Polideportivo

Gaizka Martínez: “El central a la vieja usanza va desapareciendo”

Gaizka Martínez, una referencia del Sestao River, se reconoce como un central moderno y el sábado se reencuentra con el que fue su equipo de chaval
Gaizka Martínez, jugador del Sestao River y ex del Arenas

Gaizka Martínez (Getxo, 27 de octubre de 1999) es uno de los nombres propios del derbi que jugarán el sábado en Gobela el Arenas y el Sestao, séptimo y primer clasificados del grupo II de Segunda RFEF, respectivamente. El central del River se formó en la cantera arenera y regresa a la que fue a su casa después de firmar el pasado domingo un doblete en Las Llanas ante el Logroñés B. El verdinegro prepara el trabajo de fin de Grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE) que cursa en la Facultad de Sarriko, lo que le sirve para desconectar del fútbol, y subraya que en el vestuario de su equipo “no nos hemos visto en esa percepción de vértigo” ante el temor de poder fallar y dejar escapar un ascenso que lo tienen prácticamente en la mano.

El domingo firmó un doblete en el 6-0 de su equipo al Logroñés B, sus primeros goles del curso. ¿Cómo los recuerda?

—El primero llegó en una falta lateral. Fue un poco raro, ni la falta estaba demasiado bien lanzada ni estaba bien defendida. El balón superó a su defensa y estoy en el segundo palo por lo que pueda pasar, y tengo la suerte de que llega ahí y solo la tengo que empujar con el pie. El segundo gol es un córner perfecto, entro a la zona del primero palo y la cruzo de cabeza.

Que un central marque dos goles en un mismo partido no es habitual.

—Sí es atípico. No me caracterizo por meter muchos goles, pero no se qué me pasa que cuando estoy en el Sestao meto goles. Ya los hice en mi primera etapa y el año pasado hice cinco. En esta campaña ya he abierto la lata y espero que vengan más.

El River está lanzado hacia el ascenso, con ocho puntos de diferencia sobre el segundo clasificado, el Utebo. ¿Tiene presión el vestuario, vértigo a fallar en lo que resta de liga?

—Hemos estado primeros casi desde el inicio, con ventajas que han llegado a los ocho puntos, pero no nos hemos visto en esa percepción de vértigo, de decir que si pierdes, te dejas el liderato. El objetivo es quedar primeros y todo lo que no sea ser primeros sería una desilusión.

¿Desilusión o fracaso?

—Fracaso no sé si es la palabra. Si quedas segundo y subes, evidentemente no sería un fracaso.

¿Comentan en la plantilla la hora que den las matemáticas?

—Imagínate. El año pasado nos quedamos a minutos de subir. Haces una temporada muy buena, compites con Osasuna Promesas, te quedas a dos puntos y lo acaricias también en el play-off. Estamos varios compañeros del curso anterior y sí tenemos esa espinita clavada.

Defínase como central.

—Me considero un central que soy rápido para la altura que tengo (1,90 metros), con buena salida de balón...

¿Es duro?

—Sí, me considero contundente, que voy bien por arriba.

¿Quedan vestigios del central a la vieja usanza?

—Ese tipo de central quizá se encuentran más en las categorías inferiores, cuando te acercas a la élite cada vez hay menos defensas de ese perfil, al final tienes que ser completo en todo, como en cualquier posición. Esa clase de centrales va desapareciendo.

¿Le da muchas vueltas a la cabeza cuando no le salen las cosas?

—No solo cuando no me salen las cosas, sino también cuando tampoco salen a nivel colectivo. Sí que me cuesta dormir y doy muchas vueltas, como pasa en cualquier cosa de la vida.

Tiene pasado en Lezama, con una temporada en el juvenil el Athletic. ¿Qué rememora de aquella etapa?

—Conocí el fútbol de verdad. Estaba en el Romo-Arenas, donde jugaba con mis amigos, sin presión, de manera lúdica. Llegas a una cantera profesional, con más reglas, conductas, tienes que aprendes todos los tecnicismos.

No tuvo suerte.

—Voy al Juvenil Nacional y me dicen para repetir, pero mi idea no era la misma y decidí salir.

¿Con quién coincidió?

—El míster era Unai Melgosa. Yo soy del 96, pero subieron los futuribles del 97 que eran Unai Simón, Unai Nuñez, Villalibre, Iñigo Córdoba...

Salió de Lezama y militó en los filiales del Levante y del Deportivo. ¿Hace mucho frío lejos de casa?

—Tengo, sobre todo del Dépor, un recuerdo especial y de hecho es mi segundo equipo después del Athletic. Me llevé una gran experiencia en todo lo que rodea a su gente, al trabajo. Fue la primera vez que salí de casa y decidí vivir la experiencia con 18 años, que lo tienes que ver como algo normal, como si sales para buscar un trabajo.

O sea, una experiencia vital.

—Si no lo pruebas cuando eres joven, ¿lo vas a hacer con treinta y tantos? Es más fácil cuanto antes.

Y el sábado regresa a Gobela, a medirse al club en el que se formó. ¿Qué le dice este derbi?

—Es un partido especial. Estuve muchos años en el Arenas, tengo muchos amigos y al final yo soy de Getxo. Es un partido de los que gusta jugar, porque le tengo mucho cariño al Arenas.

Jugó también en el Getxo en Tercera. ¿Es cierta esa rivalidad que en algunos casos es extrema entre los dos clubes del pueblo?

—Estuve medio año procedente del Levante, pero diría que no es para tanto la rivalidad. Cuando eres más joven compartes categorías y sí ves algo de pique, pero cuando vas para arriba ya no piensas en esa rivalidad.

16/02/2023