El Surne Bilbao Basket sigue en caída libre tras caer en Santiago (77-64)

El Surne Bilbao Basket, otrora rumboso, revoltoso y alegre, sigue en caída libre, cuesta abajo y sin frenos tras convertirse en un equipo plano, con el nivel de confianza bajo mínimos y con escasísimos recursos para generar juego. El conjunto vizcaino, debilitado aún más por la ausencia de Ludde Hakanson por unos problemas musculares, mostró ayer en Santiago de Compostela (77-64) todos los actuales defectos que carga a sus espaldas en forma de pesadísima y tormentosa mochila. Tras una primera parte decente caminando sobre el alambre, un parcial de 15-0 en el arranque del tercer cuarto le sacó del partido sin posibilidad de reenganche. No está este equipo ahora mismo para heroicidades.

El Monbus Obradoiro no tuvo que hacer nada extraordinario para ganar. Simplemente, jugar con el orden y el aplomo que le faltó a su rival, activar a sus mejores piezas y esperar el desplome en las filas enemigas. Le bastó con que Marek Blazevic -otro pívot que se luce ante los hombres de negro en esta horrible racha- se impusiera a sus pares cerca del aro, que Kassius Robertson hiciera magia en el juego uno contra uno y que Edgar Vicedo acertara desde la línea de 6,75.

Por contra, en las filas visitantes todo fue atasco e incomodidad, ausencia total de filo e ideas claras. Sin Hakanson, la defensa diseñada por Moncho Fernández se centró en obligar a soltar el balón a Adam Smith con constantes dos contra uno y el juego ofensivo vizcaino quedó seco, de nuevo incapaz de generar situaciones ventajosas para anotar más allá de las decisiones individuales del escolta estadounidense o del pundonor de Emir Sulejmanovic. Escasísimos argumentos para buscarle las cosquillas a un rival bien armado y cargado de confianza.

Decente primera mitad

Pese a que arrancó la contienda con dos pérdidas de balón en los tres primeros ataques y fue el conjunto gallego el que firmó las primeras ventajas en el luminoso (7-2), al Surne Bilbao Basket no le faltó en primera instancia arrojo para agarrarse al encuentro mejor que en citas anteriores. Con Smith anotando y habilitando a Michale Kyser en las distancias cortas, el conjunto de Ponsarnau aguantó el buen tino triplista del Obradoiro sin perder pie en el luminoso (15-14), pero la entrada de las segundas unidades benefició a los anfitriones, con Rubén Guerrero dañando la defensa bilbaina y Robertson haciendo de las suyas con un tres más uno.

El 25-20 al término del acto inaugural colocaba el foco de la mejora en la defensa y a ello se pusieron los hombres de negro, haciendo un buen trabajo sobre la primera línea de pase de los gallegos y consiguiendo robos que les permitieron correr. Un parcial de 0-6 dio la primera ventaja a los visitantes (25-26) y obligó a Moncho Fernández a parar el encuentro a 6:42 del descanso. Pero no fue capaz el Surne Bilbao Basket de dar continuidad a ese buen momento. Volvieron las pérdidas en situaciones no forzadas, un par de malas defensas frustraron el buen hacer global en ese faceta y el Obradoiro recuperó el control del luminoso.

Vicedo, con dos triples seguidos, rompió la fase de intercambio de golpes en la que había entrado el partido e impulsó a los suyos hasta el 39-33. Sulejmanovic intentó que la desventaja no fuese a más, pero un dos más uno de Blazevic, con los visitantes malgastando las faltas disponibles, hizo que el duelo llegara a su ecuador con un 42-35 que obligaba a los hombres de negro a mejorar sus prestaciones, con la defensa sobre el lanzamiento lejano de los gallegos (6 de 13 en triples) y las finalizaciones propias cerca del aro como principales aspectos sobre los que colocar el foco.

El desplome

En la reanudación, un 0-5 parecía devolver al Surne Bilbao Basket al rebufo de su rival, pero, por el contrario, fue el comienzo del desplome. Dos triples encajados, una antideportiva tras pérdida de balón, falta sobre un lanzamiento triple de Zurbriggen... En prácticamente un abrir y cerrar de ojos las costuras de los visitantes saltaron por los aires con un rotundo parcial de 15-0 y la contienda quedó muy decantada a favor de los anfitriones: 57-40. Trataron de revolverse los de Ponsarnau con un parcial de 0-6, pero faltó orden, regularidad, acierto y, sobre todo, capacidad para generar juego.

A partir de ahí, todo fue un constante quiero y no puedo para el conjunto vizcaino ante un rival que jugaba sin la más mínima presión. Al menos no se dejó ir tras acumular desventajas que llegaron a ser hasta de 18 puntos y en el cuarto final limitaron a los gallegos a solo siete puntos anotados. El problema fue que los hombres de negro, imprecisos y dubitativos, no pasaron de los doce para acumular una nueva derrota, la sexta en los últimos siete partidos en la Liga Endesa.