Los reconocimientos que está recibiendo Euskadi en el ámbito internacional, ya sea por la designación de Bilbao como sede del secretariado local de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, el inicio del Tour 2023 en la capital vizcaina o el premio al corredor vasco del hidrógeno, están cargando de argumentos al PNV para pedir voz en la Unión Europea. Al mismo tiempo, el lehendakari cree que se abre una oportunidad para hacer palanca aprovechando que el presidente español, Pedro Sánchez, va a asumir la presidencia del Consejo europeo en el segundo semestre del próximo año. En ese contexto, la europarlamentaria del PNV también está realizando presión pública en ese sentido. Izaskun Bilbao reclamó ayer domingo que Euskadi tenga un sitio en la futura estructura de la Unión Europea.
En una entrevista en Radio Euskadi, la jeltzale aseguró que en Europa se están lanzando debates e iniciativas, por ejemplo en el ámbito social, que Euskadi “ha reivindicado históricamente”, lo que acreditaría que Euskadi puede aportar desde su apuesta por una Europa “social y federal”. “Euskadi tiene que tener un sitio en la futura estructura europea”, dijo, para recordar después las aportaciones realizadas en el seno de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, una conferencia que desembocaría en una convención donde podrían reformarse los tratados. Bilbao recordó que no solo lo reclaman para Euskadi, sino para los territorios con competencias legislativas, las denominadas regiones constitucionales. Un total de 16 de toda Europa están unidas en la iniciativa RLEG que defiende el lehendakari.
“Queríamos que las regiones con competencias tuvieran sitio en la estructura y la gobernanza europea porque, si no tenemos en cuenta lo local y lo regional, no vamos a gestionar tan bien como podríamos hacerlo”, argumentó la eurodiputada.
Bilbao abordó otras cuestiones políticas, como el bloqueo en la renovación del Consejo General del Poder Judicial, que está dando “una imagen nefasta de la justicia española” y constituye “una anomalía a nivel europeo”. Añadió que, aunque las críticas más habituales en el panorama europeo tienen como destinatarias a Polonia y Hungría, en realidad el Estado español tampoco sale “nada bien parado”. Recordó los varapalos judiciales que ha recibido la justicia española y los pronunciamientos que han corregido decisiones como la inhabilitación de Juan Mari Atutxa o la investigación de las torturas. Además, denunció que la justicia sufre una “politización evidente”.
Por otro lado, confió en que las lenguas minorizadas se puedan utilizar en esta legislatura en el Parlamento Europeo (el Gobierno español se ha comprometido a insistir en un acuerdo con ERC que es aplicable a todas las lenguas oficiales, también el euskera). Apostó por ver con normalidad la oficialidad de las selecciones vascas de pelota y de surf, poniendo nuevamente como ejemplo las realidades de Gales y Escocia en multitud de competiciones deportivas.