Polideportivo

La batalla de los Kelce

Travis, ‘tight end’ de Kansas City, y Jason, ‘center’ de Philadelphia, dos grandes figuras de la NFL, se convierten hoy en los primeros hermanos que se enfrentan en una Super Bowl
Jason y Travis Kelce, con su madre, Donna, en la llegada de los dos equipos a Arizona, escenario de la Super Bowl.
Jason y Travis Kelce, con su madre, Donna, en la llegada de los dos equipos a Arizona, escenario de la Super Bowl.

EL 16 de enero del pasado año, Donna Kelce se convirtió en una celebridad mediática en Estados Unidos. ¿La razón? La madre de Jason Kelce, center de los Philadelphia Eagles, y Travis Kelce, tight end de los Kansas City Chiefs, se las arregló para ver en vivo y en directo los partidos de la primera ronda de play-offs de sus hijos pese a que se disputaban a más de 2.100 kilómetros de distancia uno del otro. En una aventura que las redes sociales de la NFL se encargaron de difundir con fotos y declaraciones, Donna vio primero desde las gradas la derrota de Jason en Tampa ante los Buccaneers, cogió un Uber hasta el aeropuerto, soportó el retraso de media hora en su vuelo a Kansas City pero consiguió llegar para presenciar, eufórica, la victoria de Travis ante Pittsburgh. “¡Lo consiguió! Dos partidos en un día para una increíble madre”, publicó la NFL en Twitter sobre Donna, a la que se le permitió incluso hacerle la primera pregunta a su hijo en la rueda de prensa posterior al choque.

Un curso después, Jason y Travis, Philadelphia y Kansas City, se citan esta noche (0.30 horas) en el State Farm Stadium de Glendale (Arizona) con motivo de la Super Bowl, el acontecimiento deportivo más rutilante de Estados Unidos y uno de los más mediáticos a nivel planetario y Donna, esa entusiasta madre, ha acaparado el foco de la cita en el plano extradeportivo rivalizando incluso con la mismísima Rihanna, encargada del show musical del descanso después de permanecer siete años alejada de los escenarios. Tan conocida es su figura que una iniciativa en Change.org reunió más de 180.000 firmas para que fuese ella la encargada de lanzar la moneda antes del partido. Su llegada a Arizona, con una camiseta que por delante es la 87 de Travis en los Chiefs y por detrás la 62 de Jason en los Eagles, fue cubierta por los medios de comunicación, así como su entrega a ambos de sendos tuppers con galletas. Y claro, la pregunta ha sido recurrente en las muchas entrevistas que ha concedido: ¿con quién va Donna? “Sinceramente, es increíble que los dos hayan podido llegar a este punto en sus carreras y que ambos disfruten de esta Super Bowl juntos. Es asombroso. Esto es para disfrutar. Son tus esperanzas y sueños hechos realidad, pero también es tu peor miedo. Alguien se irá a casa como un perdedor y ninguno de los dos pierde muy bien. El plan es gritar muy fuerte cada vez que uno tenga el balón”, ha dicho. Al menos, ambos hermanos saben ya lo que es ganar una Super Bowl, pues Jason lo consiguió en 2018 y Travis dos años después.

En la primera Super Bowl en la que lucharán por el anillo dos hermanos, los Kelce encarnan figuras importantísimas en sus respectivos equipos. Travis, de 33 años, el más mediático por su posición en el campo, es el socio predilecto del magistral Patrick Mahomes y uno de los mejores tight ends (posición de la línea ofensiva en la que el jugador, además de bloquear, puede recibir pases) de la historia de la competición (ocho veces elegido para la Pro Bowl y cuatro en el mejor equipo de la liga). Por su parte, Jason, 35 años, ha sido el mejor center (el jugador que pone el balón en juego pasándoselo entre las piernas al quarterback, al que protege desde el centro de la línea de ataque) de la NFL en la última década con sus cinco selecciones para el mejor equipo y seis para la Pro Bowl. Además, son dos voces muy respetadas en el universo del fútbol americano, probablemente los líderes vocales de ambos equipos y ejemplos de fidelidad a los mismos colores desde que llegaron a la competición profesional.

