El documento de voluntades anticipadas (DVA), también llamado de instrucciones previas o, de forma más sintética, testamento vital, es la llave para que cualquier persona pueda manifestar su voluntad sobre los cuidados y tratamientos que desea recibir o rechazar cuando ya no sea capaz de expresarse debido al deterioro irreversible de su salud.
Euskadi cuenta con un registro de voluntades anticipadas propio desde el año 2003 y distintas vías para formalizar el DVA, pero son todavía muy pocas las personas que se han animado a completarlo.
Lo mismo ocurre a nivel nacional. De hecho, según los datos en poder del Gobierno central, poco más del 0,7% de la población española ha realizado este trámite, pese a ser fundamental a la hora de aliviar la toma de decisiones de las personas allegadas y facilitar también las tareas a los equipos sanitarios en esa parte final de la vida.