El Sanse logró un agónico pase a la final del playoff de ascenso a Segunda División, a pesar de caer 0-1 ante el Mérida en un encuentro disputado y tenso en Zubieta. El resultado, aunque adverso, fue suficiente para los potrillos, quienes hicieron valer su mejor posición en la tabla durante la temporada regular.
El ambiente en las gradas reflejaba la importancia del choque. Cerca de 350 aficionados del Mérida se dejaron sentir en la grada oeste, mientras que la fiel Bultzada animaba sin cesar a los txuri-urdin al otro lado del campo. Zubieta presentó una muy buena entrada con más de 1.400 espectadores. En las gradas, entre otros, se pudo ver a Bretos y Sergio Franciscp siguiendo el encuentro juntos, al igual que Imanol, quien también acudió a apoyar.
El partido comenzó rocoso, con poco dominio claro por parte de ambos equipos. El árbitro, con un criterio permisivo, pitaba pocas faltas, lo que contribuía a un juego de mucho contacto. Los primeros compases mostraron a un Mikel Goti y Luken Beitia activos, intentando desequilibrar por las bandas. Por su parte, Mariezkurrena, de espaldas a la portería, logró bajar algunos balones con acierto. La primera ocasión de peligro fue para el Mérida, con un disparo de Carlos Doncel que se marchó desviado. Sin embargo, la ocasión más clara del primer tiempo la tuvo el Sanse: un remate a bocajarro de Mariezkurrena en el área pequeña, tras un gran desmarque, fue salvado milagrosamente por el portero emeritense.
El Mérida comenzó a crecer en el encuentro. En el minuto 22, Beitia salvó un disparo peligroso de Javi Eslava que se marchó por encima del larguero. Dos minutos más tarde, Eslava volvió a ser protagonista, bajando un balón con el pecho y conectando una volea a media vuelta que Arana desvió a córner con una buena intervención. La tensión se palpaba y, en el minuto 31, el Mérida reclamó un posible penalti, pero el colegiado no señaló nada. La primera mitad concluyó con un Sanse algo inferior a un Mérida más sólido, aunque sin generar tampoco excesivas ocasiones claras.
El segundo tiempo arrancó con un Sanse más enchufado. Una ocasión clara llegó a balón parado: Marchal remató en un córner dentro del área, pero su propio compañero Astiazarán taponó el disparo. El Mérida intentó reponerse, pero los primeros quince minutos de la reanudación fueron nuevamente áridos y con pocas oportunidades para ambos contendientes.
En el minuto 57, Gorka Gorosabel dio entrada a Mikel Rodríguez buscando más mordiente ofensiva. Goti tuvo una volea dentro del área, pero le pegó con demasiada rosca al balón y se marchó por encima del larguero. La más clara del Sanse en esta fase fue un mano a mano escorado de Lander Astiazarán que Juan Palomares mandó a córner con una gran parada. Mikel Rodríguez también lo intentó con un disparo desde fuera del área.
Cuando el partido parecía estancado, un error cambió el devenir del encuentro. Al Mérida le estaba costando llegar a tres cuartos de campo, pero un fallo de Luken Beitia en un balón muerto en el centro del campo le otorgó el esférico a Javi Eslava. En el mano a mano ante Arana, Eslava falló en primera instancia, pero aprovechó el rechace para anotar el 0-1, desatando la euforia en la afición visitante.
La Real B, lejos de hundirse, intentó resarcirse con varias ocasiones desde fuera del área, mostrando una mejoría tras los cambios. Sin embargo, la mala fortuna volvió a golpear en el minuto 85, cuando Mariezkurrena vio la tarjeta roja por doble amarilla al llegar tarde a un balón. La frustración del jugador era palpable, llegando a romper su camiseta en un enfado terrible.
El tiempo reglamentario llegó a su fin con el Mérida apretando en busca del segundo gol, lo que forzó la prórroga.
Prórroga y sufrimiento
Con un jugador menos, los de Iosu Rivas optaron por echarse atrás y defender en el tiempo extra. Al inicio de la prórroga, el Mérida pidió penalti por un encontronazo dentro del área bastante polémico, pero el colegiado no lo consideró punible. El Sanse intentaba armar alguna contra, pero los emeritenses estaban bien posicionados, impidiendo las transiciones rápidas. Un balonazo de Carbonell en el área del Sanse acabó en una trifulca que el árbitro logró calmar.
La segunda parte de la prórroga mostró a un Sanse bien plantado, permitiendo muy pocas ocasiones al equipo extremeño, a pesar de la inferioridad numérica. La más clara de la prórroga llegó en el minuto 116 para el Mérida: Javi Eslava tuvo el gol de la victoria en sus botas tras un pase de la muerte, pero mandó el balón a las nubes, perdonando una ocasión clarísima.
Finalmente, el Sanse resistió hasta el último aliento. El pitido final desató la alegría en los jugadores y la afición local, conscientes de que, a pesar de la derrota, su mejor clasificación en la liga regular otorga el billete a la final del playoff de ascenso. La Real Sociedad B estará en la final, un paso más cerca del sueño de la Segunda División. Se las verá con el Nástic de Tarragona. la ida en el Nou Estadi, la vuelta en Zubieta.