“El parapente es una gozada, animo a todos a probarlo”

Actualizado hace 4 minutos

“¿Pero qué méritos he hecho?”, se preguntaba, entre risas y con su habitual modestia, la oñatiarra Tere Zubia, al recibir la noticia de que la asociación de personas jubiladas Pake Leku le había concedido este año el homenaje que, por estas fechas, se otorga a un socio o socia. La respuesta la dio el propio acto, el público que la arropó y una trayectoria vital que es, en sí misma, una lección de entusiasmo.

El presidente de Pake Leku, Miguel Ángel Kortabarria, lo expresó con claridad: “Tere representa de manera absolutamente fiel los valores y objetivos de la asociación. Cumplir años no es un obstáculo para seguir haciendo cosas. Tenemos en marcha veinte talleres y la participación es brutal, al igual que en las distintas actividades que organizamos. Tere encarna precisamente ese espíritu”, añadió durante la entrega del Pake Leku Saria en la tarde del jueves.

Tere con el cuadro creado por Iñaki Jauregialtzo 'Jaltzo'; un obsequio que celebra su pasión por el teatro Anabel Dominguez.

Nacida en 1934, esta oñatiarra pasó medio siglo detrás del mostrador del comercio de ultramarinos Uriarte, en Kale Zaharra. Una vida laboral intensa que apenas dejaba tiempo libre. “En agosto, cuando cerrábamos por la tarde, aquello era una felicidad; poder quedarme de tertulia con la familia”, recuerda. Cuando se jubiló, como ella misma dice, “cogí carrerilla para hacer todo lo que no había podido antes”. Y vaya si lo hizo.

Como pez en el agua sobre las tablas

Ese trato diario con la gente, ese saber estar y carácter abierto le han venido de maravilla para desenvolverse en público. Hoy sube a un escenario con una tranquilidad envidiable, algo que demuestra cada vez que actúa con el grupo de teatro de jubilados Ikusi Makusi, de Pake Leku, del que forma parte desde sus inicios.

La trayectoria de Tere dentro del hogar de San Juan kale es amplia. Ha participado en los talleres de joyería, punto de cruz, pintura…, y asiste también al de memoria. Maneja con soltura el 'WhatsApp', lee el periódico a diario y mantiene intacta una curiosidad que no entiende de edades. “Siempre inquieta, con ganas de aprender”, destacó Kortabarria.

El público que arropó a Tere durante el homenaje. Anabel Dominguez.

Viajar, otra gran pasión

Viajar ha sido otra de sus grandes pasiones. Ha recorrido destinos con Pake Leku, con el Imserso y por su cuenta, hasta que el cuerpo se lo ha permitido. Pero lo que realmente arrancó sonrisas y aplausos fue recordar sus aventuras más atrevidas. Con 83 años se lanzó en parapente en Sopelana. “Es una gozada”, aseguraba Tere, animando a todos a probarlo, mientras Kortabarria, en tono jocoso, aclaraba que él “no se daba por invitado”. En Capadocia (Turquía) voló en globo. Sin embargo, le ha quedado una espinita pendiente: el paracaidismo. “Pensé en hacerlo, pero cuando me enteré de los tres segundos de caída libre me asusté; se me iban a hacer eternos”, confesó entre divertidas reflexiones.

“Triple cargo”, bromeó Kortabarria. Tere, de 91 años, es madre de tres hijas, abuela de cuatro nietas y bisabuela de un biznieto. Al homenaje acudieron una de sus hijas, su hermana y otros familiares, que no quisieron perderse un acto tan especial, amenizado por las voces del coro Aloña. Como recuerdo, recibió un cuadro del artista Iñaki Jauregialtzo “Jaltzo” —un guiño perfecto a su afición por el teatro- y un ramo de flores.

Aloña abesbatza puso la banda sonora al emotivo acto. Anabel Dominguez.

"Eskerrik asko a todos"

Viuda desde hace tiempo, esta oñatiarra ha sabido llenar su vida de actividad. “Eskerrik asko. No teníais por qué haberos molestado”, declaraba, antes de añadir que, a nivel personal, todo este ajetreo le ha venido “muy bien”. Y no piensa parar. Mientras pueda, seguirá haciendo teatro, pintando cuadros, ejercitando la memoria y pedaleando cada día en su bicicleta estática –tanto que llegó a aparecer en un calendario montando en bici– y, sobre todo, viviendo con entusiasmo.

Porque si algo dejó claro este homenaje es que la edad suma años, pero no resta ilusión. Y en eso, Tere Zubia es, sin duda, una maestra.