La militancia del PNV eligió a Iñigo Ansola nuevo presidente del Bizkai Buru Batzar tras el anuncio de Itxaso Atutxa de que no repetiría en el cargo. Lo hizo tras un proceso interno en el que el ruido ajeno no se correspondió con el pronunciamiento de los y las afiliadas, que le respaldaron en Asamblea Territorial con 162 votos frente a los 15 cosechados por el otro candidato que buscó la confianza de las bases, David Salinas-Armendariz.
¿Cómo interpreta el resultado del proceso interno que le ha llevado a ser presidente del BBB?
Bueno, antes de nada, sí me gustaría decir que se ha evidenciado que el partido está vivo, activo y que la afiliación está con ganas de aportar. Que haya distintos candidatos me parece lógico y, además, nuestros propios estatutos así lo propician. Creo que no todos pueden decir lo mismo. En ese sentido, el debate es enriquecedor y tenemos un proceso de asamblea general donde vamos a tener la oportunidad de debatir todas las ponencias que se van a presentar a la afiliación y donde ésta puede hacer sus aportaciones. No somos un partido presidencialista, sino un partido donde la soberanía reside en las bases.
¿Y esa sensación de ruido interno que se ha proyectado durante el proceso de designación?
Ha habido un ruido creado artificialmente, con un claro interés para intentar debilitar al PNV. Lo que sí he tenido claro por mi parte es que he actuado escrupulosamente trabajando desde dentro de casa. El proceso electoral es interno y siempre he pensado que las cosas de casa se quedan en casa. Por eso no he utilizado ningún medio de comunicación ni redes sociales para hacer campaña hacia el exterior; no creo que era necesario ni respetuoso con los cauces internos.
Por lo tanto, es bueno que haya debate, es síntoma de que el partido está vivo y ha dado un resultado contundente. En ese sentido, creo que sale reforzado.
Dirigirá el partido en el herrialde más estable pero no ajeno a síntomas de desgaste.
El partido, el año que viene va a cumplir 130 años y se creó como un instrumento para servir a la sociedad vasca y para construir la nación vasca. Eso sigue en vigor. Dicho esto, soy muy consciente de lo que supone presidir la mayor organización territorial del partido, pero también de las palabras de Sabino Arana cuando dijo que Bizkaia, para Euskadi; y, desde luego, las políticas que vamos a llevar a cabo desde el Bizkai Buru Batzar van a ir en ese sentido. Bizkaia sí, pero pensando siempre en la nación vasca. En cuanto a los síntomas de desgaste, hombre, sí; es verdad. Las situaciones cambian. También creo que después de la pandemia la sociedad está demandando una serie de formas de hacer que antaño funcionaban y actualmente las tenemos que adecuar. Pero también estamos muy orgullosos de que la sociedad siga confiando en el PNV.
Las encuestas describen un alejamiento social de la política...
Lo paradójico es que la política no puede permitirse el lujo de alejarse de la sociedad. Pero también es entendible que la política espectáculo que estamos viendo en otros lares no nos hace ningún favor. En Euskadi es evidente que, aunque esos coletazos que nos pueden venir sí que se perciben, creo que el respeto mutuo hacia la diversidad, hacia distintos partidos políticos existe, se lleva de una manera seria, con respeto y de manera ordenada.Creo que tenemos que seguir por ahí y que también la sociedad vasca cree más en la política, siempre y cuando seamos un ejemplo a seguir.
“ Claro que tenemos retos y necesidades. Yo mismo soy consciente, como aita que soy, de las dificultades que tiene nuestra juventud en encontrar un piso ”
Las demandas sociales apelan a soluciones del poder público.
Cierto, aunque también he de decir que creo que, después de la pandemia, estamos viendo un fenómeno sociológico en el que nos hemos centrado sobre todo en el yo, dejando un poco de lado el nosotros. Y nuestra sociedad se ha caracterizado siempre por la solidaridad y el trabajo del auzolan, trabajo social y conjunto.
Claro que tenemos retos, claro que tenemos problemas. Yo mismo: mi aita y mi ama ya son mayores; soy usuario de Osakideza, estoy enormemente agradecido al servicio que está dando Osakideza. También soy consciente, como aita que soy, de las necesidades que tenemos en materia de vivienda, de las dificultades que tiene nuestra juventud en buscar un piso, en comprarlo y en régimen de alquiler. Hay una serie de necesidades a las que, como responsables políticos, tenemos que ser capaces de atender y el PNV sabrá dar respuesta a los nuevos desafíos de la sociedad vasca.
