Vida y estilo

Conoce la llanada del río Alhama a su paso por Navarra

La Ribera de Navarra ha sido territorio fronterizo sometido a los vaivenes de la historia y la vega del río Alhama ha sido el escenario en el que los reinos cristianos y musulmanes medían sus fuerzas

Este año 2023 se cumple el 650º aniversario de la incorporación de Fitero a Navarra. En 1673 se resolvía una larga disputa entre Castilla y Navarra sobre a qué reino pertenecía el influyente y fronterizo monasterio cisterciense Santa María la Real de Fitero. Así, el papa Gregorio XI y el rey de Francia Carlos V ejercieron de árbitros y dieron validez a las pretensiones navarras. El rey Carlos II no tardó en hacer valer su derechos y desde entonces Fitero es la muga navarra que mira a La Rioja.

El río Alhama entra a Navarra por la Peña del Baño, donde los romanos ya aprovecharon las aguas termales que de ella manaban. Los musulmanes siguieron su ejemplo y hasta hoy, con los Baños de Fitero, a unos 4 km de la localidad que le da nombre.

El valle del Alhama, a los pies de los Baños de Fitero.

El valle del Alhama, a los pies de los Baños de Fitero. Juan Miguel Ochoa de Olza | NTM

El núcleo urbano creció a partir del siglo XII alrededor del monasterio de Santa María la Real, fundado por san Raimundo de Fitero. Este cenobio es uno de los conjuntos histórico-artísticos más importantes de Navarra. Cuenta con dos partes bien diferenciadas, la más antigua medieval y puramente monástica de los siglos XII-XIII y otra de los siglos XVI-XVII, en la que se amplia con el claustro, el palacio del abad, la hospedería y la capilla de la Virgen de la Barda.

El poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer pasó algunas temporadas en el Balneario de Fitero y frecuentaba el monasterio fiterano, convirtiéndolo en escenario de su leyenda Miserere. Esta zona inspiró otro de sus escritos, La cueva de la mora.

Cuatro rutas fiteranas

Naturaleza, historia y literatura se dan la mano en Fitero y desde los Baños de Fitero salen varios itinerarios que permiten conocer de manera completa el entorno que aúna patrimonio histórico, artístico y geológico.

La Ruta de Bécquer sigue los pasos del poeta sevillano Gustavo Adolfo Bécquer desde el hotel en el que se alojaba en los baños hasta el monasterio de Santa María la Real en Fitero. Este recorrido le inspiró dos de sus leyendas: La cueva de la mora, gruta que puede visitarse en este camino, y El miserere, que tiene como escenario el monasterio. Desviándose un poco se visita el castillo de Tudején y la elera de San Valentín o de los Frailes.

Huellas de Palafox es un corto camino que une el hotel balneario Virrey Palafox con la ermita de la Virgen de la Soledad, lugar de nacimiento de obispo y virrey de Nueva España Juan de Palafox y Mendoza. A mitad de camino se encuentra el Mirador de Fitero, una balconada sobre el valle del Alhama y con vistas sobre el Macizo de las Roscas y la Cruz de la Atalaya.

El Circuito de las Roscas parte de Fitero y recorre un paisaje producto de la erosión que ha creado columnas de bloques con forma de hogazas amontonadas de diferentes tamaños y que la posición de sol llena de matices.

La Atalaya de Olmiguete es un recorrido que sale de Fitero hasta los restos de una atalaya musulmana, que da nombre al monte Atalaya, el más alto de la zona. Forma parte de la ruta PR-NA 208 y pasa por la cueva de la Maculét y el alto del Pelón. 

Pero el escritor romántico no es el único personaje relacionado con los Baños. El que llegaría a ser obispo y virrey de Nueva España en el siglo XVII, Juan de Palafox, nació en el balneario como hijo bastardo de dos nobles y criado por una familia de sirvientes. La actual ermita de la Virgen de la Soledad se supone que es el lugar del alumbramiento. Un mirador camino hasta ese lugar se abre sobre la vega del Alhama y el monte Cruz de la Atalaya. Al fondo, la NA-160, paralela al río, lleva hasta Cintruénigo.

Llanura hacia el Ebro

Siguiendo el curso del Alhama por Navarra se alcanza Cintruénigo, otra villa ribera cuyo casco antiguo muestra que estamos ante uno de los municipios históricamente más importantes de la zona gracias al comercio de vino, aceite y lana. Recorrer sus calles permite admirar impresionantes palacios y casas solariegas barrocas, entre las que destacan la Casa Ligués y la Casa Navascués, en la calle José María Ligués, y la Casa Loygorri, actual Centro de Desarrollo e Iniciativas Sociales en la calle Barón de la Torre.

