El rock potente y áspero de Ezpalak, como un puñetazo directo al estómago, caló enseguida en la escena musical vasca. El grupo de Zestoa formado por Juanjo Berasain (voz), Eñaut Gaztañaga (guitarra), Unai Eizagirre (bajo) y Janardana Iglesias (batería) ha publicado nada menos que cuatro álbumes desde 2019 -el último de ellos, Gatza, autoeditado, en otoño del año pasado-, lo que demuestra que no les falta ambición y ganas de compartir sus canciones. Los ecos de su música angulosa, a los que incorporan matices sonoros de bandas actuales como Shame o Idles, ya han traspasado las fronteras de Euskal Herria.
En mayo, por ejemplo, viajaron a Colombia para ofrecer varios showcases en el marco del encuentro de la industria musical BIME Bogotá, el hermano pequeño del congreso internacional que se celebra todos los años en el Euskalduna Bilbao. El próximo plato fuerte de Ezpalak será el 3 de enero en la sala La Riviera de Madrid, con un aforo de hasta 2500 personas, como teloneros de la banda cordobesa Viva Belgrado. “Va a ser un salto abismal”, reconoce Juanjo Berasain en esta entrevista. En casa, el cuarteto de rock alternativo tiene la agenda de conciertos bastante llena entre diciembre y enero: 13 de diciembre en Bonberenea (Tolosa); 10 de enero en la Kultur Etxea de Berriz: el 24 de enero en el Kafe Antzokia (Bilbao); y el 31 de enero actúan en el centro cultural y musical de La Rhapsodie (Biarritz).
He visto camisetas de Ezpalak en Madrid, Granada, Málaga… ¿Se han convertido en un grupo de culto del rock estatal como, por ejemplo, sus amigos de Viva Belgrado?
-Salvando las distancias con la repercusión que puedan tener Viva Belgrado, que es un grupo que nos flipa, estamos contentos con la acogida que tenemos en distintas ciudades del Estado. Normalmente, son sitios en los que hemos tenido que picar mucha piedra e ir muchas veces para poder atraer a gente, además de a la comunidad vasca que pueda estar por ahí, a la que siempre estamos agradecidos. Pero sí, estamos contentos. Y tanto como decir que somos una banda de culto… Eso son palabras mayores, pero es verdad que la acogida que estamos teniendo está siendo buena.
Tiene pinta de que se va a liar gorda en la Riviera.
-Va a ser un salto en Madrid bastante grande, te diría que abismal, porque cuando hemos ido allí siempre hemos tocado en salas pequeñas como el Trash Can con Rodeo, Toc, Lukiek…
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El Trash Can lamentablemente cerró no hace mucho.
-Sí, y nos dio mucha pena porque Pablo era un tío que nos trataba de puta madre. Lo de la Riviera es un pedazo de favorazo que nos han hecho Viva Belgrado y además a la fiesta que se va a montar se van a unir Mourn (joven banda femenina del Maresme, Barcelona), así que se va a liar gorda, sí.
¿Para sacar prácticamente un disco al año hay que ser muy aplicado, muy artista o muy pesado?
-Creo que la primera y la última las que más, y a partes iguales además. Nosotros queremos tener mucha actividad, sacar discos y dar conciertos siempre que podamos y para eso hay que ser un poco pesados. Pero también somos aplicados. Sacamos un disco y luego planteamos una gira de un año y para el final es muy probable que tengamos ya cinco o seis temas nuevos. También ayuda el hecho de que uno de los miembros de la banda, Eñaut, tenga un estudio (Gaztain estudioak, en Zestoa) y que siempre pueda sacar tiempo para grabar las canciones. Porque si tienes que depender de estudios ajenos, las cosas se suelen retrasar y se complican más de lo que habías previsto. El tiempo se te termina yendo de las manos y eso es algo que no nos pasa a nosotros.
