Casi seis años después, el Red Bull Salzburgo regresa este miércoles a Anoeta. Lo hace, eso sí, con una cara completamente cambiada respecto a aquella eliminatoria de la Europa League que se llevaron los centroeuropeos para apear a la Real Sociedad de Eusebio, en febrero de 2018. Debe entender el aficionado txuri-urdin la naturaleza del proyecto austríaco, basado en la formación y en la detección de talento joven para su posterior venta. Semejante filosofía propicia un funcionamiento con base en ciclos muy marcados, y ahora mismo los entrenados por Gerhard Struber están arrancado uno nuevo, después de ver definitivamente desmantelado el gran equipo que llegaron a formar durante la campaña 2021-22. Por eso ya están eliminados de la actual Champions League, y por eso mantienen en su liga un apretado pulso con el Sturm Graz, cuando venían dominando con mano de hierro el torneo local. A partir de todo ello, su juventud, su energía y su fidelidad a un modelo de juego les convierte en un rival siempre peligroso, quizás algo menos ahora que hace unos meses.
'VUELAN' DIEZ. Pongámonos en situación respecto a lo que aguarda este miércoles en Anoeta, mirando a la situación con perspectiva e incluso más allá de la plaga de lesiones que asola ahora mismo a la plantilla salzburguesa. Durante la temporada 2021-22, el rival de la Real ganó la liga austríaca con 18 puntos de renta sobre el segundo clasificado, se llevó la copa local goleando en la final al Reid (3-0) y alcanzó además los octavos de final de la Champions haciendo sufrir a todo un Bayern de Múnich en el Red Bull Arena (1-1 en la ida y derrota 7-1 en la vuelta en Alemania). Solo ha pasado un año y medio desde que aquella plantilla pusiera el broche a una sobresaliente campaña, pero desde entonces diez de los futbolistas más destacados de la escuadra han abandonado el club, dejando 174,8 millones en sus arcas. Cinco de ellos salieron este último verano, y el Salzburgo trata ahora de reconstruirse, cambio incluido en el banquillo.
UN DESTINO RECURRENTE. Que nadie se lleve a engaño ante el hecho de que tres de los citados futbolistas se los llevara el Leeds United. Tal circunstancia responde a la ya concluida etapa como técnico en el club inglés del estadounidense Jesse Marsch, un entrenador con pasado reciente en Salzburgo que reclutó a varios ex pupilos. Sí se antoja más coherente con la historia, mientras, que el centrocampista Seiwald y el delantero esloveno Sesko vistan ahora la camiseta del RB Leipzig, el club que encabeza el proyecto de Red Bull desde 2016, fecha de su ascenso a la Bundesliga alemana. Aquel logro sumió al Salzburgo en un rol de clara dependencia, tal y como acredita el unidireccional flujo de traspasos entre ambas instituciones durante los últimos siete años. Los once fichajes más costosos que han llegado a Leipzig desde la ciudad de Mozart suman 187 millones de euros en cuanto a coste y permiten además formar una alineación de plenas garantías, ya que todos sus integrantes compiten actualmente en las primeras divisiones germana o inglesa: Upamecano, Szoboszlai, Laimer, Hee-Chan...
VERANO DE 2017. Los datos así lo avalan: la relación entre los clubes de Leipzig y Salzburgo implica una especie de filialidad por parte austríaca que no ha impedido a ambos equipos, sin embargo, compartir las mismas competiciones europeas. ¿Lo permitió en su día la UEFA? Sobre el papel, no debería haberlo hecho. Pero el máximo organismo continental se mostró muy laxo en 2017 cuando tragó con aquello de que el RB que encabeza el nombre del propio Leipzig significa RasenBallsport (un forzado juego de palabras alemán) y no Red Bull. Aquel verano, con ambas escuadras clasificadas para la siguiente Champions, se dio luz verde al concurso de las dos. Llegarían a enfrentarse incluso, durante la fase de grupos de la Europa League 2018-19. Y de aquellos polvos vienieron luego los actuales lodos, porque este pasado julio la UEFA tuvo que abrir definitivamente la mano en lo que respecta a las multipropiedades. Se le presentaron de golpe varios casos: el de Milan y Toulouse, el de Aston Villa y Vitoria de Guimaraes, el de Brighton y Union Saint-Gilloise. Y volvió a pasar por el aro. ¿Cómo iba a impedir en 2023 lo que llevaba años permitiendo entre alemanes y austríacos? Ojo con esto, porque tiene su calado.
FILIALIDAD. Precisamente el Aston Villa oficializó este martes su acuerdo con el Real Unión, noticia que viene al pelo para contextualizar en clave más local a quién se enfrenta la Real Sociedad. En el fútbol moderno, el de los proyectos de Superliga y de los transatlánticos aspirando a acapararlo todo, estas relaciones piramidales apuntan a convertir a clubes históricos en meras sucursales del llamado "grande", en virtud de un modelo de negocio cuyos pioneros en clave futbolística pisarán esta noche el césped de Anoeta. Esperemos que se lleven una derrota.