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“La agricultura tiene que ser respetada”

Amaia Barredo enfrentó la protesta del agro vasco desde la Diputación de Araba; ahora, desde la consejería, defiende un sector primario que se presenta muchas veces como “poco atractivo”
La consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca, Amaia Barredo.
La consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca, Amaia Barredo. / Pilar Barco

La consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca, Amaia Barredo, se muestra preocupada por el relevo generacional en el sector primario e invita a cambiar la mentalidad: “Hay subsectores que son muy interesantes y con una rentabilidad muy buena”.

¿Cuáles diría que son los principales retos del sector primario?

El principal es el relevo generacional. Más del 35% de los titulares de las explotaciones tienen más de 65 años y solo un 11% menos de 41. Esta es una de las mayores preocupaciones de esta legislatura, sobre todo porque en una década perdemos un porcentaje muy elevado del sector. Otros retos son la rentabilidad y la competitividad. Somos un territorio que hace una apuesta clara por la calidad, la producción de cercanía, diferenciada, también a través de distintivos de calidad. Pero cada vez más tenemos un mercado más globalizado y una dificultad de competir. Tenemos que ir buscando esa mayor rentabilidad y mayor competitividad, también a través de la investigación y la innovación, que es otro de los retos, así como la sostenibilidad.

El sector ha perdido músculo y dice que va a seguir perdiéndolo en los próximos años, ¿cómo impulsar ese relevo?

Estamos incorporando al sector de una media de 40 o 60 explotaciones al año y la última década hemos perdido en torno a 1500 explotaciones. El balance es muy negativo. Tenemos que poner en marcha una batería de medidas; hemos mantenido varias reuniones con las diputaciones, que tienen parte de responsabilidad y competencias en el marco del relevo generacional, en la parte más productiva. Desde el Gobierno, aparte de la planificación y la coordinación, llevamos todo lo que es la parte más industrial. La idea que tenemos es elaborar una estrategia de relevo generacional que vamos a aprobar la próxima semana en la Mesa Política, una estrategia que pretende abordar diferentes frentes a la vez.

¿Cuáles?

Por una parte, una mayor coordinación con la parte educativa y un empoderamiento del sector, porque lo que está claro es que con esta negatividad que estamos transmitiendo últimamente da la sensación de que este no es un sector atractivo para los jóvenes ni es un sector rentable y no es así. Hay subsectores dentro del marco de la agricultura que son muy interesantes y con una rentabilidad muy buena. Una de las líneas de trabajo dentro del relevo es ofrecer determinados servicios que ayuden a mejorar la incorporación de los jóvenes al sector, porque aquí se trabaja todos los días y parece que no hay derecho ni a tener bajas, ni a estar enfermo, ni a tener hijos. Pero uno de los mayores problemas que tiene el joven es el suelo y es la financiación. Es decir, entrar en una actividad de estas características requiere de mucha inversión inicial y de mucha inversión que muchas veces está sujeta a la necesidad de suelo. Tenemos que poner herramientas que faciliten la salida del suelo.

¿Como cuáles?

En este sentido, tenemos previsto un programa para trabajar un modelo parecido al francés, donde la Administración pueda identificar esos suelos de gente que va a dejar la actividad y genere una especie de banco o de oferta mancomunada dirigida a estos colectivos. Y la financiación es otra de las vías que hay que darle una vuelta, porque hasta ahora tenemos programas de monitorización, de acompañamiento, pero cuando tienen que hacer la inversión están sujetos a las ayudas ordinarias más un plus por ser joven, pero eso no es suficiente para arrancar una explotación. Ahí estamos explorando líneas de financiación. Eso, junto a la fiscalidad, la idea es crearles una batería que les permitan arrancar.

Tiene que haber opciones para que el sector industrial se pueda descarbonizar, pero la agricultura tiene que ser respetada

¿A qué se refiere cuando habla de negatividad?

Es muy corriente escuchar: el campo es muy exigente y la rentabilidad no es tanta. Y la nueva Política Agraria Común ha desencantado un poco al sector, con las ayudas asociadas a un montón de trámites, de controles, de inspecciones que han ensalzado un poco el sentimiento de que son más oficinistas o burócratas que agricultores. Creo que hay que cambiar la mentalidad o esa corriente de pesimismo.

A comienzos de año, las protestas de los agricultores fueron contundentes. Parece que las aguas se han calmado. ¿Se están cumpliendo sus reclamaciones?

