Cultura

"De pequeño siempre me imaginé de maestro"

El autor nos conduce en su nueva novela, ‘París despertaba tarde’, a los juegos olímpicos de París del año 1924, hace ahora cien años, ciudad en la que Alice Humbert se forjará su propio destino y donde hay cabida para la amistad, el amor y la moda
El escritor Máximo Huerta. / Borja Guerrero

Embarcado en la aventura literaria en todas sus vertientes, pues dedica buena parte de su tiempo a escribir pero también ha abierto una hermosa librería en Buñol (en Valencia), Máximo Huerta (Utiel, 26 de enero de 1971) vuelve a las librerías con París despertaba tarde. De estas y otras muchas aventuras ha querido hablar con nosotros.

¿Alguna vez se ha imaginado cómo sería su vida de no haberse encontrado con la literatura?

Yo me imaginaba de maestro. Siempre me imaginé de maestro de pequeño. Siempre visualicé un maestro de pueblo, porque don Melchor fue mi referente. Ahora es lector, viene a mi librería y nos conocemos, y tengo la sensación de que me he igualado a él en edad, pero fue mi maestro y yo me imaginaba así, como maestro de pueblo.

Bueno, en el pueblo se ha quedado ahora, porque ha abierto una librería. ¿Cómo está siendo la experiencia?

Pues está siendo el mayor acierto de mi vida, abrir una librería. Me he equivocado muchas veces, pero este ha sido mi gran acierto. Abrir una librería, devolver al pueblo aquello que he recibido, convertirlo en un local social, de amigos, en un punto de encuentro. Hasta parece la oficina de turismo del pueblo, porque viene mucha gente de fuera a la librería. Entonces, es una satisfacción inmensa cada día. Yo escribo por la mañana y por la tarde me bajo a la librería.

Lo ha convertido en un segundo hogar.

Sí. Además, es muy hogar, es pequeñita, tiene el teléfono de mi abuela, la radio... Todo lo que tiene es muy hogar.

Lo hizo como ministro de Cultura, a través de sus novelas, de esta librería... Hay que aportar ese granito de arena para impulsar la cultura, ¿no?

Es que la cultura es lo único que te queda. Nos vamos a morir todos, y lo único que va a quedar es el sabor de una receta, la canción, la fotografía, el cuadro, el libro... Lo único que queda de un pueblo siempre es la cultura.

¿Después de esta librería hay algún sueño que le quede por cumplir?

Pues me gustaría que alguna de las novelas se convirtiera en teatro, en un monólogo de una gran actriz... Que alguien se enamorara y la convirtieran en cine.

Son buenos sueños, como también sueña la protagonista de París despertaba tarde, su nueva novela.

Sí, es una mujer que viene del dolor, del arrepentimiento, de la culpa, y que el sueño de ser feliz es lo que la salva del dolor, del arrepentimiento, de la pobreza... Ella está en metamorfosis hacia una nueva vida. 

Todo esto ambientado en París. ¿Qué tiene la ciudad de la luz que encandila tanto a un valenciano?

No es lo que tiene París, sino cómo me siento yo en París. Lo que tiene París es la sensación que te genera cuando estás allí. La sensación de disfrute, de paz... Me siento diferente cuando estoy en París. Pero mi obsesión por los años 20 es porque me parecen deslumbrantes, ingeniosos, insolentes... Y eso ha generado en mí una obsesión hacia esa ciudad. 

Vienen de una guerra, se encaminan a otra aunque no lo saben. ¿Cómo se vive el amor en esas circunstancias?

El amor en tiempos de guerra. El olvido es necesario para vivir. Hay que olvidar para tirar hacia delante, y cuando uno viene de un dolor muy fuerte, la única solución es olvidar, brindar, bailar y sonreír. Eso es lo que hace la protagonista. Intentar olvidar, intentar volver a amar, y recomponerse. El olvido es necesario.

Aquí de todos modos no encontramos sola a Alice. Tenemos a su inseparable amiga.

Es maravillosa. Me gustaría que Kiki fuera mi amiga. Todos necesitamos a una amiga o un amigo que tire de ti en los peores momentos. 

Y otro de los personajes indiscutibles, ya lo comentábamos, es París. No podemos imaginar esta novela si no es París y los años 20.

Es que nunca una ciudad ha tenido tantos ingredientes para dejar esa huella en el tiempo. Ni Berlín, ni Londres, ni Nueva York... Nunca una ciudad ha sido tan cosmopolita en solo diez años, tan atrevida, tan vanguardista, tan deslumbrante, tan insolente... Esto no podía suceder en ninguna otra ciudad. 

Justo hace cien años se celebraban esos Juegos Olímpicos de París, que este año repiten en la misma ciudad. Cambia el contexto, pero ¿ha sido algo fortuito o premeditado el coincidir justo este año?

Yo quería culminar una obsesión por París y por los años 20. Esta novela culmina una obsesión, y quería que fuera 2024 como reconocimiento a esa gente tan vanguardista, y a esas mujeres tan valientes. 

Aquí tenemos a mujeres muy diferentes que se han enfrentado a las vicisitudes del destino. ¿Se las imagina en la época actual? ¿Cómo serían?

Nunca una mujer ha sido tan moderna como las de los años 20. Encajarían totalmente. La mujer ahí dio el paso más importante: quitarse el corsé, cambiar de ropa, llevarla ancha, fumar, tener sexo con quien quería, ligar, sentarse en la terraza con los hombres... La mujer se liberó porque durante la guerra no estaban los hombres, y ella, gracias a que ellos no estaban, se liberó, y nació la parisina, la nueva mujer. Me parecen mujeres tan modernas que podrían estar sentadas hoy aquí y estarían a nuestra altura no, por encima.

26/03/2024