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El comité de empresa de Mercedes Vitoria ha convocado formalmente a toda la plantilla para secundar una serie de paros parciales que se llevarán a cabo entre el lunes 15 y el jueves 18 de diciembre, una respuesta directa ante lo que califican como un "grave deterioro" de las relaciones laborales dentro de la planta. Esta movilización se enmarca en una campaña impulsada por los sindicatos ELA, LAB y ESK, quienes han constatado un "empeoramiento general de la situación" y una alarmante situación de incumplimientos continuados por parte de la dirección de la empresa.
La decisión de iniciar esta campaña de movilizaciones responde al "deterioro alarmante" de las condiciones de trabajo y, de manera crucial, de la conciliación familiar. Los paros convocados son de una hora por turno de trabajo y buscan que la plantilla de la mayor factoría de Euskadi, que cuenta con cerca de 5.000 trabajadores, muestre su descontento ante la actual gestión. Los sindicatos que promueven esta acción colectiva argumentan que ha llegado el momento de que la plantilla y sus representantes digan "basta ya", defendiendo sus derechos frente al trato recibido por la compañía.
Respaldo mayoritario del comité
El llamamiento a los paros fue la conclusión de un pleno del comité celebrado el pasado 1 de diciembre, donde ELA, LAB y ESK presentaron una denuncia detallada sobre diversas situaciones que impactan "gravemente al conjunto de la plantilla". En la votación posterior, la convocatoria obtuvo un respaldo mayoritario: ELA, LAB y ESK sumaron 20 votos a favor, mientras que los sindicatos UGT, CCOO y EKINTZA optaron por la abstención, reuniendo nueve votos. Esta diferencia evidencia la profundidad de la división sindical respecto a la estrategia a seguir.
Los promotores de la huelga han enfatizado la urgencia de actuar ahora, advirtiendo que "esperar a la próxima negociación del convenio sería un error". Sostienen que si la plantilla no demuestra de forma inmediata el hartazgo colectivo ante los incumplimientos actuales, la dirección intentará avanzar aún más en su ofensiva durante la futura negociación. De hecho, los sindicatos ELA, LAB y ESK han señalado directamente a las organizaciones que no respaldan las movilizaciones, recordándoles que fueron precisamente ellas las que firmaron el convenio colectivo actualmente vigente, la regulación de la novena hora y la autorización para la entrada de las empresas de trabajo temporal (ETT).
La novena hora y la conciliación
La crítica más incisiva se centra en el flagrante incumplimiento de acuerdos reiterados y en la falta de compromiso real de la dirección empresarial para abordar los riesgos psicosociales que aquejan a los trabajadores. Una de las quejas centrales se dirige hacia la dirección por ignorar el sentir de la plantilla que ha manifestado su rechazo a la novena hora, mediante la recogida de firmas, especialmente en los turnos de mañana y tarde, una vez que la novena hora en el turno de noche fue anulada.
Esta novena hora es considerada una de las razones fundamentales que han desembocado en un empeoramiento evidente de la conciliación familiar y laboral. Las consecuencias directas de sumar la novena hora y el trabajo obligatorio durante los sábados se traducen en jornadas laborales de 45 horas semanales para quienes trabajan en el turno de tarde y de hasta 53 horas semanales para el turno de mañana. Esta carga horaria, sumada a la previsión de un calendario laboral en el año 2026 que no incluirá ningún puente festivo, hace "imposible la conciliación familiar y laboral" para los empleados.
Presión laboral al alza
El malestar abarca una amplia gama de deficiencias diarias y estructurales que, según el comité, afectan la calidad de vida de los trabajadores. Entre los problemas más denunciados se encuentran la denegación sistemática de disfrutes de días libres, la sensación de una presión laboral constante y el incremento palpable de las cargas de trabajo. Los sindicatos también denuncian la falta de atención al bienestar mental y a la salud de los empleados.
A todo esto se añade la creciente judicialización de las relaciones laborales. Los trabajadores también se enfrentan a problemas logísticos diarios, descritos como una "odisea diaria" simplemente para encontrar dónde aparcar o para poder utilizar el autobús de la empresa. Además, se denuncia la explotación de compañeros que son contratados a través de Empresas de Trabajo Temporal (ETT), quienes operan en condiciones desiguales con respecto al personal fijo. También se producen constantes negativas para conceder licencias legales a las que los trabajadores tienen derecho.
La preocupación se intensifica con la llegada del nuevo proyecto de la empresa, centrado en el desarrollo de un nuevo vehículo eléctrico que está previsto para el próximo año. Los sindicatos advierten que este proyecto ya está generando cargas de trabajo "excesivas" y ejerciendo "coacciones" sobre los empleados, lo que inevitablemente provoca un aumento en los riesgos psicosociales a los que la plantilla se expone. Como resultado directo de esta grave situación, se ha registrado un incremento en las bajas laborales, las cuales, según las denuncias sindicales, "sistemáticamente" no están siendo reconocidas con origen laboral.
Fechas de los paros
Los paros parciales tendrán lugar durante la última semana de producción del año en Mercedes Vitoria, ya que la actividad quedará suspendida a partir del 19 de diciembre hasta el 12 de enero de 2026. Los trabajadores detendrán su actividad de lunes a jueves de la semana próxima, siguiendo un horario específico para cada turno.
Los paros de una hora por turno están distribuidos de la siguiente forma: el primer paro se desarrollará de 13.00 a 14.00 horas; el segundo, de 14.00 a 15.00 horas; un tercer paro está fijado entre las 23.00 y las 0.00 horas; y, finalmente, el último paro de la jornada se realizará de 05.00 a 06.00 horas. El Comité insiste en que la única manera de revertir esta situación de desprecio hacia las condiciones de vida y trabajo es mediante la movilización activa y colectiva de la plantilla. La protesta busca forzar a la dirección a un cambio de rumbo inmediato en sus decisiones antes de que la ofensiva empresarial se consolide en la próxima negociación del convenio.