Bueno, ha habido una aceptación por parte de la Comisión Europea de 43 medidas de flexibilización y agilización, así como modificaciones dentro de la Política Agraria Común en lo que refiere al Estado español. Todavía hay mucho margen de mejora en la PAC, pero nos ha pillado el cambio en la Comisión. Conviene seguir trabajando porque hay áreas que todavía pueden seguir mejorando y en esa línea estamos trabajando con el Ministerio para ver si podemos flexibilizar algunas de las medidas que ahora están en vigor. Es cierto también que se ha empezado a trabajar con los futuros informes de la nueva Política Agraria Común, que entraría en vigencia a partir de 2027, y empezamos a hacer aportaciones sobre los mismos.

En lo que respecta a Euskadi, la puesta en marcha de la ley de la Cadena Alimentaria fue una de las peticiones, un decreto que incluye multas por incumplimientos. ¿Ha habido ya alguna?

Llevamos realizando inspecciones desde el año 2021, cuando se reconoce a las comunidades autónomas como autoridades de cara hacer el seguimiento del marco de la Ley de la Cadena Alimentaria aprobada por el Estado. El primer año fueron unas inspecciones más de cara a valorar el grado de cumplimiento de la ley, y en 2022 y 2023 ya se han iniciado expedientes sancionadores. Lo que nos hemos dado cuenta es que hay mucho desconocimiento y una de las líneas que queremos trabajar para el próximo año va en esa línea. Formar a las empresas sobre las condiciones y los requisitos que marca la ley para que puedan implantar mejor los acuerdos de compra o los referentes de precio. Muchas veces no es mala fe, sino desconocimiento.

Otra de las peticiones formuladas por los agricultores fue la de la defensa y protección del suelo agrícola, amenazado por proyectos de instalaciones de plantas de energía fotovoltaicas. ¿Cómo compaginar el apoyo a los agricultores y la apuesta por las renovables?

Ese, efectivamente, es uno de los retos, porque tenemos un territorio con una alta densidad de población, con unas expectativas de uso del suelo mucho mayores que otras comunidades. Aquí somos mucha población con poca superficie y somos un país muy industrializado. Hacer compatibles todas las actividades ya venía siendo complicado, y ahora se incorpora un uso más, que es la necesidad de destinar suelo a renovables. Alcanzar los objetivos de renovables en Euskadi no debería representar la ocupación de mucho suelo agrario. Tenemos que poner encima de la mesa opciones para que el sector industrial se pueda descarbonizar y seguir siendo competitivo, pero la agricultura tiene que ser respetada. El equilibrio es complicado, pero creo que lo alcanzaremos. En eso estamos trabajando con el PTS de renovables.

Hay ciertas sospechas de que no se vayan a cumplir la reducciones de cuota del verdel; nosotros estamos respetando la masa"

En los presupuestos se ha destinado una partida a crear un instrumento financiero para los agricultores vinculado a la PAC. ¿En qué consiste?

El objetivo es que tengan un circulante cuanto antes por si tienen que abordar inversiones, una problemática, una situación de desajuste de mercado o de subida de precios en materias primas; que tengan una herramienta que les permita disponer de recursos económicos.

En el ámbito pesquero, el sector muestra preocupación por la disminución de las descargas.

Las temperaturas del mar están viéndose alteradas, es una de las razones por las cuales este año han tenido que ir a pescar más lejos. Están teniendo que reajustarse a los cambios que se están produciendo. Los estudios científicos hablan de que se podría llegar a incrementar la cuota de bonito y de atún. La anchoa también dicen que ha incrementado la biomasa. Hay especies que están mejorando sustancialmente y otras que están empeorando. Habrá paradas seguramente para jurel, el chicharro y algún tipo de atún tropical. Se van reajustando las cuotas y el sector se va reajustando también a las nuevas asignaciones y a las nuevas paradas. En principio no han sido años malos para el sector. Es verdad que el cambio climático está jugando un papel importante y hay que ir adaptándose a él.

La flota pesquera europea verá reducidas en un 22% sus posibilidades de pesca de verdel para 2025 tras el acuerdo alcanzado con Noruega, Reino Unido, Islandia, Groenlandia e Islas Feroe. ¿Cómo queda Euskadi?

Las cuotas ya las han aprobado, pero lo que no han hecho ha sido repartirlas entre los Estados o los países que habitualmente pescan estas especies. Hay ciertas sospechas de que no se vayan a cumplir porque no ha habido un acuerdo en el reparto de la reducción de la cuota. Estamos a la espera de si hay algún movimiento más. Nosotros entendemos que, con la cuota que tenemos, estamos respetando la masa.

Otro acuerdo que está pendiente de renovarse es el acuerdo con Senegal. ¿Le preocupa?

Se está acercando ya la fecha de la de la negociación y no hay novedades. El sector está muy nervioso. Si no se van a renovar los acuerdos vamos a tener que entrar de alguna manera a financiar de nuevo, a dar ayudas a estos barcos que no van a poder pescar.

2024-11-19T06:00:02+01:00
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