Para afrontarlo desde el consenso, el peso del acuerdo con el PSE es grande.
Yo diría que el pacto con el PSOE goza de una salud de hierro, pero somos dos partidos distintos y hemos tenido la virtud también de poder pactar los desacuerdos en el ámbito del autogobierno y en algunos ámbitos sectoriales también donde el acuerdo no es fácil. Pero creo que es una virtud también ser conscientes de qué es lo que nos separa para que realmente ese acuerdo funcione adecuadamente. Llevamos muchos años trabajando conjuntamente elaborando ese ámbito de acuerdo y, cómo no, de confianza también.
¿El discurso apaciguado de EH Bildu es una oportunidad de ampliar esos consensos?
El PNV siempre ha hablado con todos y va a seguir hablando. En este caso con la segunda fuerza, como acaba de mencionar, en este país. Lo que sí he de decir es que me llama poderosamente la atención que, tras la historia de esta formación, hoy en día están aplicando la política posibilista que, cuando las aplicábamos otros, se respondía con el insulto y la amenaza.
“ No somos un partido presidencialista, sino un partido donde la soberanía reside en las bases ”
A mí, lo que sí me gustaría es que esto fuera real, que no fuera fruto de un tacticismo y que nos abra realmente unas opciones serias de abordar el desarrollo de nuestro autogobierno y llevar a cabo proyectos que son buenos para este país. Por mi parte, lo único que quiero decirles es que, aunque sea tarde, ongi etorriak.
Tono diferente en el otro extremo de la oposición, con el PP insistiendo en el reproche al PNV.
Yo al PP le veo sumido en una contradicción entre las políticas del PP que nos vienen de Madrid, con las políticas que dice querer llevar a cabo en Euskadi y por los esfuerzos que está haciendo para salirse de su irrelevancia en Euskadi.
Ha citado la ampliación del autogobierno. ¿Hasta dónde se puede llegar con los mimbres actuales? ¿Hay un límite?
Ahora que está de moda la palabra gradualista, debo decir que el Partido Nacionalista Vasco lo ha sido siempre y quiero traer a colación las palabras que tantas veces utilizaba Xabier Arzalluz, que siempre nos recordaba que para llegar a la cima del monte teníamos que subir zigzagueando, dándole vueltas poco a poco; nunca en línea directa porque sí o sí nos íbamos a quedar sin aliento y no íbamos a llegar a esa cima.
Creo que políticamente se está dando una coyuntura muy propicia para que podamos negociar ese nuevo estatus, tanto en Euskadi como a nivel estatal. Y desde luego, el nuevo estatus tiene que empezar por el reconocimiento nacional.
Euskadi es una nación y el nuevo estatus debe reconocerlo con claridad. Una nación que hunde sus raíces en la foralidad y que tiene protección legal tanto en la disposición primera de la Constitución como en la del Estatuto de Gernika, que además es una ley orgánica de obligado cumplimiento.
Habrá que recordárselo a alguno: de obligado cumplimiento. Lo que nos permite aspirar a unos derechos políticos que pasan por el blindaje de nuestras competencias, por una relación bilateral con el Estado, por un sistema de arbitraje justo y asimismo nos tenemos que adecuar a la nueva realidad de la Unión Europea en el que el estatuto no lo contemplaba.
A partir de ahí, ¿cuál es el único límite? La voluntad del pueblo vasco.
Sobre los límites, días atrás Jordi Puyol afirmaba que Catalunya no será nunca independiente. Vista la experiencia allí, ¿ese debe ser el baremo del éxito o el fracaso de la soberanía en Euskadi?
Un no rotundo. Nos tenemos que alejar de maximalismos, de posiciones maximalistas. Insisto en lo que hemos mencionado anteriormente: estamos en un mundo global. El concepto de independencia de hace cincuenta años nada tiene que ver con el concepto de independencia que tenemos a día de hoy.
Cabe la pregunta de si España y Francia son estados independientes en este momento. Todos participamos de una comunidad europea con una moneda única donde ni España ni Francia tienen poder absoluto sobre esa moneda. Igualmente si hablamos en materia de defensa o en distintas políticas sectoriales. Lo que sí tenemos claro es que nosotros, como pueblo que somos, cada vez queremos tener más capacidad de autogobierno.
Somos un pueblo y creemos históricamente, además con una larga trayectoria como partido, que la construcción europea tiene que pasar por que sea una Europa de los pueblos. Donde el pueblo vasco tenga voz propia en esa Europa. Pero evidentemente siendo parte de ese mundo global.