Actualizado hace 5 minutos
Las botellas reutilizables de agua se han vuelto un básico diario para ir al trabajo, al gimnasio o a clase, pero muchas veces se usan varios días seguidos sin lavarlas. Aunque solo metas agua, dentro se quedan bacterias de la boca, saliva y restos que no se ven. Con la humedad constante se forma una película invisible, el llamado biofilm, que es la que acaba provocando mal olor, sabor raro e incluso moho en rincones escondidos. El riesgo es mayor en botellas con pajita, boquillas estrechas o cierres con juntas de goma, porque ahí se acumula más suciedad y cuesta más que se seque bien. Además, si la botella pasa mucho tiempo cerrada y húmeda, lo que estás guardando no es agua limpia, sino un microambiente perfecto para que crezcan bichos sin que te enteres.
Cada cuánto hay que lavarla
La recomendación más simple y segura es lavar la botella cada día que la uses. Si solo bebes agua y la dejas secar abierta por completo, podrías estirarlo a cada 24–48 horas, pero más tiempo es mala idea. Y si has metido café, té, batidos, refrescos, bebidas isotónicas o cualquier líquido con azúcar, entonces el lavado tiene que ser después de cada uso, porque esos restos hacen que las bacterias se multipliquen mucho más rápido. También conviene lavarla a diario si la botella ha estado al calor dentro de una mochila o del coche, si la usa un niño o si la llevas al deporte, porque sudor y temperatura aceleran el problema. No es cuestión de manías, sino de higiene básica: lo que te acercas a la boca varias veces al día no puede estar una semana sin limpiar.
Botella reutilizable
Cómo lavarla bien
Para el lavado diario basta con agua caliente y jabón. Llena la botella a la mitad, añade unas gotas de detergente, agita fuerte para que el jabón toque todo y frota el interior con un cepillo de botella para llegar al fondo. No te quedes solo con enjuagar: el agua por sí sola no quita el biofilm. La tapa se lava aparte, igual que las gomas, la pajita o cualquier pieza desmontable, porque es ahí donde más se acumula suciedad sin que se vea. Si tu botella es apta para lavavajillas, úsalo: mete el cuerpo y las piezas separadas y deja que el ciclo limpie a fondo. Después viene el paso clave que mucha gente se salta: secarla completamente al aire y abierta. Si la cierras mojada, al día siguiente va a oler raro aunque la hayas “lavado”.