Cualquiera que hablase en privado con Andoni Ortuzar en los momentos previos a la renovación de la Ejecutiva nacional del PNV en 2020 sabe que es rigurosamente cierto que, ya entonces, planteó su salida del EBB para contribuir a que surgieran nuevos liderazgos, pero le hicieron cambiar de opinión. Él mismo lo ha confesado más de cuatro años después en su carta a la militancia, con motivo del actual proceso interno. En ella, constata que hoy en día hay dos posiciones: hay quien defiende que la renovación debe ser total, empezando por su propia presidencia en el Euzkadi Buru Batzar, y otros piensan que es muy arriesgado cambiarlo todo al mismo tiempo y proponen un mix de renovación y continuidad. Por ello, él se pone a disposición del partido para un cuarto mandato, si es lo que quiere la militancia en las votaciones que arrancaron ayer en las organizaciones municipales. Y, en este momento, según diversas fuentes consultadas por Grupo Noticias, todo apunta a una transición tranquila, con Andoni Ortuzar al frente del partido, pero con el relevo de su núcleo duro en el EBB.
Ese núcleo ha estado representado, sobre todo, por Joseba Aurrekoetxea (nacido en 1960 en una clínica de Bilbao, pero natural de Portugalete), el burukide que ha estado al frente de la organización, las campañas electorales y las negociaciones políticas, y que está considerado como uno de los principales ideólogos del partido pese a su legendaria discreción; y también el burukide Koldo Mediavilla (Bilbao, 1961), el responsable del área institucional y la coordinación de la estrategia en todos los niveles administrativos, que todas las semanas realiza un análisis de la actualidad en este periódico y está claro que va a ceder el testigo. Ambos forman parte de la generación de jobuvis, el acrónimo por el que se conoce a la generación de jóvenes burukides vizcainos que ya en los albores de la democracia parecían llamados a desempeñar altas funciones en el PNV.
Hace unos meses, cuando el PNV afrontaba la renovación de las ejecutivas territoriales con la sensación de que el relevo iba a ser casi total (no en vano, solo repitió como presidente el navarro Unai Hualde), ya empezaba a circular la posibilidad de que los principales estrategas de la Ejecutiva nacional entregaran también el testigo. En este momento, se mantiene su voluntad de favorecer el cambio y el relevo. Es poco probable que, a estas alturas, puedan reconsiderar su posición y, además, todo apunta a que en el partido ha calado la idea de que es necesaria una transición y dar paso a otros referentes. Para ello, parece que se va a apostar por una transición tranquila, sin ansiedad, con un relevo importante de los cuadros, pero manteniendo a Ortuzar como ancla en todo este proceso, probablemente para un último mandato.
De esta forma se evitaría una discontinuidad total, en un momento en que ya han cambiado el candidato a lehendakari (de Iñigo Urkullu a Imanol Pradales), buena parte de la representación institucional (hay nuevas diputadas forales en Bizkaia y Gipuzkoa, Elixabete Etxanobe y Eider Mendoza), y también las ejecutivas de Bizkaia (Iñigo Ansola), Gipuzkoa (Maria Eugenia Arrizabalaga), Araba (Jone Berriozabal) e Iparralde (Pantxoa Bimboire Haritschelhar).
En la actualidad, el EBB del PNV lo conforman los cinco presidentes territoriales, Ortuzar, Mediavilla, Aurrekoetxea, Mireia Zarate como secretaria, Xabier Barandiaran como uno de los impulsores del proceso Entzunez Eraiki, Mikel Burzako y Ana Esther Furundarena. Aquí hay vacantes, una de ellas porque Maria Eugenia Arrizabalaga ya era burukide nacional cuando Joseba Egibar presidía la Ejecutiva de Gipuzkoa y, al tomarle el relevo como líder en el herrialde, esos dos puestos de Gipuzkoa pasaron a concentrarse en uno solo, además de la cuota de Barandiaran por ese territorio.
Respeto de Ansola y Goia
El proceso de votaciones arrancó este lunes aunque, por ejemplo, el alcalde de Donostia, Eneko Goia, en pleno ajetreo por la Tamborrada, recordó que su asamblea no se celebrará hasta el jueves 23. No quiso pronunciarse en público sobre su sentido de voto, porque sus valoraciones las hace por los cauces oficiales. De hecho, cuando su nombre salió a relucir como candidato alternativo para la Ejecutiva territorial, él renunció a pasar a la segunda vuelta, pero lo hizo ante la Comisión de Garantías y Control, siguiendo las reglas. Otras candidaturas sí quisieron pasar a segunda vuelta y en algunos casos criticaron las formas de hacer de la cúpula actual, en Bizkaia (David Salinas-Armendariz) y Araba (Gorka Urtaran).
Responsables del PNV han llamado en público a tomar parte en este proceso y votar en un sentido u otro, porque todas las posiciones son legítimas. Por ahora, ha surgido una candidatura alternativa, nuevamente desde Bizkaia, pero en torno a un nombre con escasa proyección, el concejal del PNV en Etxebarri Eneko Lekue. Basta con lograr el apoyo de tres batzokis para pasar a la segunda vuelta, lo que facilita que esos otros aspirantes tengan visibilidad en los medios de comunicación y en el recorrido de este proceso. La primera ronda termina el 2 de febrero y servirá para arrojar una fotografía bastante definitiva del debate.
La Asamblea General será los días 29 y 30 de marzo y ahí se aprobarán igualmente las ponencias con el proyecto político, económico y de organización con las eventuales enmiendas que pudieran salir adelante, ya que la militancia puede hacer aportaciones. Después de la asamblea y antes de octubre, tendrá lugar la reforma de los estatutos. Y la Ejecutiva no oculta que hay debate sobre el funcionamiento interno o la limitación de los mandatos, para lo que propone que, si se quiere optar a más de dos mandatos consecutivos, “se exija una mayoría de votos cualificada” en el ámbito correspondiente.
El presidente del BBB del PNV, Iñigo Ansola, aseguró en Euskadi Irratia que Ortuzar es una persona con una “gran experiencia y con contactos” y que “el cambio por el cambio no quiere decir que sea mejor”. De todos modos, añadió que siempre mostrará su “respeto” a este proceso y habrá que ver qué da de sí.
La continuidad de Ortuzar se ve desde amplios sectores como una solución natural en un contexto complejo marcado por una polarización en el Estado que no favorece al PNV, el auge de EH Bildu, y un año 2025 decisivo para negociar con Pedro Sánchez las transferencias pendientes (en cumplimiento del pacto de investidura que firmó el propio Ortuzar) y el nuevo estatus de autogobierno.