PELEAS Y CRISTALES ROTOS

Los Kelce son originarios de Cleveland Heights, una localidad de Ohio de menos de 50.000 habitantes donde ambos mostraron pronto sus grandes cualidades para el fútbol americano. “De niños fueron unos torbellinos. Hubo muchos cristales rotos, muchas peleas y golpes y el instigador era casi siempre Travis porque quería llamar la atención de su hermano mayor”, recordaba hace años en Sports Illustrated Donna, que reconocía que en aquellos años de infancia se fraguó el carácter ultracompetitivo que catapultó a ambos a la élite: “Se lanzaron muchos puñetazos porque a ambos les costaba reconocer que el otro podía ser mejor en algo”. Pero muy por delante de la rivalidad, se instaló entre ambos una relación de camaradería a prueba de bombas, convirtiéndose en inseparables y en el principal apoyo el uno del otro.

En 2006, a Jason le tocó el momento de marcharse a la universidad y se decantó por Cincinnati. Dos años después, Travis siguió sus pasos pese a tener otras ofertas. “Al ser dos años más joven que él, para mí seguir sus pasos siempre ha sido algo natural. Jugar juntos en la NCAA tenía todo el sentido del mundo”, reconoció en su día. En su periplo universitario, a Jason le tocó ejercer de hermano mayor cuando Travis, en 2009, dio positivo por marihuana en un test de drogas, fue despedido del equipo y su beca de estudios quedó revocada. Se reunió con su entrenador y el resto del equipo para pedir su readmisión tras cumplir una sanción y prometió atarle en corto. “Nunca le he preguntado cómo logró que me readmitieran. Era mi hermano mayor ejerciendo de ello, vigilando cada paso que he dado. Así ha sido siempre”, dijo el menor de los Kelce.

En 2011, Jason se convirtió en profesional. No fue elegido por los Eagles hasta la sexta ronda del draft porque le consideraban pequeño (1,91 metros, 134 kilos) para el puesto. Hubo analistas que no le dieron ni el 10% de posibilidades de permanecer dos cursos en la NFL a un jugador que finalmente ha sido durante doce ejercicios titular en los Eagles amasando éxitos individuales y colectivos y siendo esta temporada el center mejor pagado de la competición: 14 millones de dólares. Dos años después, Travis fue elegido en la tercera ronda del draft por los Chiefs y luciendo desde entonces el número 87 en honor al año en el que nació su hermano se ha convertido en aquello que todos los equipos buscan en un tight end, sobre todo en el aspecto receptor. Cada éxito que ha logrado uno de ellos ha sido celebrado como propio por el otro.

Es fuera del campo donde más diferencias existen entre Jason y Travis. El mayor está casado, es padre de dos hijas y espera a una tercera para este mismo mes de febrero. El menor es, como él mismo dice, “agente libre” en temas amorosos. En 2016 protagonizó su propio reality televisivo (Catching Kelce) en el que el jugador tenía una cita con una mujer de cada uno de los 50 estados de su país. “Lo hice por dinero. Me pagaron una cantidad de seis cifras por tener citas con mujeres durante un puñado de semanas, algo que por aquel entonces me sonó de maravilla. Fue un buen aprendizaje”, apuntó posteriormente.

Desde septiembre del año pasado, ambos tienen su propio podcast semanal (New Heights With Jason & Travis Kelce) en el que charlan sobre sus respectivos partidos y sobre los principales titulares de la actualidad deportiva. Por el programa han pasado jugadores de primer nivel, entre ellos los QB que pugnarán hoy por la Super Bowl: Patrick Mahomes y Jalen Hurts. La última protagonista ha sido, cómo no, Donna. Ambos intentaron sonsacarle quién era su preferido de cara a este partido por la gloria, mientras ella se resistía. “En el pasado nos has reconocido que tu favorito soy yo porque te he dado nietas”, exclamó Jason. “Maldita sea, tengo que empezar a reproducirme”, bromeó Travis como respuesta. Ocurra lo que ocurra, Donna felicitará el vencedor, consolará al perdedor y cuando la batalla de los Kelce concluya los tres se fundirán en un abrazo.

2023-02-13T09:15:03+01:00
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