Hay 20 equipos en la Primera División. Si son 25 futbolistas por cada equipo, tenemos 500 futbolistas de élite. ¿Podríamos decir el nombre de alguno que se haya declarado abiertamente homosexual? La respuesta es no. Y es que seguramente coincidiremos en que en el deporte y principalmente en el fútbol sigue habiendo homofobia. En las gradas, da igual la categoría, escuchamos día sí y día también insultos homófobos.
Este 19 de febrero se celebra el Día Internacional contra la Homofobia en el Fútbol y la fecha es por el nacimiento del futbolista inglés Justin Fashanu quien en 1990 reconoció públicamente su homosexualidad por lo que fue expulsado del equipo en el que jugaba y tras ser víctima de campañas en su contra y una acusación falsa de violación, en 1998 se suicidó.
Desde entonces "hemos evolucionado" subraya la periodista deportiva Lorena González pero afirma que sigue siendo "tabú". Los futbolistas, subraya, "son referentes para la gente joven, pueden abrir las puertas". "No es normal que solo salgan cuando ya no tienen exposición y el miedo a atravesar ese proceso", destaca.
Y es que hemos visto cómo las cosas sí han cambiado por ejemplo respecto al racismo. "Está habiendo unas sentencias porque agreden directamente a jugadores, en el caso de la homosexualidad no hay nadie que se ha declarado homosexual y no ponen su cara en defensa a esta realidad. Por eso las sanciones y medidas son más anecdóticas", afirma Aratz Castro, coordinador de Bilbao Bizkaia Harro.
En este podcast hablamos de esta realidad que sigue siendo un tabú. La palabra es silencio, remarca Lorena, autora del libro "Guarda silencio" que vio la luz el año pasado y que a través de una historia de ficción habla precisamente sobre la homofobia en el mundo del fútbol. "Sigue habiendo mucho machismo y homofobia. Está intrínseco eso de ser muy machitos, de no ser blandos", insiste.
De ahí que entiendan que es necesario también que los futbolistas heterosexuales aporten su granito de arena en opinión de Lorena. "En mi novela me baso en hombres heterosexuales que son los que más información me han dado. Ellos dicen cómo se lo tomarían. A mi ninguno me ha confesado directamente que es homosexual", reconoce.
"Es decirle que si lo decida confesar, no va a sufrir acoso ni violencia verbal ni agresiones, es allanar ese terreno donde puedan desarrollarse con libertad y tranquilidad. Es un tema educación. No me interesa con quién se acuesta cada uno", destaca.
"Más allá de si tienen o no que contarlo es si pueden hacer vida normal con su pareja sin que nadie les cuestione. Seguramente lo que hacen es ocultarse. El primer paso sería poder ir al supermercado con su pareja agarrados de la mano", explica Aratz que señala que esa imagen "se convertiría en noticia y se desvelaría eso que no quieren contar porque no está normalizado". Algo que no ocurre por ejemplo en el fútbol femenino donde las futbolistas hacen vida normal con sus parejas y reconocen abiertamente ser lesbianas.
Pero no hay que mirar tan arriba. En muchos campos donde hay partidos de fútbol entre escolares, el insulto "maricón" es recurrente, no sólo para los futbolistas sino también para los árbitros. "Es como que tenemos interiorizado que puedes decir eso como si dices idiota. Lo que hace falta es hacer campañas y es importante involucrar a equipos de referencia en el deporte élite y a organismos como Basque Team", puntualiza Aratz.