegar a acuerdos, pero al mismo tiempo tiene claras cuales son las prioridades empresariales y los desafíos a los que se enfrenta la economía vasca. Manifiesta su especial preocupación por la falta de perfiles laborales especializados en el sector industrial y la conflictividad laboral, y reclama una estrategia conjunta entre todos los agentes para convertir Euskadi en un espacio “atractivo” para invertir y trabajar.

El dato de crecimiento económico en 2023 en el Estado ha sido del 2,5%, por encima de las previsiones del Gobierno, pero la inflación de enero -3,4%- muestra que la subida de precios no remite.

—La economía española y la vasca se están recuperando, con crecimientos moderados, pero estamos rodeados de demasiadas incertidumbres en nuestro entorno que pueden hacer que la situación cambie, lo que nos hace ser prudentes en nuestras previsiones. El conflicto entre Israel y Hamás y lo que está ocurriendo en el Mar Rojo pueden suponer una mayor afectación a la industria vasca. Los tipos de interés han frenado su ascenso, pero no es del todo seguro que no vuelvan a subir. Con respecto a la inflación, tengo la esperanza de que el repunte sea consecuencia del incremento del consumo en el período navideño. Por todo ello, en nuestras previsiones calculamos un crecimiento económico en Euskadi del 1,6%, en línea con el del año pasado, con un segundo semestre que será mejor que el primero.

¿El estancamiento en Alemania y Francia, dos clientes tan importantes para las exportaciones de las empresas vascas, está durando más de lo que calculaban?

—Es una circunstancia que afecta principalmente al sector industrial, que es el más internacionalizado está. La Federación Vizcaina de Empresas del Metal indicó que mantenía unas buenas perspectivas de crecimiento para la primera mitad de año. En cualquier caso, el gran problema de la empresa vasca es la falta de perfiles cualificados y técnicos que permitan dar salida a sus proyectos. Es, no obstante, un problema generalizado, que afecta al Estado y a toda Europa.

El gran problema de la empresa vasca es la falta de perfiles cualificados para dar salida a sus proyectos

¿Qué se puede hacer para resolver esa carencia?

—Hay varias líneas de trabajo. Desde Confebask, estamos trabajando junto con el Gobierno vasco en una plan coordinado y consensuado. Debemos trabajar en la captación de talento extranjero y de otras partes del Estado para que se traslade a Euskadi. Hay que hacer atractiva la CAV para poder captar talento de otros lugares y también retener el que ya tenemos, pero también es necesaria una labor en el ámbito de las recalificaciones profesionales. Además, es necesario dar un mayor protagonismo a todo lo relacionado con la Formación Profesional, porque cuenta con una gran valoración.

La cifra de creación de empresas mejoró el año pasado después de la caída experimentada en 2022. Sin embargo, aún no se han recuperado los números de antes de la pandemia. ¿Va a ser posible alcanzar de nuevo esa cifra?

—Lo que tenemos que hacer es trabajar por recuperar el peso relativo del PIB vasco en el Estado. Realmente, no es solo importante el número de empresas, sino la calidad de las mismas. Es importante ocuparnos en desarrollar una estrategia de crecimiento basada en la competitividad. Que Euskadi sea un espacio para invertir, trabajar, crear empleo y, como consecuencia de todo ello, avanzar en un modelo de bienestar.

Tenemos que trabajar entre todos por recuperar el peso relativo del PIB vasco en el Estado

¿Qué pasos concretos se pueden dar para estimular el crecimiento de la competitividad?

—En el plano de la fiscalidad, apostamos por aprovechar el instrumento del Concierto Económico para reforzar la competitividad de las empresas y crear un crecimiento sostenible. No estamos hablando de recaudar menos, sino de recaudar mejor. Ahí está el ejemplo de los incentivos fiscales con los rodajes audiovisuales en Bizkaia y los resultados económicos que están suponiendo. Debemos trabajar en buscar y captar ese tipo de inversiones, de forma que permitan potenciar un modelo de desarrollo sostenible, y que a su vez propicien unos mejores datos de empleo e inversión.

En la presentación de su último informe sobre coyuntura económica, Confebask apuntaba una preocupación por la reducción de la rentabilidad empresarial. ¿Se debe únicamente a la subida de costes o hay más razones?

