‘Cristóbal Balenciaga’: fabular desde el rigor para comprender su misterio

“El hecho de que Cristóbal Balenciaga escondiera su persona de la mirada pública es un dato interesante”. Así comienza a explicar el actor Alberto San Juan cómo se enfrentó al reto de encarnar al modisto de Getaria en la serie que lleva su nombre, creada por la guionista donostiarra Lourdes Iglesias y dirigida por Jose Mari Goenaga, Jon Garaño y Aitor Arregi, responsables de títulos como Handia y La trinchera infinita, y que hoy estrena Disney+.

San Juan reconoce no haberse enfrentado nunca a un trabajo como el de interpretar a Cristóbal Balenciaga. Además de por el carácter del propio personaje, por haber tenido que hablar francés y por enfrentarse al mundo de la moda. “Era un mundo absolutamente ajeno para mí. No sabía nada ni del aspecto creativo o artístico ni del material, desde cómo coger unas tijeras a cómo manejar el tejido”, afirma categórico.

Pero frente a esto está la parte que reconoce le ha sido más placentera de encarnar al maestro modisto. “Sentirme cerca de su humanidad ha sido lo más accesible y cercano. Le comprendo muy bien. De alguna manera, siento que tengo una relación afectiva con él”.

COMPRENDER SU MISTERIO

Los seis capítulos de que consta la serie comienzan cuando Balenciaga presenta en 1937 su primera colección de alta costura en París dejando atrás una más que exitosa trayectoria en sus talleres de Donostia y Madrid y teniendo como clientas a las mujeres de la alta sociedad española muy ligada al poder de la época. A sus diseños les costó hacerse un hueco en un París en donde Chanel, Dior o Givenchy dominaban el mercado. Pero su empeño y su búsqueda de la perfección en la alta costura consiguieron convertirle en un referente.

Alberto San Juan alaba la coherencia de Balenciaga. “Decidió no expresar sus ideas políticas y lo mantuvo, no se pronunció jamás. Tenía claro que solamente las mujeres de la clase alta podían comprar sus diseños. No se puede estar en la cumbre de la alta costura e ir contra el orden establecido”, resume, aludiendo tanto al poder franquista como a la Francia ocupada por los nazis.

Los directores destacan que han querido comprender el misterio Balenciaga. Jon Garaño opina que “a veces es difícil distinguir dónde empieza Balenciaga como persona y dónde acaban los vestidos”, que son un personaje más en la historia. Precisamente la plasticidad ha sido un gran atractivo, a juicio de Jose Mari Goenaga. Mientras que Aitor Arregi reconoce que se han sentido especialmente motivados por “el equilibrio entre la épica y la intimidad” del gran maestro Balenciaga.