El PP asume las "dificultades" con el PNV y apela en vano al PSOE para investir a Feijóo

En el largo mes que le queda por delante a Alberto Núñez Feijóo para someterse a la sesión de investidura en el Congreso, el PP necesita mantener públicamente el discurso de que su triunfo es posible y asegurar que no todo está perdido con el PNV porque, si admitiera de antemano que el portazo de los jeltzales es irreversible, estas semanas se convertirían en una travesía en el desierto y el popular podría llegar muy debilitado al pleno. Pero las declaraciones del portavoz jeltzale en el Congreso, Aitor Esteban, son tan elocuentes a la hora de rechazar cualquier operación en la que participe Vox, que el PP comienza a asumir públicamente ya las “dificultades” con el PNV. Y trata de abrir el abanico hacia otras opciones que, tras los mensajes contradictorios sobre Junts, parece que pasan ya en exclusiva por el inverosímil escenario de la abstención de los socialistas de Pedro Sánchez.

Ha sido el vicesecretario de Cultura y Sociedad Abierta del PP, Borja Sémper, quien ha reconocido este jueves que la situación es muy complicada. Eso sí, ha reducido la negativa de los jeltzales a una simple ausencia de valentía porque las elecciones vascas serán el año que viene. No lo ve como una cuestión de principios por la participación de Vox en la ecuación. Pero, en definitiva, admite que la situación es diferente y no es equiparable a la que propició los acuerdos entre el PNV y los presidentes Mariano Rajoy y José María Aznar. “El PNV está en una situación incómoda, aborda unas elecciones autonómicas el año que viene, y Bildu le está superando. Por primera vez en su historia, que yo recuerde, el PNV tiene miedo. Y esto hace que los partidos políticos tengan dificultades para moverse y para encontrar la racionalidad”, sostuvo en Radio Euskadi.

Aunque repitió que el PNV será uno de los partidos a los que interpele el PP para hacer “políticas razonables”, añadió que los jeltzales “ya han avanzado que no iban, en ningún caso, a respaldar a Feijóo, a diferencia de lo que hicieron en el pasado con Rajoy y con Aznar”. “En esta ocasión, parece que atraviesan otras vicisitudes, pero veremos. Todavía quedan unas cuantas semanas y no termina la procesión hasta que pasa el último cura”, concluyó.

¿Quiere esto decir que le niega la mayor al PNV, le rebate que Vox vaya a condicionar las políticas que pueda desplegar un hipotético gobierno de Feijóo? No. Sémper terminó admitiendo que la ultraderecha condicionará, aunque añadió que todo el Congreso será “muy relevante” y también lo serían Coalición Canaria y el PNV. La diferencia entre todos ellos, que no mencionó Sémper, es que Vox es el partido que aportaría un mayor número de escaños a Feijóo, y con el que gobierna en coalición en varias comunidades autónomas, lo que por lógica le daría mayor capacidad de influencia.

En la pelea con el PNV por el electorado más moderado, Sémper aseguró que “en la ecuación que está dibujada hoy sobre el papel no está Vox”, porque Feijóo tiene como objetivo formar un gobierno en solitario. Cuando se le recordó que Vox votará a favor de la investidura, respondió que no es tan relevante ese voto, sino que “condicionen el Gobierno”.

El PNV, "referencia vasca ineludible"

Al PNV le prometió ser la “referencia vasca ineludible”, porque el PP no alcanzará ningún acuerdo con EH Bildu, mientras que con el socialista Pedro Sánchez los jeltzales sí se tienen que disputar el protagonismo con la izquierda abertzale y su papel ha quedado “absolutamente relegado”. Y añadió que el propio PNV se ha quejado en campaña de que Sánchez no cumple los compromisos adquiridos con Euskadi. El gran elefante en la habitación que no mencionó Sémper es cómo podría influir el PNV si las leyes se negocian con Vox, porque lo que proponen ambos partidos se contradice y va en direcciones opuestas tanto en materia social (eutanasia, personas trans, memoria histórica...) como de autogobierno. Sería la cuadratura del círculo, lo que lleva al PNV a dar un portazo a esta investidura.

Sémper apostó por que el PNV “pudiera ser también muy relevante en cuanto a marcar la agenda, como socio, o como partido de referencia a la hora de sacar adelante iniciativas legislativas”. “Habrá quienes tendrán preferencia en esa relación” y, como “referencia vasca ineludible, lo sería el PNV”, a diferencia de la situación con Sánchez y Bildu.

¿Planteó guiños a los nacionalistas vascos y catalanes? En realidad, no, más allá de una apelación genérica a la agenda vasca del PNV. Sémper defendió que hay que reconducir la “política española hacia los intereses generales”, admitió que a Junts y ERC les puede ofrecer “poco” y redujo la apuesta por el diálogo a normalizar la relación tras las tensiones que había provocado este anuncio en el PP catalán, e incluso se refirió al posible uso de las lenguas cooficiales en el Congreso como una “torre de Babel” donde todos tengan que ir con pinganillo y se gasten millones de euros.

Petición al PSOE

Con todos los puentes quemados, Sémper dirigió el foco hacia el PSOE para que sea el que facilite la investidura, aunque matizó que no se dirige a “diputados díscolos” o tránsfugas porque no quiere “jueguecitos raros”, sino que se dirige a quienes también dentro del PSOE “comparten la idea de que las alternativas que hay no son buenas”, y creen que Bildu, Junts y ERC no tienen entre sus prioridades la gobernabilidad del Estado español.

Es difícil pensar en una abstención del PSOE que no pase por los tránsfugas, porque el propio Sánchez abanderó el no es no a Rajoy y produjo un cisma en el partido. Sémper insistió y recordó al portavoz socialista Patxi López que él mismo apoyó su investidura como lehendakari, y opinó que hacer depender la gobernabilidad de los soberanistas lleva a un “bucle mensual y una legislatura llena de sobresaltos”. “Allí donde ha habido necesidad de que los dos grandes partidos de referencia se pusieran de acuerdo, lo han hecho”, dijo.