El dilema Spotify: estar o no estar
El pasado 18 de noviembre más de 150 grupos vascos oficializaron su divorcio con Spotify al retirar su música de la plataforma por sus vínculos con la industria armamentística y el telón de fondo del genocidio de Israel. De momento, Ezpalak no ha activado el botón del boicot. Juanjo reconoce que este tema “está generado un intenso debate interno” y aún no han tomado una decisión definitiva al respecto. El principal escollo, afirma, es que “los tentáculos del sionismo son tan grandes que es difícil deshacerse de ellos” y otros reproductores de música online como Tydal o Apple también estarían manchados por la guerra. El vocalista aplaude el paso delante de todas las bandas vascas que han eliminado su música de Spotify.
¿No es más difícil inspirarse con el trajín de los conciertos en medio de una gira?
-A mí me pasa al revés: me salen más temas y estoy dándole más caña al Pro Tools (herramienta de grabación y edición musical) cuando estoy más ocupado y tengo menos tiempo. Estando de gira y de festivales me siento más inspirado, para mí es el mejor momento. Porque además te vas empapando de ver otros grupos y todo eso va influyéndote y de alguna manera te inspira. En cambio, cuando me alejo un poco de la música y estoy como un mes libre igual no me apetece ir a tantos conciertos, y al menos en mi caso, cojo un poco de distancia y no me siento con tantas ganas de crear música.
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Cuando Ezpalak lanzó su primer álbum en 2019 la música de guitarras no estaba de moda en Euskal Herria. Ahora el panorama es diferente. ¿A qué se debe?
-Últimamente ha habido grupos guitarreros en auge como Ezezez o Toc, pero también ha habido proyectos con mucho alcance que vienen del hip hop y de las vertientes urbanas como La Txama o Merina Gris. Yo creo que las guitarras ni están ni estaban de moda, pero siempre ha existido una especie de reducto rock por aquí. Fíjate que ahora estamos viendo a peña del hip hop metiendo guitarras en los conciertos, creo que como una manera de estimular sus actuaciones. Así que ahora, además de un tipo o una tipa que va dando vueltas cantando con su micrófono, se está vistiendo eso con instrumentos en un formato más cercano al de una banda en directo. Se ha hecho una batidora con todos estos ingredientes y lo que sale de ahí creo que está muy guay.
¿Qué grupo vasco le ha sorprendido últimamente?
-Ezezez no es un grupo nuevo, pero no los había visto en mucho tiempo hasta que el otro día (el 1 de noviembre) fui a verlos actuar al gaztetxe y me pareció que tienen un directo potentísimo.
Me han sorprendido lo bonitos que han quedado los dos temas acústicos (Berandu y Erori) de la banda para Grindin’ Radio. ¿Ahora toca un Unplugged in Zestoa o suavizarse como Gorka Urbizu?
-Sí y no. Es verdad que Eñaut y yo nos quedamos muy contentos con el resultado. Acto seguido dimos un concierto entero en acústico en el Gaztetxe de Donibane Garazi, algo que no habíamos hecho desde que tocamos alguna vez en la FNAC. Para marzo también hemos planeado un concierto acústico, pero no va a ser esta, ni mucho menos, la tónica de Ezpalak. Queremos seguir haciendo ruido, con batería y guitarras eléctricas. Necesitamos más movimiento. Aunque como recurso, hacer acústicos puede ser algo resultón y viene bien para determinados contextos.
Dicen en su Instagram que haber ido a Bogotá fue una de las “experiencias más jartas” de Ezpalak como banda ¿Qué pasó?
-Para empezar es jarto que una banda de Zestoa, Euskal Herria, esté tocando en la otra punta del mundo. Personalmente, nunca antes había cruzado el charco. Tenemos un millón de anécdotas. Fue una semana maravillosa, dimos conciertos con bandas punkarras de allí, comimos a gustísimo, bebimos, nos pateamos la ciudad… Fue todo una pasada.