En su interior ya albergaba una auténtica colección de colecciones. Piezas únicas -hasta 50.000 registros hay catalogados- de muy distinta naturaleza, pero con un hilo conductor: la cultura vasca. Cuando reabra sus puertas, allá por el año 2024 si todo va bien, nada será igual en este singular edificio localizado en el meollo del Casco Viejo, junto a la plazoleta de San Nicolás.
El edificio principal está vaciado desde hace meses y la intervención arquitectónica y museística planteada “es complicada” ya que unirá tres grandes módulos: Miserikordia, el claustro y el edificio Kurtze, en la esquina.
La magnitud de los trabajos tendrá su resultado evidente en los espacios expositivos. Hasta ahora se disponía de 4.000 metros cuadrados -pero solo la mitad tenían esa misión- y en el futuro se pasará a 6.400 metros cuadrados “de los que el 85% está destinado a exposición”, avanzaba Sorkunde Aiarza.
Y este hecho tendrá su impacto. Esa es la previsión que manejan desde Bilbao Bizkaia Museoak. En 2019 recibió 100.000 visitas y esperan poder duplicar esa cifra. El equipo del museo, en todas sus áreas, “se está dejando la piel”, describía Aiarza al tiempo que valoraba el compromiso del Ayuntamiento y de la Diputación. “Se han volcado en el proyecto”, resumía.
“Será un museo de primero orden. La palabra que lo define es equilibrio. Equilibrio entre el pasado, el presente y el futuro; entre lo tradicional y la innovación, equilibrio en arquitectura y museografía... Para Bilbao y Bizkaia supondrá un hito importante. Se trata de conseguir que este museo sea la puerta a la cultura vasca abierta al mundo, que sea polo de atracción a Bilbao y Bizkaia, conectado con la sociedad y con otros museos a nivel etnográfico y de colecciones”, agregaba la directora.
La riqueza y variedad de los fondos -ahora guardados en un pabellón del polígono La Cruz, en Zamudio- reflejan los distintos aspectos que conformaron la vida “y la cotidianidad de nuestros antepasados, y se mantienen abiertos y en continuo crecimiento, como la propia institución”, zanjaba. Periódicamente, alguna persona particular o asociación se pasa por allí para formalizar la donación de algún material o pieza.
La nueva configuración arquitectónica permitirá ganar "ampliamente" en exposición, enfatizaba Aiarza. Además, las formas de exponer serán más actuales. "Tenemos una colección tan amplia que nos permite ir variando, no todos los años porque no sería sostenible y ese es un criterio muy importante en la gestión de museos, pero sí cada tres o cinco años, por zonas, discursos, temas…", ha manifestado en relación a la exposición semipermanente que saludará a los visitantes.