Venzo la tentación facilona de titular esta parrapla "querido Pablo" y opto por el "hasta siempre" de Carlos Puebla para decir adiós a quien durante tanto tiempo fue el comandante musical de mi vida.
Es verdad que ocurrió hace mucho, y que soy incapaz de recordar la última vez que escuché de forma voluntaria una de sus canciones, del mismo modo que confieso que apenas podría citar sus discos más recientes, pero sí guardo memoria de una ocasión, también reciente, en la que Pablo Milanés usó su garganta para cantar no sé si las cuarenta, o las verdades del barquero, sobre el régimen de los Castro, Fidel y Raúl, y del delfín, Díaz-Canel.
Ante el apaleamiento de los manifestantes que pedían libertad en la isla en el verano de 2021, dejó escrito lo que sigue en su cuenta de facebook.
"Es irresponsable y absurdo culpar y reprimir a un pueblo que se ha sacrificado y lo ha dado todo durante décadas para sostener un régimen que al final lo que hace es encarcelarlo". Por si quedaba alguna duda, añadió que creía en los jóvenes como motor del cambio y calificaba como "fracasado" al gobierno.
Aunque no fue la primera vez que se manifestaba en ese sentido, muchos castos y puros corrieron a colgarle el baldón de enemigo del pueblo y no faltó algún exaltado que juró que tiraría a la basura todos sus discos.
Pues menudo estropicio, porque esos más de 50 volúmenes contienen algunas de las más bellas canciones que se han compuesto jamás. De hecho, lo difícil es escoger uno solo de entre tantos himnos que han puesto la banda sonora al periplo vital de varias generaciones. Que la tierra le sea leve. Hasta siempre, Pablo Milanés.