Política

Fiesta, reivindicación y hartazgo

la calle dribla el desánimo que provoca el pulso entre erc y junts en una diada donde la ausencia de aragonès en la principal marcha focaliza el protagonismo
Pere Aragonès ayer en el tradicional mensaje institucional con motivo de la Diada.
Pere Aragonès ayer en el tradicional mensaje institucional con motivo de la Diada.

La división estratégica en el independentismo y el riesgo de fractura en el Govern marcan una Diada que tendrá como protagonista a uno de los ausentes en su acto central, Pere Aragonès, que justificó su decisión de no acudir por entender que la marcha de la ANC se dirige contra los partidos. Con el unionismo frotándose las manos ante la posibilidad de que esta atmósfera desanime a la ciudadanía a salir a las calles, Esquerra y Junts no han cesado en su cruce de reproches ni se han dado una tregua para esmerarse únicamente en reivindicar la independencia. Ayer mismo el líder republicano, Oriol Junqueras, ahondaba en uno de los asuntos que los separan, la mesa de diálogo, para señalar que “el Gobierno español siempre agradece que haya independentistas que no pongan todos sus esfuerzos en esta mesa de negociación”, en clara alusión a la formación posconvergente, enojada con la baja del president. Pronto se topó con la respuesta del vicepresidente y portavoz de JxCat, Josep Rius: “Lo que seguro que agradece el PSOE es tener un socio en Madrid que le vota gratis los Presupuestos que le permiten desinvertir en Cercanías en Catalunya”.

En paralelo, la presidenta de JxCat, Laura Borràs, enfrascada en su suspensión al frente del Parlament, lanzaba un dardo contra Aragonès por decantarse por “desmovilizar” al independentismo en lugar de “estar al lado de la gente y asumir las críticas para ponerles remedio”. Un mensaje que comparte además el vicepresident y número dos del Ejecutivo catalán, Jordi Puigneró. “Por muchos motivos que haya de desánimo y desilusión, hay muchos más que valen la pena para salir a reivindicar que el pueblo de Catalunya votó el 1-O”, destacó la suspendida presidenta de una Cámara que celebró un día de puertas abiertas, poniendo en valor que “la movilización ha sido siempre un factor que nos ha hecho avanzar, sobre todo en las Diadas de los últimos diez años”. Borràs reclamó que “den explicaciones los que han decidido no ir” a la manifestación y evocó el 1-O como “una victoria nacional de un pueblo que salió, valiente, a defender su derecho a decidir su futuro y se encontró con un Estado represor”.

Por su parte, Junqueras precisó en El Periódico de Catalunya que lo que permite al independentismo explicarse ante la comunidad internacional “es precisamente la existencia de una mesa de negociación” pese a sus “limitaciones” y a que Pedro Sánchez acude a ella “arrastrando los pies”. Otra de las entidades civiles de relieve, Òmnium, solicitó dejar de “entretenerse con lo que falló en el 1-O” y ponerse a construir un camino. La organización que dirige Xavier Antich, a cuyo acto sí asistirá Aragonès, mostró su respeto a la ANC, a la que ve como una entidad “no solo amiga, sino cómplice”. “Aquí no sobra nadie, para lograr la independencia se necesitan a todos”, afirmó, aunque mejor organizados y con más inteligencia colectiva o madurez a largo plazo”.

Constitucionalismo

El constitucionalismo se vale de estas discrepancias entre soberanistas para azotar, eso sí, con diferentes tonos. El líder del PSC, Salvador Illa, expresó su “preocupación” por el hecho de que el “conflicto crónico” entre ERC y JxCat pueda “contagiar” a la Diada y al Parlament. “Esta pelea permanente hace que el Govern esté muy débil, encallado, paralizado”, dijo. La líder de los comunes, Jéssica Albiach, abogó por hacer de la Diada “un espacio de todos, masivo, abierto, plural y transversal”; mientras que la portavoz del PP catalán, Lorena Roldán, acusó al independentismo de “expulsar” a media Catalunya de la celebración, algo propio de “ideologías totalitarias”.

2022-09-12T07:00:07+02:00
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