Esta parrapla ya la he soltado muchas veces, pero incluso sabiendo que la cuestión de fondo cada vez despierta menos interés e incluso resulta hondamente incómoda, no tengo empacho en reincidir, y seguiré haciéndolo en todas las ocasiones en las que considere necesario recordar que hay motos averiadas que no tenemos que estar dispuestos a comprar.
Voy al grano. No, no y requeteno, por más titulares que haya conquistado en la prensa perezosa e indolente, lo que dijo la portavoz de Bildu el miércoles en el Congreso no aporta ninguna novedad. Es, en efecto, la misma letanía que recitaron hace algo menos de un año Arnaldo Otegi y Arkaitz Rodríguez vestidos como pinceles en el Palacio de Aiete.
Es decir, que la ahora autotitulada izquierda soberanista, antes izquierda abertzale, lamenta mucho el dolor de las víctimas de ETA y proclama que su sufrimiento nunca debió ocurrir.
¿Acaso tragaríamos con la misma frase referida a las víctimas del franquismo, post-franquismo o el terrorismo de estado y el parapolicial? Por supuesto que no, Con razón nos pondríamos como basiliscos y exigiríamos que no se nos tome el pelo con las formas impersonales de los verbos.
Hace falta el sujeto, es fundamental señalar al responsable del sufrimiento injusto infringido, que es lo que se come intencionadamente Mertxe Aizpurua, como lo hicieron sus dos superiores en el organigrama antes citados.
Fue ETA la que provocó ese daño y por tanto es a ETA a la que hay que señalar y de la que hay que desmarcarse sin matices. De nada vale hacer un arrumaco a las victimas cuando se sigue tratando como héroes a sus verdugos.