BILBAO BASKET | ¿Play-offs? ¿Por qué no?

Estar en la Copa del Rey no pudo ser, y la FIBA Europe Cup ya ha quedado atrás a las puertas de la final. Pero todavía queda temporada, y le queda la Liga a Bilbao Basket. Un último esfuerzo de algo más de un mes en el que se está hoy día en tierra de nadie pero no se renuncia a dar guerra, y por qué no, pelear hasta el final por arrebatar al Manresa, uno de sus seis últimos rivales, el octavo puesto que da derecho a disputar los play-offs por el título de la ACB.

En ellos le tocará a su dueño cruzarse con el Unicaja -temporada mayúscula la que están cuajando Ibon Navarro y su muchachada- y el Real Madrid, que comparten, solo con cinco derrotas, lo más alto de la tabla con el resto a una enorme distancia, cinco partidos, respecto a sus perseguidores. Menos, pero también considerable, es la que le separa a la escuadra de Jaume Ponsarnau de esa última plaza con premio.

En honor a la verdad cabe decir que el octeto de cabeza siempre ha parecido una quimera, pero es el estímulo que reactiva el vestuario bilbaíno en esta recta final. El desafío consiste en sumar el mayor número de triunfos posible, y a partir de ahí, ver si da. A favor no hay demasiados factores a los que agarrarse. El que más solidez presenta es el de que no hay mucho tráfico clasificatorio por medio, los aspirantes no son muchos para lo que se suele estilar. A un partido queda el Joventut, que ha destituido a Carles Durán en las últimas horas, y ante el que se tiene el basket average a favor. Además, poco que perder hay si se mira hacia abajo, pues el Zaragoza queda a dos partidos, ya ni hablar de saberse con la tranquilidad de no pasar apuros, algo que Obradoiro y Palencia pusieron muy fácil desde primeros de año.

También se contaría con ventaja en caso de empate a victorias si se alcanza al Manresa, para lo que es de obligado cumplimiento vencerle en el Nou Congost si se quiere optar a todo, y en Miribilla se ganó, y bien, durante la primera vuelta. A dos queda un Baskonia al que se le acumulan, una semana tras otra, semanas de constante exigencia, y con el que sí se tiene el average perdido, aunque se ganó recientemente en casa, con aquel triple de Kristian Kullamäe.

Esa alegría sobre el vecino, y la trayectoria europea en líneas generales, conducen a pensar en tono positivo, como también la racha liguera que se lleva, mediando la eliminación a manos del Chemnitz. Cuatro triunfos de una tacada sobre la Gran Canaria, Breogán, la referida sobre Baskonia y Joventut.

Siendo capaz de lo mejor y lo peor, de todo y de nada, en el plano negativo cabe constatar los dientes de sierra que ha mostrado ha venido mostrando el equipo a lo largo de todo el curso, con partidos perdidos ciertamente alcanzables y que ahora suponen un gran lastre, impidiendo estar más cerca. Echando ahora cuentas, escuece, y mucho, recordar el mismo envite en el Olímpic de Badalona, siete arriba a un minuto del final y aquel triple esquinado sobre la bocina desde más de veinte metros. U otras derrotas como la de Granada y, sobremanera, Palencia, gestada en la víspera de Nochevieja cuando los castellanos no ganaban a nadie.

La Champions

El panorama es el siguiente: este sábado (20.45 horas), visita al Tenerife, con Txus Vidorreta, que le gana al equipo de sus amores hasta las prórrogas, como en su última visita al Bilbao Arena; además, Obradoiro, Palencia y Barça en casa cerrando el calendario el domingo 12 de mayo, y desplazamientos a Girona y Manresa.

Acabar octavo y llegar a play-offs es, no cabe duda, muy complicado, pero ahí está. Es una posibilidad que no hay por qué desdeñar hasta que las matemáticas digan lo contrario, si es que lo dicen. Pero asimismo hay otro reto, mucho más asequible, el de ser décimo y así asegurarse, en principio, plaza para la próxima edición de la Basketball Champions League.