—Desde luego, el incremento de costes, por toda la incertidumbre que ha habido por la llegada de materiales necesarios para producir, está afectando a la reducción de beneficios. De hecho, la inflación ha provocado que estemos en una horquilla de subida de costes del 10%. Además, están los costes laborales, una materia en la que no solo influyen los salarios, sino un concepto más amplio del mismo, en los que hay una cierta inseguridad jurídica porque la legislación ha ido cambiando de manera constante. Y también tenemos la subida de tipos de interés. Todos estos incrementos hay que compensarlos con medidas que favorezcan la productividad y la competitividad de las empresas. Por otra parte, las empresas vascas siguen invirtiendo. En materia de bienes de equipo, la inversión ya es más alta que antes de la crisis de la pandemia. Eso quiere decir que el tejido empresarial tiene claro cual es el futuro y que tiene que seguir desarrollando inversiones.

Una de las demandas más frecuentes por parte del empresariado vasco desde hace meses es todo lo relativo a los fondos europeos, que no terminan de llegar a las empresas. ¿Les preocupa este retraso? ¿Qué se puede hacer para simplificar todo el proceso de concurso y adjudicación?

—Sin entrar en polémicas de cifras, lo que estamos viendo y lo que nos transmiten las empresas es que, efectivamente, esos fondos no están llegando. Además, hay que tener en cuenta que la mayoría del tejido empresarial vasco lo componen pymes, y las condiciones administrativas que tenían no les facilitaba acceder a ellos. Apoyamos el planteamiento del consejero Azpiazu sobre los Pertes regionales, puesto que es indudable que cuanto más cercana sea la interlocución, más fácil va a ser entender las necesidades que puedan tener las empresas. No estamos en disposición de perder un solo euro de estos fondos, porque hay empresas vascas con proyectos que cumplen los requisitos exigidos.

Los fondos europeos no están llegando a las empresas; no podemos desaprovechar un solo euro

El número de jornadas perdidas por huelgas en la CAV cayó el año pasado, mientras que, según los datos del Consejo de Relaciones Laborales, la negociación colectiva propició que en 2023 creciese el número de trabajadores vascos con convenios de trabajo actualizados. Sin embargo, parece que se ha enquistado la imagen de una permanente conflictividad laboral en Euskadi. ¿Como afecta esto a las empresas?

—Los salarios vascos son los más altos del Estado y las jornadas laborales medias son las más bajas. Estamos en máximos de concertación de convenios. Los incrementos salariales están por encima del IPC. La empresa vasca está haciendo un gran esfuerzo para que se recupere el poder adquisitivo de los trabajadores. Al mismo tiempo, tenemos los problemas de la conflictividad laboral y también el absentismo, que está en niveles máximos. Transmito esta reflexión a los sindicatos que potencian la huelga. Indudablemente, es posible llegar a acuerdos, y ahí están los datos sobre convenios suscritos para demostrarlo, pero hay sindicatos que no van a firmar nunca. Yo me pregunto qué se busca con eso, porque genera un clima de desasosiego hacia las empresas y también provoca que otras inversiones económicas se desplacen a territorios menos hostiles.

¿Qué pueden hacer patronal y sindicatos para mejorar los resultados del diálogo social?

—Nosotros estamos dispuestos a seguir negociando por el beneficio de las empresas, los trabajadores y la sociedad en general. No sé si todo el mundo está dispuesto a sentarse en esa mesa. Pienso que los trabajadores deberían recuperar el poder adquisitivo perdido. Las empresas están haciendo un gran esfuerzo para ello. En el período entre 2021 a 2024, el incremento del IPC ha rondado el 21%, mientras que la deflactación aprobada por las diputaciones forales en el IRPF apenas ha llegado al 10%. Es decir, 10 puntos porcentuales por debajo de la inflación real. Creo que es momento de que las administraciones vascas acometan una deflactación en las tablas del IRPF acorde al momento que estamos viviendo. Nosotros ya hemos hecho nuestra tarea. Ahora le toca a las administraciones mover ficha.

Hemos demostrado que se puede llegar a acuerdos, pero hay sindicatos que nunca van a firmar

La presencia de la mujer en ámbitos directivos ha mejorado, pero aún queda trabajo para reducir la brecha de género.

—Efectivamente, la mujer está participando cada vez más, pero queda mucha labor por hacer. Para llegar a los consejos de administración y los órganos de gobierno se necesita generar masa crítica. Y esa masa se pierde a mitad de camino. Habrá que reflexionar sobre qué se puede hacer. Es un trabajo de la sociedad en su conjunto, de la educación, de los medios de comunicación, de las empresas... Confío mucho en que lleguemos a una verdadera igualdad, sobre todo por el bien de la empresa. Cuanto mayor sea el equilibrio en cuestión de género, mejores son los resultados en las empresas.

05/02/2024