Polideportivo

El desplome del Liverpool

Cup y la Carabao Cup, a 21 puntos del líder en la Premier y a 11 de la Champions, Jürgen Klopp vive más cuestionado que nunca
Mohamed Salah pugna con Max Kilman por el balón en el último encuentro del Liverpool, la derrota por 3-0 con el Wolverhampton.
Mohamed Salah pugna con Max Kilman por el balón en el último encuentro del Liverpool, la derrota por 3-0 con el Wolverhampton.

Donostia – Cuando el presidente del Everton, John Houlding, decidió en 1892 crear el Liverpool tras ser desahuciado de Anfield por problemas con el alquiler, probablemente jamás imaginó lo que tenía entre manos, y tampoco vivió para presenciarlo. Por ejemplo, originó el que más adelante sería denominado como El derbi de Merseyside, una de las grandes rivalidades de la historia del fútbol, el partido entre el Everton y el Liverpool, el duelo entre el equipo que más temporadas ha permanecido en la máxima división inglesa (118) y el club que más Champions League atesora en Inglaterra (5). Lideró a lo que serían dos gigantes ingleses.

El derbi de Merseyside es el derbi que más tiempo lleva celebrándose en la máxima categoría inglesa de manera consecutiva, desde la temporada 1962-63. Un reflejo de la rivalidad que sirven estos partidos es que desde la creación de la Premier League en 1992 son los encuentros con más tarjetas rojas. Es por ello que el derbi de Liverpool se ha ganado el apodo de El partido más indisciplinado y explosivo de la Premier League.

El próximo lunes, día 13, ambos medirán sus aspiraciones en Anfield. Será un derbi marcado por la necesidad: ninguno de los dos contendientes vive en la opulencia deportiva; al contrario. El Everton, aunque figura en puestos de descenso –es decimoctavo, con 18 puntos, empatado con el decimoséptimo–, ya coqueteó con la bajada de categoría la pasada temporada, cuando terminó decimosexto a cuatro puntos de la quema. Su caso, por lo tanto, no es tan insospechado.

Llama especialmente la atención la situación del Liverpool, una de las grandes sorpresas de Europa en el sentido negativo. Pese a que la liga inglesa atraviesa un proceso de posibles cambios de poderes por la entrada de nuevos propietarios que están realizando suntuosas inversiones, como son los ejemplos del Newcastle o del Nottingham Forest –ambos con 185 millones de euros de gasto este curso y el segundo con 30 fichajes realizados en los últimos nueve meses–, y eso puede añadir competencia a los grandes clubes de los últimos tiempos, el Liverpool no atiende a sus elevadas y razonables expectativas.

El subcampeón de la Premier –se quedó a cinco puntos del campeón– es décimo, a 21 puntos del liderato del Arsenal de Mikel Arteta, a once puntos de la Champions… y también a once del descenso. En 20 jornadas ha recibido más goles (28) que en toda la campaña anterior (26).

El técnico alemán atraviesa el peor momento desde su llegada a Anfield en 2015. En este 2023 solo ha logrado una victoria, la única en los siete partidos celebrados este año y teniendo en cuenta todas las competiciones. Eliminados de la FA Cup, donde defendían el título, y de la Carabao Cup, los reds depositan todas sus ilusiones en la Champions, donde aguarda el Real Madrid en los octavos de final (21 de febrero y 15 de marzo). Para ahondar la incertidumbre, en paralelo aguarda la resolución del proceso de venta del club que han abierto los propietarios norteamericanos.

Una de las explicaciones para el desplome del Liverpool puede ser la plaga de lesiones. Piezas como Van Dijk, Konaté, quienes son duda para la ida de los octavos, Luis Díaz, Jota, Firmino, Arthur, Thiago, Oxlade-Chamberlain, Matip, Keita, Fabinho, Curtis Jones… han sufrido contratiempos y por tanto alterado los planes. Con algunos de ellos disponibles, dice Klopp, el equipo podría tener cerca de cinco puntos más. Pero no los tiene. Por otro lado, la endeblez del bloque red es evidente especialmente en los compases inaugurales. Es el equipo que más tantos ha encajado en los cinco primeros minutos de partido (cinco) y antes del cuarto de hora ha recibido hasta siete. El plantel de Klopp ha empezado perdiendo en doce de los 20 partidos ligueros. Es decir, su puesta en escena es una auténtica losa.

“¿Cómo no voy a estar preocupado?”, obvia el técnico, acorralado por los malos resultados. El alemán, cuya sonrisa es icónica, ofreció síntomas de su inquietud en su última rueda de prensa, tras caer por 3-0 ante el Wolverhampton de Julen Lopetegui. Klopp se negó a contestar a un periodista cuando fue cuestionado acerca de la preparación de los partidos. “Prefiero no contestarte. Por todo lo que escribes, tú ya sabes por qué”, respondió antes de instar a otros periodistas a realizar la misma pregunta. El nerviosismo es manifiesto. Y la impaciencia señala al míster.

“No me convertí en un mal entrenador de la noche a la mañana. Nunca fui tan bueno como la gente dijo o no tan malo como algunas personas podrían pensar”, apuntó recientemente.

Las próximas fechas pueden ser decisivas para su futuro. El derbi de Merseyside, con su peso específico, la cita a continuación con el Newcastle –revelación de la Premier pese a su fuerte inversión– y la eliminatoria impregnada con tintes de revancha contra el Madrid podrían dar fin al crédito que parecía inagotable tras ganar la Champions y la liga de un entrenador que el 21 de enero celebró 1.000 partidos al frente del banquillo del Liverpool. Houlding, con todo, estaría orgulloso. Pero cierto es que Everton y Liverpool se la juegan.

2023-02-12T07:48:02+01:00
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