Un escritor que huye de todo y de todos para crear una nueva novela. Su nombre es Martín, y es uno de los principales protagonistas de Bocabesada, la nueva historia de Juan del Val en la que tal y como cuentan desde Planeta de Libros, encontraremos además a “mujeres inteligentes presas de sus errores; puro amor en la tercera edad; directivos mediocres; gente que se muere; un ministro y una puta encantada de serlo”.
El personaje de Martín, uno de los absolutos protagonistas de la novela, no tiene demasiado interés en la televisión pero la usa para dar difusión a sus libros. A usted ¿qué le llama más, la tele o la literatura?
A Martín lo he construido para que la gente lo identifique conmigo. Tenemos bastantes diferencias, muchos puntos en común, pero somos bastante diferentes. Yo creo que es un punto en común de los dos que yo soy escritor. Luego trabajo en la tele, pero yo lo que soy es escritor, de novelas o de cualquier cosa. Eso no quiere decir que a mí la tele no me guste. La tele me gusta y me interesa. Y me interesa entretener, y soy guionista de entretenimiento entre otras cosas. A mí la tele me encanta y me divierte, lo que pasa es que entiendo que es algo pasajero. Sobre todo el salir en la tele. Yo he salido hace muy poco, y sé que se acabará en cualquier momento. Lo que no voy a dejar es de escribir.
Aunque sean formatos distintos, está claro que ambos son contar historias. Ahora, Bocabesada, ¿de dónde nace?
Nace como todas mis historias, de la observación de lo vivido, de lo intuido y de la necesidad de escribir. Yo quiero contar personajes, yo quiero contar lo que le pasa a las personas por dentro, y a partir de ahí hago novelas en entornos. Bocabesada es el nombre de una productora de series para plataformas, y sobre ese lugar habitan personas, que es lo que me gusta retratar.
Junto a Martín encontramos a otros personajes como Rocío, Ana... cuyas historias se van juntando y separando, y que tienen vidas bastante idílicas, solo en apariencia. ¿Cree que nos empeñamos demasiado en aparentar que todo va bien?
Yo creo que es un poco el mundo o la sociedad que estamos viviendo, donde todo lo que es aparente es lo que parece que tiene más valor. Yo cuando escribo intento escribir de lo que le pasa a la gente por dentro, no de la imagen que dé al exterior, que en general me interesa poco. A cada uno de esos personajes le pasa una cosa, hay una evolución en todos ellos. Y vidas idílicas, es verdad que todo el mundo del audiovisual suena como que es un sitio muy bonito y glamuroso, y no lo es. Pero tampoco quiere decir que sea turbio. El mundo de la tele es como todo el mundo. Hay gente buena, mala, gente con talento, sin talento... Yo creo que la gente por dentro nos parecemos todos bastante más de lo que creemos.
Habla de la tele, pero ¿siente que también se está extendiendo a las redes sociales?
Hay veces que se confunde la realidad con esa cosa que es ficción que son las redes sociales. Las redes sociales están, las asumo... Yo no tengo ni Twitter, ni Facebook... Instagram tengo pero entro poco. No sigo a nadie. Pero creo que hay un punto de ficción y de cosa de cara a la galería que no me interesa. Me produce muchísima pereza, y me parece muy llamativo que la vida de muchas personas se centre en la apariencia que da en una red social. Me parece la cosa más triste que he visto en mi vida.
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Y sin embargo, aun no siendo activo en redes, sí se ha convertido en tendencia en más de una ocasión. ¿Cómo es su relación con esa parte de las redes?
Cuando los jueves termina la tertulia de El hormiguero, alguien me dice: “En Twitter no veas la que se está formando”. Yo nunca me creo eso. Creo que es ficción. Cuando alguien me dice: “¿Has visto la que se arma en Twitter?”. La que se arma en Twitter es nada. Es ínfima. Se crean debates, hay muchísimo odio... Yo no tengo Twitter, lo primero porque no puedo prestar atención a lo que diga un señor que me odiará porque me quiera odiar. Odiar me parece un ejercicio de libertad. A mí no me sale el odio, pero ya está. Y luego hay gente que me quiere tantísimo que creo que también se pasa. Hay veces que parezco Jesucristo, y tampoco. Soy una persona normal que se equivoca todo el rato. Yo creo que Twitter es una ficción, y la gente que cree que en Twitter pasan cosas importantes se equivoca. En Twitter no pasa nunca nada importante, y todo lo que pasa en Twitter dura un día o dos y luego deja de pasar. Por lo tanto, no es relevante.
Otra de las reflexiones que podemos extraer del libro es la existencia de personas que no soportan los silencios. ¿Siente que nos pasa a menudo?
Yo soy un autor que presume de haber vivido bastante. Me nutro mucho más de lo que he vivido que de lo que he leído. Entonces, una de las cosas de las que me he nutrido es el psicoanálisis. El silencio es demoledor para algunas personas, y les da pánico el silencio. Yo, que soy un hablador casi compulsivo, me encanta de vez en cuando crear una situación de tensión en la que no se habla (risas).
¿Qué le depara ahora el futuro? ¿Tanto hablar de productoras le han dado ganas de una adaptación?
Delparaíso va a ser serie. Yo reivindico la novela. Si se lleva a serie fenomenal, pero yo reivindico la novela porque son idiomas distintos.