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El conflicto médico entra en una semana decisiva con la celebración de dos reuniones cruciales con el Ministerio de Sanidad este lunes y el miércoles. Ana Santorcuato y Néstor Morchón, delegados del Sindicato Médico de Euskadi, señalan que la situación global del colectivo presenta unas "carencias" graves.
El principal problema radica en el déficit de profesionales, una falta que "ya se veía venir" hace 20 años debido a una "mala planificación" de las jubilaciones, y para la que no se tomaron medidas suficientes a tiempo.
Exclusión en la Mesa
La movilización del colectivo ha sido necesaria, pues "la gente ya nos lo estaba pidiendo". Uno de los mayores escollos es la forma en que se negocia el Estatuto Marco (que data de 2003) a nivel estatal. Néstor Morchón, médico de urgencias en el Hospital Universitario Araba, ha enfatizado que en la mesa del ámbito, donde se toman decisiones cruciales, "ningún sindicato no representa al colectivo médico". Los médicos no tienen "capacidad de negociar nuestras condiciones con la administración, en este caso con el Ministerio," a pesar de ser una parte "fundamental y crítica del Sistema Nacional de Salud", lamenta.
El colectivo médico ha elaborado un borrador alternativo desde abril, que incluye normas sobre clasificación profesional, jornada y penosidad. Sin embargo, la política no reaccionó hasta después de una huelga de cuatro días que demostró que cuando este grupo profesional para, "la sanidad se resiente".
Guardias obligatorias y mal remuneradas
El Sindicato Médico de Euskadi reivindica un estatuto propio para negociar aspectos específicos de su profesión, como la jornada complementaria u obligatoria, es decir, las guardias. La delegada sindical, Ana Santorcuato, médico de de urgencias en el Hospital de Cruces, explica que la jornada ordinaria es de 35 horas en Osakidetza, pero el contrato obliga a realizar guardias que pueden extender la semana laboral hasta 60 o 70 horas.
Morchón y Santorcuato coinciden en que la mayor anomalía es que estas horas extras obligatorias se retribuyen a un precio "inferior a la hora ordinaria". Históricamente, la guardia se consideraba "estar en expectativa de trabajo," aunque el profesional en servicios de urgencias (que atienden patología "indemorable" 24/7) está sometido a un alto estrés asistencial y penosidad por los horarios, noches y festivos.
Riesgo en la calidad asistencial
Las jornadas excesivamente largas -por ejemplo, las guardias de 24 horas- implican que al final de la jornada "la calidad asistencial y las decisiones no sean tan frescas". Además, la falta de cobertura lleva a que el mismo número de pacientes sea atendido por menos profesionales.
El colectivo considera inaceptable que se les obligue a trabajar una media de "6 años más que otra persona funcionaria" y que luego se jubilen en las mismas condiciones. Por todas estas razones, insisten en que es imprescindible un marco de negociación diferenciado.