El cañón de Del Río vale el pase a las semifinales del Winter Series

La derecha de Julen del Río es un cañón. Pura dinamita que bien vale el billete a las semifinales del Eusko Label Winter Series. El zaguero de Gasteiz fue protagonista en el partido que decidía qué pareja pasaba a la siguiente fase y se enfrentaba a Aritz Erkiaga-Ibarluzea por un hueco en la final y que fue suspendido la semana anterior por los problemas de humedad del Jai Alai de Gernika que frenaron la contienda en el 8-7, marcador con el que se reanudó este lunes la decisiva cita.

Pues bien, a Jean Olharan y el potente guardaespaldas alavés les servía con un joko para clasificarse y lo hicieron por la vía rápida, merced, en gran medida, a la poderosa propuesta del derechista Del Río. Lo cierto es que se merendó a Rubén Bailo –suplente del lesionado David Minvielle– en el descorche, pero es que Erik Mendizabal tampoco fue capaz de buscarle las cosquillas. Entregaron demasiada pelota a placer para que Julen castigara. Huracán. Un volcán escupiendo lava. Un bombardero. Mal negocio.

Casi olvidada la pista de patinaje artístico que obligó a dar carpetazo al encuentro en su fecha inicial, un error de Bailo abrió el segundo episodio. Un derechazo atrás, un cortadón desde el nueve y otro zarpazo al rebote pusieron tierra de por medio. Todos nacidos de la diestra del alavés. Declaración de intenciones. Su brazo es un polvorín, una montaña de TNT. Arma de destrucción masiva. Olor a napalm por las mañanas. Apocalipsis Del Río. Atómico Del Río. Apenas respondieron los azules, noqueados, fuera de foco. Fue un monólogo colorado. Olharan, serio, se unió a la fiesta de su compañero con un txiktxak que puso el 15-9. En total, Julen finiquitó siete tantos en ese parcial. Bestial. Suficiente. Semifinalistas por derecho. Semifinalistas por las matemáticas. Objetivo cumplido.

Elegante Erik Mendizabal

En el segundo set, entretanto, todo parecía ir por los mismos derroteros (8-3, con gran presencia del alavés), pero Erik quiso ganarse su chapa. El elegante delantero de Mutriku reaccionó y se buscó las habichuelas en los cuadros alegres, visto que era complicado meter mano al gasteiztarra. Bailo se asentó en sus mejores momentos. Olharan, por su parte, arriesgó y vivió caras y cruces. Alternó tantos gloriosos con fallos derivados del triple salto mortal.

Y los azules, a remolque, acabaron por igualar en el cartón catorce con un dos paredes de categoría de Mendizabal. En el momento más tenso, Olharan falló de derecha y dio el 14-15 a Erik y Bailo.