Casa Navascués es uno de los edificios más emblemáticoe de Cintruénigo.

Casa Navascués es uno de los edificios más emblemáticoe de Cintruénigo. Juan Miguel Ochoa de Olza | NTM

En cuanto a edificios religiosos son dos los que no hay que dejar de visitar, la iglesia de San Juan Bautista y la ermita de la Purísima. Esta se alza a las afueras de Cintruénigo, según se llega desde Fitero. Se trata de templo barroco del siglo XVII, como la mayoría de los grandes edificios de esta comarca. Por su parte, el templo parroquial de San Juan, en el centro histórico cirbonero, comenzó a levantarse en el siglo XVI, alargándose la obras en sucesivas ampliaciones hasta el XIX.

Volviendo a la carretera, anunciando la ciudad de Corella, la ermita del Villar, un edificio de piedra y ladrillo del siglo XVII, cobija a la patrona corellana.

Corella es otra de las poblaciones barrocas por excelencia. Ejemplo de ello son las parroquias de San Miguel y del Rosario, cuyas torres forman el reconocible skyline de la localidad. Levantadas con ladrillos en los siglos XV y XVI, han sido sometidas a ampliaciones y cambios, pero mantienen en su interior toda la exuberancia barroca.

No hay que dejar de pasar por el Museo de Arte Sacro, en el monasterio de la Encarnación, y su importante colección de imaginería renacentista y barroca.

La iglesia de San Miguel y la Casa Arrese comparten plaza en Corella.

La iglesia de San Miguel y la Casa Arrese comparten plaza en Corella. Juan Miguel Ochoa de Olza | NTM

Para quienes gusten de la arquitectura civil, la Ruta Hidalga recorre los mejores ejemplos de casas y palacios. Destacan la Casa de las Cadenas o Casa Sesma, que albergó al rey Felipe V en un par de ocasiones, también la casa en la que vivió de niño el escritor Mariano José de Larra y la Casa Arrese, apellido de la última familia propietaria tras ser Peralta, Sesma y Arteta.

Saliendo de Corella por el puente del Alhama y alejándonos de este, se toma la carretera NA-6810 en dirección a Murchante a través de un terreno llano, plagado de campos de cultivo y granjas de ganado. El objetivo es llegar a la balsa del Pulguer, una reserva natural de flora y fauna ligada a suelos húmedos y salinos. Esta laguna cuenta con un espacio específico y bien delimitado para el baño. El resto de la lámina de agua así como el espacio que la rodea son para las aves. Los ornitólogos podrán disfrutar tanto de las acuáticas como de las esteparias.

La balsa de Pulguer es un refugio ornitológico en el que también se refrescan a los vecinos de la zona, especialmente de Murchante.

La balsa de Pulguer es un refugio ornitológico en el que también se refrescan a los vecinos de la zona, especialmente de Murchante. Juan Miguel Ochoa de Olza | NTM

En la cercana Murchante se puede visitar el museo Basiano, dedicado al pintor local Jesús Basiano, paisajista excelente. También, y para dejar de lado el barroco, la iglesia de la Asunción, de mediados del siglo XX con sus metálicos ángeles negros en la austera fachada principal. Siguiendo esta idea rupturista, una visita al cabezo de San Gregorio y a su blanca ermita con merendero nos hará sentir en un cortijo además de ofrecer una buena panorámica sobre Murchante.

Para cerrar la ruta de la llanada del Alhama, la ciudad de Cascante permite encarar Fitero. Esta localidad presenta en su punto más alto la basílica de Nuestra Señora del Romero, a la que se llega a través de una espectacular y larga arquería (37 arcos y 136 m de largo) de ladrillo. Una construcción única en todo el barroco español. Y no es lo único excepcional. La Virgen del Romero que se custodia en este templo solo sale en procesión cada 25 años.

La cascantina arquería del Romero es el único ejemplo del barroco peninsular que es lineal.

La cascantina arquería del Romero es el único ejemplo del barroco peninsular que es lineal. Juan Miguel Ochoa de Olza | NTM

A los pies de este cerro se ve todo Cascante, del que destacan la torre de la iglesia de la Asunción, levantada en el XVI sobre una sinagoga anterior. Pero si se alza la vista se convierte en un mirador sobre el valle del Queiles y del Moncayo.

La carretera NA-6900 cierra la ruta llevando al viajero hasta Fitero y cerrando por el sur la llanada del Alhama.

2023-10-14T16:05:07+02:00
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