Política

Euskadi vota polarizada entre PNV y Bildu y con suspense por los indecisos

Las elecciones municipales y forales de este domingo resolverán la estrecha pugna en la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Gasteiz y la continuidad de los proyectos, tras una campaña rota por el ruido estatal
La candidata del PNV a la Alcaldía de Gasteiz, Beatriz Artolazabal, en el día de reflexión
La candidata del PNV a la Alcaldía de Gasteiz, Beatriz Artolazabal, en el día de reflexión

Un total de 1.708.980 personas están llamadas a votar este domingo en la comunidad autónoma vasca para elegir a sus representantes en los ayuntamientos y en las Juntas Generales de los tres territorios. Pero cuántas acudirán finalmente a los colegios es toda una incógnita. Que la campaña electoral haya terminado como lo ha hecho, con momentos de alto voltaje para movilizar al votante, demuestra que la abstención y el elevado nivel de indecisos preocupan, porque pueden convertir los resultados en una lotería y descuadrar el mapa institucional. La campaña ha llegado a su final con una polarización creciente entre el PNV y EH Bildu, lo que puede contribuir a que esas papeletas que están en el aire opten por el voto útil. Pero la incertidumbre es total y también es difícil calibrar el efecto que puede tener la polémica por las listas de EH Bildu con personas condenadas por su pertenencia a ETA, porque por un lado ha reventado su campaña pero, por otro, la cruzada de Isabel Díaz Ayuso a favor de su ilegalización ha proporcionado horas de protagonismo a la izquierda abertzale.

Además, la inquietud por la baja participación va por barrios. A Vox ya le benefició en 2020 y gracias a ella dispone de un escaño en el Parlamento Vasco. A la izquierda abertzale también le puede echar un capote porque tiene un electorado muy fiel y una menor capacidad de atracción de voto de otros sectores más allá del vaciamiento progresivo de Podemos y apoyos aislados de la izquierda española.

El PNV: Guggenheim, hospitales...

El PNV vuelve a ser el favorito. Ha tratado de dar un enfoque exclusivamente vasco a estos quince días y evitar distracciones en una campaña extraña, totalmente rota por la compra de votos en el Estado que además hace temer que la desafección ciudadana crezca. Ha fiado su estrategia a los proyectos, y ha exprimido el temor que todavía existe entre los votantes de otros partidos a que EH Bildu regrese a las instituciones y ahuyente a las empresas, como sucedió durante el covid con la reapertura de frustrada de Corrugados en Azpeitia, o que trastoque el funcionamiento de los servicios con polémicas como el puerta a puerta en la recogida de basuras que le costó su desalojo de Gipuzkoa. Los jeltzales han jugado una vez más la carta de la gestión, con el argumento de que los proyectos que han anunciado son los que mayores visos tienen de materializarse, porque el PNV gobierna en las principales instituciones y todas están alineadas.

Ha puesto sobre la mesa infraestructuras sanitarias como el Centro de Alta Resolución de Durango y del Hospital de Tolosaldea, y proyectos de movilidad en Gasteiz o culturales como el Guggenheim Urdaibai, con el inmediato derribo de la antigua Dalia, la fábrica de cubiertos; unas iniciativas que además dan a aire a los jeltzales en los municipios donde el suspense electoral es absoluto.

El PNV parte como favorito y las encuestas lo sitúan en condiciones de repetir como primera fuerza en las tres Juntas y las tres capitales, pero la pugna con Bildu es tan estrecha en Gasteiz entre Beatriz Artolazabal y Rocío Vitero que cualquier escenario es posible. La noche no será tampoco muy plácida en Gipuzkoa, donde el recuento se ha comportado en los últimos años como una montaña rusa. A un año de las elecciones autonómicas, el PNV necesita amarrar el mayor número de plazas y afianzar su hegemonía para no dar alas a Bildu como alternativa.

Los candidatos de EH Bildu a diputada general de Gipuzkoa y a la alcaldía de Donostia, Maddalen Iriarte y Juan Karlos Izagirre

Los candidatos de EH Bildu a diputada general de Gipuzkoa y a la alcaldía de Donostia, Maddalen Iriarte y Juan Karlos Izagirre Efe

Desde la sala de mandos de Sabin Etxea están convencidos de que, si la participación supera el 60% (Ortuzar llegó a hablar del 70% a finales de esta semana), al PNV le irá bien porque puede captar votos de diferentes entornos sociales por su centralidad. Pero los datos de las encuestas han encendido todas las alarmas. Aunque el sondeo del EITB Focus refleja que el nivel de indecisos está bajando (18,5%), sube la abstención, que en el último estudio se situaba en el 40%.

EH Bildu y la izquierda española

No está del todo claro si la campaña ha terminado bien o mal para la izquierda abertzale. Ha experimentado una conversión total para captar el voto de la izquierda española, incluso sacando a relucir el apoyo de un exjuez amenazado por ETA (Manuel Díaz de Rábago), lo que supone una enmienda a la totalidad de facto de su propia trayectoria. Pero no ha querido romper con sus sectores más duros y ha terminado enredada en la polémica de sus listas. El resbalón que ha supuesto la renuncia de siete condenados por delitos de sangre y la anulación de la candidatura de Majarenas podría no ser tal desventaja si este río revuelto le ha dado un mayor protagonismo.

EH Bildu ha tratado desde el primer momento de ofrecer una imagen blanca y de cortocircuitar el voto anti izquierda abertzale, el voto del miedo, diseñando una campaña centrada en la movilización de vivienda pública o la idea de complementar las pensiones desde las diputaciones. Está por ver cómo influye la polémica de las listas, o si le va a complicar alcanzar pactos con los socialistas en Irun, Iruñea o el Gobierno navarro. 

También ha puesto toda la carne en el asador para tratar de arrebatar al PNV Gipuzkoa y Gasteiz. En Bizkaia, tiene el reto de conseguir la primera plaza en Galdakao y Durango tras haber desalojado al PNV con pactos postelectorales y haber tenido cuatro años para tratar de convencer con su gestión. En las últimas jornadas han saltado chispas entre PNV y Bildu por el vídeo de Oskar Matute y sus pisos, o la afirmación de los jeltzales de que la campaña blanca es una máscara y en realidad Bildu agita conflictos entre bambalinas.

El PSE, entre la polarización

No lo ha tenido fácil el PSE en esta campaña tan polarizada y, además, es probable que a nivel estatal no le cunda tanto al socialismo la campaña de anuncios de Pedro Sánchez, eclipsada informativamente por los escándalos de compra de votos. El PSE, con once alcaldías en la actualidad, se ha empeñado hasta el final en que Maider Etxebarria aún tiene opciones de ganar en Gasteiz y ha marcado perfil con el PNV en materia de vivienda y ayudas al transporte público. No ha querido decir una palabra sobre los pactos postelectorales para no ser retratado como una muleta del PNV, pero también porque ronda la posibilidad de algún entendimiento con Bildu en Irun o Eibar. En Irun se augura un resultado reñido entre PNV y PSE y está por ver si ambos, que son socios a nivel nacional, pueden resolverlo sin mayores tensiones.

A la cola quedan el PP, que ahora tiene dos alcaldías, y Elkarrekin, la última fuerza en las tres capitales según el EITB Focus, aunque la coalición probablemente jugará un papel como ya lo hace Podemos dando apoyo a Bildu en Ordizia y Errenteria.

2023-05-28T16:20:03+02:00
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